Europa se instala a la sombra del d¨®lar estadounidense
Nadie cuestiona en Europa que el euro es un proyecto a largo plazo. Es el cambio m¨¢s importante en la Uni¨®n Europea desde la ca¨ªda de las fronteras comerciales y la creaci¨®n del mercado interior. Pero su importancia pol¨ªtica y sus expectativas de futuro apenas restan amargura a su primer cumplea?os. Un a?o despu¨¦s de nacer y dos a?os antes de circular por los bolsillos de los europeos, el euro ha vivido su primera crisis a la sombra del d¨®lar.Hace un a?o, los mandatarios de la Comisi¨®n Europea, con el entonces comisario de Asuntos Monetarios, Yves-Thibault de Silguy, a la cabeza, presum¨ªan de la capacidad del euro para cotizar por encima del d¨®lar. Subrayaban entonces las enormes cantidades de reservas en d¨®lares acumuladas en las haciendas nacionales de los Estados miembros y la necesidad de gestionar con prudencia su reconversi¨®n a euros. Se trataba de vender d¨®lares poco a poco para no hundir la cotizaci¨®n internacional del billete verde.
La realidad es, hasta ahora, muy diferente. Desde su nacimiento, el 1 de enero de 1999, el euro ha traspasado hacia abajo su valor paritario frente al d¨®lar tras caer su cotizaci¨®n en un 16,7%. Hace un a?o un euro costaba 1,16675 d¨®lares. Anoche bastaban 0,9748 d¨®lares para adquirir la moneda europea.
Tanto los l¨ªderes pol¨ªticos europeos como los altos funcionarios comunitarios responsables del euro, afirman que la depreciaci¨®n del euro no es en s¨ª mismo mala para la econom¨ªa real europea. Al menos a corto plazo.
Pero m¨¢s all¨¢ de las consideraciones de pura coyuntura econ¨®mica, la subida de tipos de inter¨¦s acordada ayer ha sido un s¨ªmbolo de hasta qu¨¦ punto el euro vive a la sombra del d¨®lar y quiz¨¢ un indicio de que Estados Unidos quiz¨¢ no es tan neutral como algunos han pensado siempre frente a la divisa europea.
"Las declaraciones que hice de ninguna manera apuntan a una reacci¨®n de p¨¢nico", afirm¨® ayer el presidente del Banco Central Europeo, Wim Duisenberg, para intentar convencer de la banalidad de la medida acordada. O al menos dar la sensaci¨®n de que ha sido una decisi¨®n casi rutinaria. Pero la subida de tipos ha llegado justo 24 horas despu¨¦s de que acordara una medida similar la Reserva Federal norteamericana. El euro y el d¨®lar se han encarecido ambos 25 puntos b¨¢sicos. La gran diferencia est¨¢ en que el d¨®lar lo hace con el respaldo de una econom¨ªa que crece al 5,8% y el euro encarece su inter¨¦s para frenar su ca¨ªda.
El arrogante Duisenberg que hace un a?o se permit¨ªa desafiar al presidente de la Rep¨²blica francesa parec¨ªa ayer algo m¨¢s humilde, intentando convencer a los mercados de que el respaldo al euro tiene como principal objetivo controlar los problemas de inflaci¨®n. "Creo que hemos preparado a los mercados lo suficientemente bien como para que tuvieran una expectativa justificada de que algo pasar¨ªa. No creo que la decisi¨®n de hoy haya sido una sorpresa para ninguna de ustedes", declar¨® con cierta sorna.
Pero nunca se sabr¨¢ si el Banco Central Europeo hubiera acordado la subida de ayer si la v¨ªspera no hubiera subido el inter¨¦s del d¨®lar. Detr¨¢s de las palabras de alerta de Duisenberg, el pasado lunes, se abr¨ªan las puertas a una subida de tipos de inter¨¦s, pero ¨¦l mismo parec¨ªa querer apostar por una correcci¨®n dentro de dos semanas y s¨®lo en el caso de que el euro siguiera cayendo. Y eso, la ca¨ªda, es lo que habr¨ªa ocurrido si adem¨¢s del potencial de atracci¨®n de sus perspectivas econ¨®micas el d¨®lar hubiera sumado la atracci¨®n adicional de 25 puntos b¨¢sicos de inter¨¦s frente al euro.
Los expertos no acaban de explicar la fortaleza del d¨®lar. La mayor¨ªa se refieren al espectacular crecimiento econ¨®mico ininterrumpido desde hace casi un decenio. Muchos advierten de que esa fortaleza continuar¨¢ durante todo el a?o 2000 porque en un a?o de elecciones presidenciales y en Estados Unidos un d¨®lar fuerte es un s¨ªmbolo de poder. Cada vez hay m¨¢s analistas que ven en el engorde del d¨®lar una apuesta por las expectativas de futuro de la primera potencia pol¨ªtica del mundo y en particular por su ventaja comparativa en materia de telecomunicaciones y nuevas tecnolog¨ªas.
Mientras tanto, Europa prefiere vivir c¨®modamente instalada a la sombra de su competidor, convencida de que su fortaleza pol¨ªtica, econ¨®mica y cultural har¨¢ lo necesario en el momento oportuno. El euro, razonan, sigue siendo un proyecto a largo plazo. Su valor no se mide en dinero. Su valor es, sobre todo, pol¨ªtico.
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