La lengua de las mariposas
JAVIER MINA
Arnaldo Otegi se siente molesto, muy molesto, hastiado porque el PNV y EA le exigen "no sabemos qu¨¦ pinitos sem¨¢nticos para mantener no sabemos qu¨¦ tipo de alianzas". Poco saber parece para un l¨ªder. Sin embargo, quisiera centrarme menos en la sabidur¨ªa de los pol¨ªticos (?) que en la sem¨¢ntica. No hacen falta excesivos conocimientos sobre los significados de las palabras, pues ¨¦se es el modesto cometido de la sem¨¢ntica, para comprender qu¨¦ hay detr¨¢s de asesinato, ETA y condena, pero, por si acaso, pondr¨¦ un ejemplo: condeno el asesinato y le pido a ETA que se disuelva sin m¨¢s dilaci¨®n ni condiciones. Esta frase ha sido conjugada no s¨®lo por el que suscribe, sino por millones de hablantes sin que ninguno tuviera dudas sobre el alcance de la misma; por lo tanto no es de recibo que desde EH se aduzca ignorar qu¨¦ se le exige (y no s¨®lo por parte del PNV o EA). Claro que a lo mejor se trata de una cuesti¨®n de ideolog¨ªa y no de sem¨¢ntica.
Curiosamente, esta ceremonia de la confusi¨®n parece constituir la pauta del nacionalismo desde que los terroristas (sin¨®nimo de ETA) volvieran a asesinar. Empezar¨¦ por dejar claro que el PNV y EA lo condenaron sin paliativos en tanto que EH -?qu¨¦ dijo HB?- se limit¨® a lamentar una muerte en unos t¨¦rminos que, si bien representaban una ruptura con la antigua ret¨®rica de gudaris, eran m¨¢s propios del vocabulario cl¨ªnico: a Pedro Antonio Blanco parec¨ªa haberle matado un virus. Dicho esto, me gustar¨ªa examinar las andanadas verbales con que los muecines del PNV vienen zahiriendo signos y significados. La m¨¢s chusca procede, c¨®mo no, del sin par Arzalluz, que manifest¨® estar rodeado por gente "cuya palabra no tiene mayor caducidad que un yogur", expresi¨®n pasmosa donde las haya, a menos que se refiera a los suyos, pues todav¨ªa resuenan las declaraciones en que Egibar manifest¨® que un atentado representar¨ªa semejante fracaso para su partido que acarrer¨ªa cambios de alianza y supondr¨ªa relevos en la cabeza del mismo, entendiendo por ella la suya y la de Arzalluz. Pero si con lo del yogur -?qu¨¦ hay de ese plebiscito que unas veces es para ayer y otras para nunca?- se refer¨ªa al mundo no nacionalista, choca que lo tome por una veleta cuando siempre lo ha tenido por un pe?¨®n inm¨®vil.
Y qu¨¦ decir de la desfachatez del mismo Arzalluz cuando acusa al PP y al PSOE de ir "de perseguidos" y necesitar de "los actos de violencia callejera", estando en su mano como est¨¢ quitarles los argumentos, ya que le bastar¨ªa con poner t¨¦rmino policial a la kale borroka, pues no en vano su partido dirige un Gobierno y una polic¨ªa. El mariposeo sem¨¢ntico alcanza su culmen con ese regreso a un victimismo que no se corresponde con el poder que detentan y que se manifiesta en ese sentirse acosados y linchados por todo el mundo, un mundo, por cierto, que ni les quema nada ni les apedrea ni les amenaza ni les pinta dianas en los lugares de trabajo. S¨®lo alguien con una ca¨ªda de ojos como la de Egibar puede decir sin pesta?ear que los verdaderos condenados por el atentado "no han sido ETA ni EH, sino el PNV". A lo mejor resulta que nos hallamos en el Pa¨ªs de las Maravillas de aquella Alicia que, alarmada por la opini¨®n del ovoide Humpty Dumpty sobre que las palabras significaban lo que ¨¦l quer¨ªa, trat¨® de rebatirle aduci¨¦ndole: "La cuesti¨®n es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes", a lo que el mal¨¦volo huevo parlante le espet¨®: "La cuesti¨®n es saber qui¨¦n es el que manda".
Cierto, ¨¦sa es la cuesti¨®n y todo este devaneo sem¨¢ntico s¨®lo demuestra que el PNV, una vez consolidado internamente gracias a su estrategia ambiguo-soberanista, se siente tan fuerte que, adem¨¢s de creerse por encima de EH-HB, le importan muy poco las consecuencias de su matrimonio con Otegi (incluso el castigo en las urnas podr¨ªa ser compensado por la propia abstenci¨®n de EH), puesto que un nacionalismo unido, pero sobre todo encabezado por el PNV, jam¨¢s ser¨¢ vencido. Cara a ese noble fin y al ma?ana en que el PNV consiga -en calco irland¨¦s- que HB solicite el cese a ETA, ?qu¨¦ pueden importar cuatro palabras mal dichas o cinco zarandeos a quien no piensa igual?
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