Sangre gratuita
La investigaci¨®n sobre el crimen de Pedregalejo, el brutal asesinato a tiros de dos hermanos de 19 y 29 a?os en la madrugada del Domingo de Ramos de 1999, est¨¢ a punto de cerrarse. El 21 de enero, la polic¨ªa detuvo en Madrid al ¨²ltimo de los tres supuestos autores, Fernando Fern¨¢ndez Reyes, de 28 a?os. Su captura ha confirmado algo que los investigadores sospechaban desde el principio: las v¨ªctimas fueron asesinadas por error.El m¨®vil del crimen, seg¨²n la polic¨ªa, fue un ajuste de cuentas entre bandas de peque?os traficantes. Pero los dos j¨®venes asesinados no pertenec¨ªan a ninguna. Miguel ?ngel y Jos¨¦ Antonio Ruiz Valverde no ten¨ªan antecedentes penales ni policiales. Su relaci¨®n con esta historia, en la que se han dirimido viejos odios entre asiduos a la noche y a los gimnasios, era meramente circunstancial: Miguel ?ngel, monitor de gimnasia, hab¨ªa hecho cierta amistad a trav¨¦s de su afici¨®n a las pesas con otro joven cuyas iniciales son J. O. Eso fue lo que les mat¨®. "Fueron a por ellos porque los identificaron como gente de gimnasio", afirman fuentes cercanas a la investigaci¨®n. Una macabra casualidad que ha dado lugar a todo tipo de hip¨®tesis siempre en detrimento de la imagen de las v¨ªctimas. Ahora, la familia s¨®lo quiere olvidar: "B¨²squense la vida. Nosotros no tenemos nada que decir", espetan.
La verdadera historia de esta confusi¨®n macabra arranca en diciembre de 1998, en el barrio malague?o de El Palo, donde han vivido siempre sus protagonistas. En esta fecha, Luis Fern¨¢ndez Reyes, hermano de dos de los detenidos, Fernando y Francisco, fue brutalmente agredido por un grupo de encapuchados. Uno de ellos se descubri¨® la cara antes de rematar la paliza con tres disparos en las piernas de su v¨ªctima. Luis, que pas¨® largo tiempo recuper¨¢ndose en el hospital, lo identific¨® como J. O.
J. O. fue detenido por la agresi¨®n. Pas¨® tres meses en la c¨¢rcel y sali¨® en marzo, una semana antes del asesinato de los hermanos, que se consum¨® en la madrugada del d¨ªa 28. Los Fern¨¢ndez Reyes se enteraron de su regreso a la calle, y comenzaron la cacer¨ªa. Primero cayeron Miguel ?ngel y Jos¨¦ Antonio, acorralados y acribillados en su coche en un callej¨®n sin salida del barrio de Pedregalejo. D¨ªas despu¨¦s se produjo un tiroteo en un gimnasio de El Palo. Los asaltantes eran los mismos que mataron a los hermanos. Pensaban que encontrar¨ªan a J. O., pero ¨¦ste llevaba un a?o sin aparecer por all¨ª.
La cacer¨ªa se interrumpi¨® en la primera semana de abril. El menor de los hermanos Fern¨¢ndez Reyes y otro joven de la banda, J. A. F. C., fueron detenidos en un control rutinario de veh¨ªculos en Estepona. Llevaban encima dos rev¨®lveres del calibre 38 y tres pistolas de 9 mil¨ªmetros Parabellum. Algunas de estas armas se identificaron como las utilizadas en el asesinato de Miguel ?ngel y Jos¨¦ Antonio. Tambi¨¦n se detuvo esos d¨ªas a un polic¨ªa local de M¨¢laga, por encubrir a la banda. Ah¨ª cesaron los tiros. Fernando Fern¨¢ndez Reyes se evapor¨® y estuvo unos meses desaparecido. El pasado d¨ªa 21, la polic¨ªa desarroll¨® una operaci¨®n para desarticular una banda de ladrones de joyas chilenos. Fernando estaba con ellos. Los agentes no sospechaban que hab¨ªan matado dos p¨¢jaros de un tiro, pero se empezaron a oler algo porque el detenido, muy nervioso, se lanz¨® contra una pared y restreg¨® las yemas de los dedos hasta herirse tratando de borrar sus huellas dactilares. Los Fern¨¢ndez Reyes son una saga larga, aunque no todos los hermanos han tenido problemas con la justicia. Los que los han tenido se dedicaban al tr¨¢fico de drogas, aunque no a gran escala. Pero son peligrosos. "No tienen ning¨²n problema en tirar de navaja o de rev¨®lver, ninguno", recalca alguien cercano a la investigaci¨®n. Lo que no consta es que se dediquen a vigilar locales nocturnos.
J. O., en cambio, s¨ª se ha dedicado a eso. El control de la puerta de los locales conocidos como after hours garantiza un punto de distribuci¨®n de drogas. Ellos controlan a quien entra y sale, deciden qui¨¦n vende y qui¨¦n no. En el ambiente de la noche se cree que el origen de la disputa que acab¨® con el doble asesinato fue un pinchazo que un Fern¨¢ndez Reyes propin¨® a un cliente en un local controlado por J. O. ?ste se ha labrado una fama de mat¨®n entre la gente que frecuenta las discotecas. "Est¨¢ loco. Yo lo he visto dejar a tres tipos listos en peleas distintas", dice el camarero de uno de estos locales. Un mat¨®n que alimenta su leyenda cultivando sus m¨²sculos en los gimnasios, donde tambi¨¦n le tienen p¨¢nico. En los gimnasios conoci¨® a Miguel ?ngel Ruiz Valverde. Una amistad que desemboc¨® en un terrible ba?o de sangre.
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