Un proceso con principio y sin final
De la privatizaci¨®n de Babcock & Wilcox se conoce el principio, pero parece que no tiene final. En 1980, Fernando Abril Martorell, vicepresidente del Gobierno con Adolfo Su¨¢rez, incorpor¨® al INI (Instituto Nacional de Industria) la hasta entonces privada, y ya en p¨¦rdidas, Babcock & Wilcox. La empresa vizca¨ªna de bienes de equipo vivi¨® en p¨¦rdidas entre 1976 y 1990. La vuelta a los beneficios, gracias esencialmente a los encargos de otras empresas p¨²blicas, dur¨® poco, hasta 1995. Desde entonces se han acumulado las p¨¦rdidas y en 1997, cuando las cosas no eran a¨²n dram¨¢ticas, se inici¨® la privatizaci¨®n.?Qu¨¦ se hace en Babcock & Wilcox? Aunque ahora los talleres de B & W est¨¢n pr¨¢cticamente vac¨ªos, la empresa p¨²blica vizca¨ªna del sector de los bienes de equipo est¨¢ especializada en la fabricaci¨®n de instalaciones energ¨¦ticas. Lo ¨²ltimo son los proyectos llave en mano: una instalaci¨®n completa y dispuesta para entrar en funcionamiento. Es un sector muy competitivo y en el que se precisa de un socio tecnol¨®gico. B & W no es ni peque?o ni grande y carece del socio que le permita ser competitivo.
?C¨®mo se ha llegado a la actual situaci¨®n? La degeneraci¨®n de la situaci¨®n de B & W ha sido progresiva. La falta de una opci¨®n industrial y el paraguas p¨²blico no sirvieron para que se preparara para competir en un mercado mundial muy abierto y especializado. Durante los cuatro ¨²ltimos a?os, la legislatura de las grandes privatizaciones del PP, la empresa ha sido el patito feo al que la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) s¨®lo atend¨ªa a ratos. En este periodo la sociedad p¨²blica ha contado con cuatro presidentes y carecido de un plan industrial. En 1997 las p¨¦rdidas eran de 7.000 millones de pesetas y las cartera de pedidos alcanzaba los 90.000 millones de pesetas. Hoy, cuatro a?os despu¨¦s, la cartera de pedidos ronda los 30.000 millones y las p¨¦rdidas del pasado ejercicio se calcula que superen los 15.000 millones de pesetas. Adem¨¢s, los talleres de la empresa, fundada en 1918 con capital vasco y brit¨¢nico en el valle de Galindo, en la Margen Izquierda, se encuentran pr¨¢cticamente sin carga de trabajo.
?Cu¨¢nto va a costar la privatizaci¨®n a los contribuyentes? Es imposible estimar el dinero que la SEPI va a dar al vencedor en el proceso de privatizaci¨®n. Lo que s¨ª se sabe ya es que, v¨ªa amortizaci¨®n de p¨¦rdidas y ampliaciones de capital, se han inyectado en cuatro a?os m¨¢s de 100.000 millones de pesetas. La privatizaci¨®n, adem¨¢s de tener cubiertas las p¨¦rdidas, debe garantizar la reestructuraci¨®n de la plantilla. B & W cuenta con 1.200 trabajadores y todas las ofertas reducen la plantilla por lo menos a la mitad. La SEPI quiere garantizar dos sociedades, como en su d¨ªa se hizo con Altos Hornos de Vizcaya; una industrial y otra que gestione los excedentes laborales.
?Qui¨¦nes son los candidatos a la privatizaci¨®n? Durante los cuatro a?os de privatizaci¨®n, la SEPI ha fracasado en sus candidatos una vez tras otra. El primer aspirante a la privatizaci¨®n, tras rechazarse la oferta de la asturiana Duro Felguera, fue la multinacional anglonoruega Kvaerner, que lleg¨® de la mano de su filial en Espa?a Mec¨¢nica de la Pe?a. Este grupo, que logr¨® la exclusividad en la negociaci¨®n, entr¨® en crisis a comienzos de 1999 y comenz¨® un proceso de reestructuraci¨®n interno que le llev¨® a abandonar cualquier plan de compra. La SEPI, tras hab¨¦rselo jugado todo a una carta, volvi¨® a abrir el proceso. Mec¨¢nica de la Pe?a trajo a un nuevo candidato, McDermott, que estaba adem¨¢s dispuesto a entrar en su capital. La SEPI incluy¨® tambi¨¦n en el proceso a Babcock Borsing (Steinm¨¹ller), a la que retir¨® en octubre pasado. Hoy, tras negociar durante dos meses y tener pr¨¢cticamente cerrado el acuerdo con McDermott, la SEPI vuelve a incluir en la pelea a Babcock Borsing. El proceso est¨¢ de nuevo abierto.
?Qu¨¦ intereses pol¨ªticos est¨¢n en juego? En tiempo de elecciones, las dificultades pol¨ªticas han supuesto un nuevo escollo. En el consejo de administraci¨®n de B & W se sientan las administraciones vasca y central y, sin embargo, su di¨¢logo es igual a cero. El PNV tiene un candidato, McDermott; el PP puede no estar tan de acuerdo con ello.
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