Atentos al vecino

La mayor parte del dinero y patrimonio que hereda el Estado cuando un particular fallece sin beneficiarios tiene que invertirse por ley en obras sociales.El C¨®digo Civil destina dos terceras partes a instituciones ben¨¦ficas del municipio y la provincia del difunto. El resto se ingresa en Hacienda. Catalu?a, Arag¨®n, Valencia, Navarra y Galicia recaudan estos fondos por cuenta propia.

Tanto la Administraci¨®n central como las auton¨®micas intentan pagar el premio del 10% el menor n¨²mero posible de veces. Por eso cursan instrucciones precisas a las residencias de ancianos, hospitales, diputaciones y juzgados para que comuniquen este tipo de defunciones. Si las administraciones se enteran por sus propios medios, ning¨²n particular tiene derecho a reclamar la bonificaci¨®n. Por ejemplo, de los 794 millones que ingres¨® el Estado en 1999 correspond¨ªan a 50 denuncias: 19 particulares, 23 instituciones p¨²blicas y 8 juzgados.

El decreto-ley de 1971 excluye a los funcionarios, due?os de la vivienda del fallecido y a todas aquellas personas "en cuya compa?¨ªa hubiera convivido", as¨ª como su administrador o apoderado.