El ¨²ltimo bi¨®logo
Faustino Cord¨®n, que muri¨® el 22 de diciembre de 1999 a los noventa a?os de edad, era un personaje multifac¨¦tico. En los escritos publicados en la prensa a su muerte se ha hecho referencia a buena parte de los aspectos que encarn¨® en su vida. Pero quienes, adem¨¢s de la influencia imponente de su persona, tuvimos la suerte de poder enriquecer nuestra pr¨¢ctica con su pensamiento, hemos echado de menos una referencia al significado de su trabajo cient¨ªfico y, m¨¢s a¨²n, hemos echado de menos la referencia al estrepitoso silencio con el que este trabajo fue recibido en su momento por una comunidad cient¨ªfica tan poco merecedora de este nombre como merecedores del nombre de sabios lo fueron quienes se carcajearon de las ocurrencias de Galileo.Estamos acostumbrados a llamar biolog¨ªa a cualquier actividad que pretenda extraer o aplicar conocimiento a sustancias, acciones o procesos relacionados con los seres vivos, y aunque es claro que estas actividades han proporcionado resultados innovadores -desde remedios para enfermedades a nuevas formas de producir alimentos o paliar cat¨¢strofes- que han tenido importantes repercusiones en la vida cotidiana del hombre del siglo XX, no deja de ser abusivo llamar a esto biolog¨ªa. Biolog¨ªa significa conocimiento de los seres vivos. Y lo frecuente es que los textos de esta ciencia eludan precisamente una definici¨®n de ellos y se limiten a una mera descripci¨®n de su composici¨®n y estructura. Podemos decir que la gran paradoja de la biolog¨ªa actual (a punto de terminar proyectos aparentemente tan ambiciosos como el del genoma humano) es que est¨¢ acumulando una inmensa cantidad de datos y conocimientos sin saber sobre qu¨¦.
As¨ª pues, hoy los bi¨®logos se dan por satisfechos con considerar los seres, fen¨®menos y procesos biol¨®gicos conforme a un orden de composici¨®n creciente: mol¨¦culas, organelos, c¨¦lulas, tejidos y ¨®rganos, vegetales y animales y ecosistemas. Por concentrarse en esta descripci¨®n, han prescindido del objetivo genuino del bi¨®logo: entender el ser vivo en su esencial condici¨®n de agente. Faustino Cord¨®n, para no dar palos de ciego en su trabajo de bi¨®logo experimental, fue dot¨¢ndose de un concepto claro de qu¨¦ sea un ser vivo, y lo hizo con un rigor extraordinario.
Frente a la definici¨®n de ser vivo meramente descriptiva, y, por tanto, antropom¨®rfica, que hoy impera en la biolog¨ªa, Faustino Cord¨®n se empe?¨® en lograr una definici¨®n de ¨¦ste m¨¢s objetiva (en t¨¦rminos exclusivos de la realidad) y concibi¨® al ser vivo como un agente capaz, en cada instante, de tomar noticia del contraste entre el resultado esperado y el realmente obtenido de su acci¨®n, y, seg¨²n que tal contraste le sea ¨²til o perjudicial, tantear una nueva acci¨®n que le permita aprovechar al m¨¢ximo el estado siempre cambiante de su ambiente.
Esta definici¨®n de ser vivo le llev¨® a aseverar que s¨®lo la prote¨ªna (cuya estructura y comportamiento demostr¨® que no son explicables exclusivamente por las leyes de la qu¨ªmica), la c¨¦lula y el animal son seres vivos sensu stricto. La prote¨ªna, que vive en agua quieta, aplica su acci¨®n y experiencia a manejar una a una sus mol¨¦culas espec¨ªficas mediante fuerzas intermoleculares; la c¨¦lula aplica su acci¨®n y experiencia a mover masas de agua ambiental, cuyo contenido de mol¨¦culas disueltas entrega a las prote¨ªnas de su soma; el animal aplica su acci¨®n y experiencia mec¨¢nica a gobernar la biosfera s¨®lida, l¨ªquida o gaseosa, para alimentar a sus c¨¦lulas. (El vegetal es una asociaci¨®n de seres vivos, de c¨¦lulas, que, en cuanto tal asociaci¨®n, carece de la capacidad de tomar noticia integrada de un ambiente.) Se trata de una concepci¨®n revolucionaria que pone de manisfiesto la existencia de ser vivo de nivel inferior a la c¨¦lula.
Para Faustino Cord¨®n, comprender cualquier tipo de ser vivo actual es un problema potencialmente resoluble. Opin¨® que la diferenciaci¨®n de los somas de los seres vivos en partes (organelos, c¨¦lulas, tejidos y ¨®rganos, sistemas de ¨®rganos) son la huella indeleble que las conquistas evolutivas han ido dejando en cada ser vivo (la filogenia sigue operando en los seres vivos actuales). As¨ª, si por una parte s¨®lo puede entenderse cada tipo de ser vivo actual por su proceso de origen y evoluci¨®n, por otra parte, los datos experimentales son la ¨²nica gu¨ªa para conocer el origen y evoluci¨®n de cada tipo de ser vivo. Para ello se requiere un instrumento conceptual que permita razonar su orden de aparici¨®n en el tiempo. Haciendo esto, Faustino Cord¨®n se consider¨® tributario y quiso ser heredero del rigor cient¨ªfico que permiti¨® el desarrollo de la ciencia experimental.
Como m¨¦dico pude percibir la riqueza que los datos de la bioqu¨ªmica adquieren cuando son referidos a unos agentes -en este caso, la prote¨ªna y la c¨¦lula-, que, hasta entonces, me hab¨ªan sido sustra¨ªdos, sin que los eminentes bi¨®logos que me expusieron tales datos los echaran de menos (en realidad, despu¨¦s de Darwin, los seres vivos no han sido objeto de preocupaci¨®n de los bi¨®logos). La magistral Historia de la bioqu¨ªmica de Faustino Cord¨®n, que se ha editado desglosada de su monumental Tratado de biolog¨ªa evolucionista, me hizo comprender la coherencia oculta que subyace en lo que me hab¨ªan expuesto como una sucesi¨®n casual de descubrimientos fortuitos.
Hacia 1983, Faustino Cord¨®n, con el apoyo de sus conceptos y de los datos experimentales, logr¨® por primera vez una propuesta concreta de c¨®mo, a partir de un soma constituido por prote¨ªnas asociadas, surge, instante a instante, la unidad celular que toma noticia del estado del agua que la rodea y decide la intensidad de su acci¨®n sobre ella. Dicho de otro modo, Faustino Cord¨®n hab¨ªa logrado legar a los bi¨®logos un modelo concreto de c¨®mo del soma celular surge la psique celular enfrentada a su ambiente. Este modelo de c¨¦lula, establecido en el inicio de los ochenta, como todo modelo cient¨ªfico, ofrece una capacidad interpretativa superior a la de los modelos previos (explica, adem¨¢s de c¨®mo se establece toda transformaci¨®n metab¨®lica, cu¨¢l es la funci¨®n del metabolismo, c¨®mo la c¨¦lula establece la intensidad de este instante a instante y su despliegue filogen¨¦tico); puede ser contrastado y falseado experimentalmente, y prev¨¦ resultados de experimentos por hacer, de modo que si tales resultados se confirman, la capacidad predictiva del modelo reforzar¨ªa su verosimilitud. Pero, sobre todo, este modelo de c¨¦lula -en la medida en que se acerque a la realidad- ofrece una herramienta ¨²nica para entender una cuesti¨®n esencial en biolog¨ªa que, hasta ahora, se ha ignorado: c¨®mo surge la psique de todo ser vivo desde su soma para mantenerse vinculada a su ambiente.
Se comprende la ignorancia del trabajo de Faustino Cord¨®n entre los bi¨®logos de su tiempo: su enorme capacidad creadora le llev¨® a responder preguntas que ellos no han llegado ni a plantearse. Lo que Faustino Cord¨®n nos ha dejado no es un descubrimiento (aunque de ¨¦stos hizo, y muchos), sino lo que un cient¨ªfico puede legar: un enfoque radicalmente nuevo de los hechos biol¨®gicos que a ¨¦l le permiti¨® reordenarlos e interpretarlos de un modo m¨¢s coherente y que a nosotros se nos ofrece como una herramienta de conocimiento para hacernos nuevas preguntas sobre lo que nos queda por saber.
Alberto Fern¨¢ndez Liria es profesor asociado del Departamento de Especialidades M¨¦dicas de la Universidad de Alcal¨¢ y coordinador de Salud Mental del ?rea 3 de Madrid.
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