Jabegote: hombre de la costa
MANUEL ALVARAs¨ª llaman en M¨¢laga no al "pescador que tira de la j¨¢bega", sino al trabajador en las cosas de la mar, m¨¢s que al jabeguero y, por extensi¨®n, al hombre de pueblo malague?o. La explicaci¨®n no es dif¨ªcil: todo procede de j¨¢bega, que tampoco anda bien definido. Creo que el diccionario acad¨¦mico explica con precisi¨®n: j¨¢bega, "red de m¨¢s de cien brazas de largo, compuesta de un copo y dos bandas, de las cuales se tira desde tierra por medio de cabos muy largos". De ah¨ª el jabeguero o "cada uno de los hombres que tira de los cabos de la j¨¢bega".
Cualquiera pensar¨¢ en el car¨¢cter peyorativo que tiene el derivado, y creo que estar¨¢ en lo cierto. Un investigador asentado en Holanda, B. D. Vidos, public¨® en 1939 un libro de largo t¨ªtulo, Storia delle parole marinetesche italiane passate in francese, etc¨¦tera. De ah¨ª hemos de partir si queremos estudiar la historia de la j¨¢bega. Porque el ¨¢rabe xabbat, nave, y su pariente xabaka, red, deben andar entremezclados en el destino del arte de pesca.
Resulta curioso pensar que la m¨¢s antigua documentaci¨®n de alguno de estos derivados es muy de tierras adentro: en unos inventarios aragoneses hay exabegas de c¨¢?amo que para m¨ª son herpiles, lo que hace pensar en una antig¨¹edad mayor del t¨¦rmino. Tenemos, pues, una voz antigua, que se document¨® m¨¢s tarde y cuya presencia est¨¢ en libros de Am¨¦rica.
De 1551 es la Segunda parte del Lazarillo de Tormes, en la que el nav¨ªo del h¨¦roe, camino de Argel, naufraga y el muchacho es convertido en at¨²n. Al final de la novela el p¨ªcaro atunero fue capturado en las almadrabas que el duque de Medina Sidonia ten¨ªa en Conil. Cuando los jesuitas decidieron misionar a esos pillos que viv¨ªan en las costas del duque, nos dan alg¨²n texto muy notable en el que se mezclan j¨¢begas, y con ellas atunes y tiburones a los que deb¨ªa atender el celo de los hijos de San Ignacio. All¨ª, en un texto af¨ªn, se documentan los "jabegueros y gente com¨²n de la pesquer¨ªa".
En 1923, Miranda y Rivera describi¨® minuciosamente La pesca del at¨²n en Espa?a y muestra ingenios como los que utilizaba la Casa de Medina Sidonia en Conil, Zahara y Tarifa. Lo curioso es que esta informaci¨®n, como la que se recoge en la Enciclopedia General del Mar, es muy precisa en todos sus extremos. A?adamos: el cabo del que se hala la j¨¢bega es rein¨¢ (Ayamonte), gayo (Palos), cabomar (San Fernando, Algeciras, etc¨¦tera), orcera (M¨¢laga) y traya (Almer¨ªa, Motril).
De j¨¢bega salieron derivados en abundancia. Se pens¨® en grandes empresas de investigaci¨®n y la tenemos en el Atlas Ling¨¹¨ªstico de Andaluc¨ªa. Hay mucha documentaci¨®n por m¨¢s que los datos disten de ser completos. Sepamos que j¨¢bega pas¨® a ser "una embarcaci¨®n" y prosper¨® -he aludido a ello- entre los p¨ªcaros del Mediod¨ªa. Muy lejos hemos venido desde nuestro punto de partida, pero -una vez m¨¢s- las palabras de hoy tienen un desarrollo extraordinario en la lengua brillante de nuestro pueblo.
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