Nacionalistas
Las fuerzas nacionalistas de Catalu?a, Galicia y el Pa¨ªs Vasco agrupadas en la llamada Declaraci¨®n de Barcelona hicieron p¨²blico ayer su compromiso de incorporar a sus respectivos programas electorales una serie de reivindicaciones compartidas. Converg¨¨ncia, Uni¨®, PNV y BNG asumen un cat¨¢logo orientado al reconocimiento del car¨¢cter plurinacional del Espa?a, en su dimensi¨®n pol¨ªtica y ling¨¹¨ªstica.El acuerdo pone el acento en las reivindicaciones concretas antes que en las declaraciones ideol¨®gicas del documento fundacional. Ya no hay, por ejemplo, apelaciones rupturistas a un marco confederal, que en su d¨ªa provocaron tanta inquietud incluso en el seno de alguno de los partidos firmantes. Ahora se trata de compartir 20 reivindicaciones, unas m¨¢s razonables que otras, y alguna bastante demag¨®gica, pero planteada sin la carga rupturista inicial. Lo que se echa de menos, ahora como entonces, es la ausencia de reconocimiento de que las nacionalidades est¨¢n dotadas de un autogobierno efectivo, lo que hace absurdo seguir hablando de opresi¨®n nacional; y un esfuerzo por dirigirse al conjunto de los ciudadanos, con argumentos compartibles, y no s¨®lo a las clientelas propias.
La idea de una disputa por parcelas de soberan¨ªa, que subyace en la mayor¨ªa de los planteamientos nacionalistas, revela que no s¨®lo los jacobinos necesitan actualizar su ideolog¨ªa de acuerdo con el pluralismo social y con la realidad de la Europa pol¨ªtica en construcci¨®n. Pero es cierto que la reforma del Tribunal Constitucional y del Senado y la mejora en el sistema de participaci¨®n de las comunidades en la formaci¨®n de la voluntad estatal ante la Uni¨®n Europea son reivindicaciones coherentes con la l¨®gica profunda del Estado auton¨®mico. Por el contrario, resulta dif¨ªcilmente compatible con equilibrios b¨¢sicos del sistema la pretensi¨®n de convertir a los tribunales superiores de las comunidades en ¨²ltima instancia judicial.
Hay un cierto voluntarismo en la pretensi¨®n de un programa com¨²n aplicable a situaciones tan diferentes; por ejemplo, en el terreno ling¨¹¨ªstico. Como tambi¨¦n es voluntarista la idea de que puedan defender lo mismo partidos pol¨ªticamente muy distantes entre s¨ª: aliados del PP junto a otros que lo consideran el enemigo principal, autonomistas con vocaci¨®n intervencionista en la pol¨ªtica espa?ola junto a abstencionistas y soberanistas de nuevo cu?o junto a ex independentistas.
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