Solas

Cuando sonaron sus nombres salt¨¦ del sill¨®n de casa. Los Goya concedidos a los integrantes de esta magn¨ªfica y actual pel¨ªcula supone el premio a una forma diferente de entender la vida y el arte. Benito Zambrano, Ana Fern¨¢ndez, Carlos ?lvarez y Mar¨ªa Galiana, por citar a los premiados, han exportado una imagen y un concepto de Andaluc¨ªa que valen m¨¢s que diez "Fitur" o que dos campa?as p¨²blicas de publicidad. Cuando la veterana actriz y todav¨ªa profesora de Secundaria Mar¨ªa Galiana respond¨ªa a las preguntas de Hilario Pino en la entrevista de CNN-Plus dejaba ver una actitud ante el arte muy distinta de las manidas poses de los personajes de nuestro espect¨¢culo. Le preguntaba el entrevistador: "?Cree usted que esta pel¨ªcula Solas podr¨ªa haberse basado en otro lugar que no fuera Andaluc¨ªa?". "Indudablemente", contestaba la premiada actriz.Y as¨ª es: el gran m¨¦rito de Zambrano es que eleva a la categor¨ªa de arte una situaci¨®n particular, un problema humano que, por encima de razas, naciones y particularidades, afecta a cualquiera de nosotros, y especialmente a la mujer. Cuando uno cierra los ojos tras la ¨²ltima secuencia del cementerio, ha comprendido y ha visto pasar delante de sus ojos el drama y el arte de la vida. La madre y la hija son eso, madre e hija de cualquiera de nosotros, pero convertidas en s¨ªmbolos universales del drama humano. La originalidad conquistada por el director est¨¢ en haber utilizado el lenguaje y la pl¨¢stica de la actual Andaluc¨ªa, sin folclorismos, sin arquetipos que busquen una artificial y falseada imagen de esta tierra.

Me alegran estos galardones a Solas. En primer lugar por las personas premiadas. De algunas de ellas me considero amigo y compa?ero por bastantes cosas. Pero tambi¨¦n me alegro porque es premiada una imagen de Andaluc¨ªa actual, universal. Y no viene mal que, ahora que va a comenzar una nueva campa?a electoral, piensen los partidos que aspiran a captar nuestro voto cu¨¢l es y c¨®mo es esta Andaluc¨ªa que ha triunfado en Barcelona y en Tokio. Por cierto, ha triunfado sin necesidad de subvenci¨®n oficial y sin recurrir a los trucos de la postmodernidad. Toda una lecci¨®n.

JAVIER ARISTU