Una propuesta humilde
El sistema electoral espa?ol fue definido en el Real Decreto-ley 20/1977, de 18 de marzo, con el que se celebraron las elecciones de 15 de junio, que acabar¨ªan convirti¨¦ndose en elecciones constituyentes a pesar de que no fueron convocadas inicialmente con este car¨¢cter. Aunque en el debate constituyente se reflexion¨® sobre la conveniencia o no de mantener dicho sistema o establecer otro nuevo, se acab¨® tomando de manera impl¨ªcita la decisi¨®n de mantenerlo, decisi¨®n que se acabar¨ªa trasladando, una vez entrada en vigor la Constituci¨®n y exigida por el Tribunal Constitucional la sustituci¨®n del Real Decreto-ley por una ley org¨¢nica (STC 72/1984), a la Ley Org¨¢nica de R¨¦gimen Electoral General vigente. Los elementos definitorios del sistema electoral: n¨²mero de esca?os, tama?o de las circunscripciones, f¨®rmula electoral y barrera legal contin¨²an siendo los mismos del 77. Nada hace pensar que dicho sistema vaya a ser reformado en el tiempo en que es posible hacer predicciones.Es verdad que la Constituci¨®n, aunque no deja mucho margen, si permitir¨ªa algunas reformas. Aumentar el n¨²mero de diputados a 400 en vez de 350. Reducir el n¨²mero m¨ªnimo inicial por circunscripci¨®n de 2 a 1. Sustituir la f¨®rmula electoral de media mayor (la D'Hont) por una de resto mayor, que surte efectos m¨¢s proporcionales. Y nada m¨¢s. Pues, bien, una vez introducidas las reformas que la Constituci¨®n permite, las 34 circunscripciones en las que el PCE/PSUC primero e IU/IC despu¨¦s no han obtenido un solo esca?o desde 1977 seguir¨ªan teniendo un tama?o igual o menor al que ahora mismo tienen, no mejorando, en consecuencia, en nada la perspectiva de que IU pudiera obtener representaci¨®n parlamentaria en ellas.
No es un problema de ley electoral exclusivamente. Es un problema de Constituci¨®n. Los l¨ªmites que la Constituci¨®n impone al sistema electoral no permiten pensar en una competici¨®n electoral significativamente distinta a la que se ha producido desde 1977 hasta hoy.
Subrayar esto es una de las virtudes de la propuesta de Joaqu¨ªn Almunia a IU conocida esta semana. El secretario general del PSOE, como dec¨ªa Javier Pradera el mi¨¦rcoles, ha recordado una "realidad inc¨®moda". Pero no s¨®lo para IU, sino tambi¨¦n para el PSOE. Lo que la propuesta de Almunia viene a reconocer es que el PSOE no puede ganar en el presente y en el fututo como ha ganado en el pasado. Que los a?os 80 fueron la excepci¨®n y no la norma en el sistema pol¨ªtico espa?ol. Y que, con el sistema electoral que tenemos, la izquierda ¨²nicamente puede competir con la derecha con garant¨ªa de ¨¦xito si hay un acuerdo previo entre los partidos que la integran. En la propuesta se hace menci¨®n expresa de la debilidad ajena. Pero el presupuesto impl¨ªcito de esa referencia a la debilidad ajena es el reconocimiento de la debilidad propia.
"Juntos podemos". ?se fue el eslogan del PCE en Andaluc¨ªa en las primeras elecciones auton¨®micas de mayo de 1982. En ese momento, el PSOE, viendo el proceso de descomposici¨®n de la UCD y del propio PCE, no se tom¨® siquiera la molestia de tomar en consideraci¨®n una propuesta de ese tipo. El PSOE pod¨ªa ganar las elecciones en solitario. ?sta ha sido su posici¨®n hasta la reciente propuesta de Almunia.
"Juntos podemos". Es lo que viene a decir ahora el PSOE, dejando atr¨¢s una estrategia pol¨ªtica y electoral que ha venido poniendo en pr¨¢ctica en la pol¨ªtica nacional y en las elecciones generales desde los momentos iniciales de la transici¨®n, antes incluso de la muerte del general Franco.
Hay, por tanto, un componente de humildad muy fuerte en la propuesta socialista. Supone reconocer que sin la contribuci¨®n expresa del componente "comunista" de la izquierda espa?ola no hay garant¨ªas de ¨¦xito frente a la derecha. Eso no lo ha hecho el PSOE nunca antes. Supone incorporar un elemento nuevo a lo que ha sido la tradici¨®n pol¨ªtica socialista en Espa?a. Y hacerlo adquiriendo un compromiso para el futuro extraordinariamente fuerte. Hay en la propuesta mucho de hacer de necesidad virtud. Pero no solamente eso. Hay un reconocimiento de que la tradici¨®n comunista de la izquierda espa?ola tambi¨¦n tiene que ser tomada en consideraci¨®n en la direcci¨®n del Estado. Para m¨ª esto es, con mucha diferencia, lo m¨¢s relevante de la propuesta de Almunia.
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