Un jurado brit¨¢nico condena a cadena perpetua a un m¨¦dico por matar a 15 pacientes
La polic¨ªa sospecha ahora que el 'Doctor Muerte' acab¨® con la vida de 150 ancianas
El m¨¦dico brit¨¢nico Harold Shipman, alias Doctor Muerte, pas¨® ayer a los anales la historia criminal del Reino Unido tras ser declarado culpable de la muerte de 15 mujeres de Manchester. Su lugar como el m¨¢s prol¨ªfico asesino en serie brit¨¢nico qued¨® garantizado durante la s¨¦ptima jornada del juicio, que culmin¨® ayer con 15 sentencias a cadena perpetua aparte de cuatro a?os por falsificar el testamento de una de sus v¨ªctimas para quedarse con una herencia de 350.000 libras esterlinas (96 millones de pesetas). La polic¨ªa cree ahora que Shipman podr¨ªa haber aniquilado a 150 pacientes.
Enfundado en un traje marr¨®n a rayas, el barbudo m¨¦dico de 53 a?os no movi¨® una pesta?a cuando el juez de la corona ley¨® el veredicto del jurado tras 33 horas de deliberaciones en Hyde, no lejos de donde Shipman manten¨ªa su consultorio en la calle principal del apacible pueblo cercano a Manchester. Familiares de las 15 ancianas presentes en la corte rompieron en aplauso y llanto durante la lectura de la sentencia de uno de los casos m¨¢s seguidos de la historia judicial del pa¨ªs. Esposado y sin emoci¨®n visible, Shipman abandon¨® la sala rumbo a la c¨¢rcel de la que nunca saldr¨¢ vivo.Fue un sobrio ep¨ªlogo a uno de los m¨¢s truculentos casos de maldad comparable a la implacabilidad de Jack El Destripador, supuestamente m¨¦dico tambi¨¦n, y otros pasajes igualmente siniestros en la historia criminal del Reino Unido. A¨²n as¨ª, el caso no est¨¢ del todo cerrado: los investigadores sospechan que el n¨²mero de v¨ªctimas podr¨ªa superar al centenar si se tiene en cuenta una observaci¨®n del equipo forense que estudi¨® desde el a?o pasado la muerte de al menos 136 ancianas que acud¨ªan peri¨®dicamente al consultorio de Shipman. La polic¨ªa dijo ayer que quiz¨¢ el n¨²mero de v¨ªctimas pueda elevarse hasta las 150.
Shipman ten¨ªa alrededor de 3.000 pacientes. Un tercio de ellos eran mujeres que hoy descansan en el cementerio o cuyas cenizas han sido desparramadas tras incineraciones a las que acudi¨® el propio Shipman en su calidad de m¨¦dico de cabecera.
Shipman fue desemascarado poco despu¨¦s de la muerte de Kathleen Grundy, la ex alcaldesa de Hyde que muri¨® el a?o pasado, a los 81 a?os. Las sospechas emergieron cuando la hija de la difunta, una abogada llamada Angela Woodroof, detect¨® una apreciable cantidad de errores en la firma de su madre. Llam¨® a la polic¨ªa, que m¨¢s tarde descubri¨® que el testamento hab¨ªa sido escrito en la m¨¢quina de Shipman. Ello lanz¨® a la polic¨ªa a buscar otras pistas en el consultorio y ¨¦stas brotaron casi al un¨ªsono.
El doctor Shipman administraba sobredosis de morfina a sus pacientes y luego acud¨ªa a certificar la causa de las muertes a "razones naturales dada la vejez de las pacientes". El "buen doctor" era, pues, el prototipo del asesino que, con una jeringuilla en una mano y borradores de testamentos en la otra, acud¨ªa a las casas de sus pacientes para cometer sus cr¨ªmenes movido por razones que permanecen todav¨ªa en el misterio.
Shipman, seg¨²n fuentes policiales, pudo haber sido arrestado antes de completar su lista de asesinatos. Inicialmente, la polic¨ªa rehus¨® revisar sus informes, pero cuando el caso salt¨® a la luz descubri¨® que sus anotaciones acerca de sus pacientes hab¨ªan sido convenientemente alteranadas. Shipman no era un experto en ordenadores. Por eso no se molest¨® en cambiar el disco duro de su m¨¢quina, donde los textos originales permanecieron invariables y, por lo tanto, mantuvieron la huella de que hab¨ªan sido adulterados para enmascarar sus cr¨ªmenes.
"Perversi¨®n calculada"
"Ha llegado la hora de dictar la sentencia por sus atroces, abominables cr¨ªmenes", declar¨® el juez con la mirada clavada en el rostro de Shipman. "A fin de conseguir sus aberrantes y malvados objetivos, aprovech¨® la ventaja de condici¨®n de m¨¦dico, abus¨® groseramente de la confianza de sus pacientes. Todas y cada una de las v¨ªctimas fueron sus pacientes. Y usted las asesin¨® con una perversi¨®n calculada, a sangre fr¨ªa, una perversi¨®n de sus habilidades como m¨¦dico", declar¨® el juez.
Tambi¨¦n ahora se ha sabido que Shipman tuvo problemas de adicci¨®n a las drogas en su juventud. Su afici¨®n a la morfina le vali¨® una sentencia condenatoria y la expulsi¨®n del primer centro en el que trabaj¨®. A este respecto, Shipman ha dicho que siempre se ha sentido fascinado por la farmacolog¨ªa. La opini¨®n p¨²blica brit¨¢nica se pregunta c¨®mo el sistema sanitario ha sido incapaz de desenmascarar antes a un elemento tan peligroso.
Nadie anoche podr¨ªa explicarse los m¨®viles que llevaron a Shipman a convertirse en un asesino. ?Un desarreglo mental? ?Una arrogante sensaci¨®n de controlar y determinar el poder de decidir entre la vida o la muerte?
Respuesta exacta no exist¨ªa en el inmediato efecto de la conclusi¨®n del caso Shipman. Los psic¨®logos no descartan la teor¨ªa de que la muerte de su madre, cuando Shipman pasaba por la pubertad, pueda encerrar el secreto de un resentimiento gradualmente magnificado hasta la conversi¨®n de Shipman en "el doctor muerte".
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