Zozobra
Recordando al poeta, dice V¨¢zquez Montalb¨¢n en su columna Ret¨®rica que unas palabras matan y otras adormecen. Hay tambi¨¦n otras que deliran, y no sabr¨ªa muy bien cu¨¢l de esos cometidos cumplen las palabras en su art¨ªculo. La responsabilidad ¨²ltima siempre es de quien mata -es decir, de ETA-, afirma Montalb¨¢n, pero al hilo de su art¨ªculo empezamos a preguntarnos si no distingue entre responsabilidades ¨²ltimas y primeras, y si la responsabilidad ¨²ltima no ser¨¢ la responsabilidad del idiota. El responsable ¨²ltimo viene as¨ª a convert¨ªrsenos en una especie de sicario que, conscientemente o no, mata siempre al servicio de otro.Resulta muy consolador pensar en designios secretos cuyos mecanismos nunca sobrepasan el nivel de la sospecha. La teor¨ªa de que ETA favorece al gobierno de turno es muy vieja y resiste a evidencias tan en su contra como que ETA siempre ha tenido mucho que ver con las crisis de todos los gobiernos democr¨¢ticos: desde la dimisi¨®n de Su¨¢rez hasta la derrota de Gonz¨¢lez y la deriva posterior de su partido. Claro que siempre podremos afinar la teor¨ªa hasta descubrir a los aut¨¦nticos beneficiarios al fin triunfantes: la derecha pura y dura, que ser¨ªa la que mov¨ªa los hilos, primero desde la caverna y ahora desde el poder. ETA, al fin, se habr¨ªa convertido en un mecanismo electoral, en un instrumento para ganar elecciones. Y para que las gane su enemigo principal. Un argumento fant¨¢stico desde muchas perspectivas.
Ignoro las ganancias electorales que vaya a extraer el PP del ¨²ltimo crimen y de los que hayan de seguirle. Tampoco niego que vaya a tenerlas. Pero si ese es el efecto principal de la actividad de ETA, est¨¢ claro cu¨¢l ha de ser el cometido de los pacificadores y cu¨¢l el precio a pagar por la paz. El cometido consistir¨ªa en convencerlos de que est¨¢n siendo manipulados por su enemigo y trabajando a su servicio; que son tontos, vamos, y que lo mejor que pueden hacer es disolverse. El precio a pagar ser¨ªa, justamente, la derrota del enemigo, que se ver¨ªa desprovisto tras su disoluci¨®n de su principal instrumento electoral. Aunque bien podr¨ªa ocurrir que ese argumento no sirviera porque, lejos de ser el idiota de la tribu, ETA estuviera beneficiando conscientemente a su enemigo como medio m¨¢s ventajoso para conseguir sus objetivos. La verdad, no s¨¦ si estos retorcimientos son o no ret¨®ricos, pero me resultan tortuosamente improbables. Porque, siguiendo con esa cadena churrigueresca, si di¨¦ramos cr¨¦dito a la ¨²ltima posibilidad mencionada, ?cu¨¢l ser¨ªa el papel que est¨¢n desempe?ando esos otros partidos que con intenciones cuasi ser¨¢ficas est¨¢n en tregua con un enemigo -ETA- cuyo principal objetivo t¨¢ctico es ayudar al enemigo de todos ellos? ?Qui¨¦n ser¨ªa aqu¨ª el idiota de la familia?
En la zozobra posterior al crimen, se corren apuestas sobre cual vaya a ser el futuro de Lizarra y del pacto de gobierno. Estoy convencido de que ambos van a mantenerse pase lo que pase. Tratar de recomponer situaciones anteriores equivale a no querer reconocer la evidencia. Es lo que est¨¢ haciendo el PSE, que lleva meses entonando el bolero "Por una zorra me dejaste, vuelve ya", en lugar de definirse como alternativa. Todo su empe?o parece centrado en recuperar su lugarcito en el Gobierno, para parchear la pol¨ªtica ajena a fin de no verse disuelto en su marea. Objetivo tan parco s¨®lo puede tener dos significados: que el PSE es incapaz de concebir que este pa¨ªs pueda ser gobernado alg¨²n d¨ªa por un partido no nacionalista y que el PSE, en pura coherencia con lo anterior, carece de una alternativa seria y de futuro para el pa¨ªs. Elaborarla deber¨ªa ser su empe?o prioritario, dejando a un lado su complejo de monaguillo del nacionalismo y olvid¨¢ndose de propuestas rancias y dudosamente democr¨¢ticas que ya ni el nacionalismo se atreve a defender abiertamente.
M¨¢s clara tiene el PP su vocaci¨®n de alternativa. Su suerte estriba en que no necesita pensar mucho para ir ocupando un espacio cada vez m¨¢s amplio, absorbido sin necesidad de mayor esfuerzo por el vac¨ªo que van creando la insensatez de algunos y la obsesi¨®n de tocar poder de otros. Por poco que nos guste, el futuro comienza a perfilarse en torno a dos fuerzas que se instalaban antes en los m¨¢rgenes. Los que ocupaban el centro viven en la a?oranza de lo que no volver¨¢ y, obsesionados por la movilidad, se mueven a trompicones. Si no se esmeran, la verdadera movilidad quiz¨¢ hayamos de verla en quienes, volviendo a Montalb¨¢n, tienen la responsabilidad ¨²ltima y en quienes, seg¨²n los malpensados, tendr¨ªan la primera.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.