Beligerancias y carril bus MIGUEL ?NGEL AGUILAR
Se anuncia estos d¨ªas el prop¨®sito de reponer el carril bus en la madrile?a calle de Serrano y aqu¨ª nadie ha piado. Parece como si el viento de la historia hubiera arrumbado a la playa de la insignificancia los recuerdos del primer carril bus de Serrano, con bordillo de perfil semicircular incorporado. Un carril bordillo cuyo trazado protuberante inclu¨ªa tambi¨¦n el tramo de calzada delante de la fachada del diario Abc. Semejante proceder, s¨®lo explicable en tiempos de prepotencia municipal socialcomunista como los que ahora se esfuerza en disipar el aznarismo, fue considerado un desacato a su autoridad por Luis Mar¨ªa Anson, entonces director del peri¨®dico de los Luca de Tena. Se trataba de un carril bus que promov¨ªa Medel, el concejal socialista de circulaci¨®n del Ayuntamiento de Madrid.Pero ese gran director periodista de raza hoy felizmente sentado entre los acad¨¦micos que ha tanto tiempo que le deb¨ªan el sill¨®n, supo anticipar el peligro del bordillo por muy redondeada que fuera su apariencia. Adivin¨® la torpe intenci¨®n que anidaba bajo el designio municipal y sin entregarse a la comodidad de considerar inocua esa instalaci¨®n denunci¨® el grave peligro que se cernir¨ªa sobre el peri¨®dico si la descarga de las bobinas de papel llegaba a verse entorpecida o si se le aislaba de su p¨²blico. Ese p¨²blico creciente y joven, pero de buenas maneras, amante de la sana diversi¨®n, que rebosaba los bulevares de la calle de Juan Bravo junto a la casa de Prensa Espa?ola en contraste con la infame turba del falso progresismo y de todas las degradaciones izquierdistas que afeaba las inmediaciones del Caf¨¦ Gij¨®n. Reconozc¨¢moslo, Anson reaccion¨® frente a la ignominia del bordillo y resisti¨® imp¨¢vido la vileza del carril bus. Si para ello fue preciso conceder honores de portada una y otra vez al bordillo, como si de una gran cuesti¨®n nacional se tratara, lo hizo manteniendo la mente clara y el pulso sin temblores. Cuando fue preciso a?adir recuadros permanentes, d¨ªa a d¨ªa, sobre "el borde de Medel", se a?adieron, evitando la rutina, innovando siempre en la adjetivaci¨®n denostadora del p¨¦rfido edil. Y, sin desfallecer, se publicaba adem¨¢s la cuenta atr¨¢s de los d¨ªas que faltaban para que el mun¨ªcipe antagonista dimitiera seg¨²n se agotaba el plazo que a s¨ª mismo se hab¨ªa dado para arreglar el tr¨¢fico de la capital. Anson, atento siempre a poner el elogio all¨ª donde se encuentra el acierto y a lanzar su cr¨ªtica en cuanto identifica el abuso, puede ser un buen paradigma de comportamiento estos d¨ªas en que los vientos electorales tan pr¨®ximos avivan beligerancias y sectarismos, cuando todos los partidos intentan manipular a los periodistas.
Qu¨¦ ejemplo admirable nos ha dado Anson al desafiar incluso a uno de sus patrocinadores en aquella columna La Reina, Ana, Paloma y Adriana que ya es un cl¨¢sico en las Facultades de Periodismo. Otros ejemplos valerosos podr¨ªan encontrarse p¨¢ginas atr¨¢s, como cuando en 1987 se impuso la tarea de denigrar al embajador M¨¢ximo Cajal, que presid¨ªa la delegaci¨®n espa?ola en las negociaciones para la reducci¨®n de la presencia militar norteamericana en nuestro pa¨ªs. Entonces Anson supo desautorizar a su compatriota, al que consideraba incapacitado para la tarea encomendada, aduciendo el 21 de marzo de 1987 que "la arrogancia, los preconceptos y el apasionamiento antiamericano del se?or Cajal no son el mejor bagaje para propiciar un entendimiento necesario". En esa l¨ªnea, escribi¨® el 18 de noviembre que "la visita de Cajal a Cuba, despu¨¦s de su actitud en Guatemala cuando all¨ª fue Embajador, ha sido calificada en medios informativos norteamericanos de reveladora". Anson, juego limpio, hab¨ªa interpolado el 24 de julio anterior unas frases en el texto de un colaborador para hacerle decir del equipo de Fernando Mor¨¢n que "algunos de sus hombres parec¨ªan al servicio de la Uni¨®n Sovi¨¦tica" y de M¨¢ximo Cajal que "demostr¨® un cierto sectarismo antinorteamericano, impropio de una negociaci¨®n diplom¨¢tica". Coincidamos con nuestro acad¨¦mico en lo miserable de buscar cuentas irregulares al alcalde Manzano, pero entonces lamentemos, a¨²n m¨¢s, la inexplicable vuelta del carril bus a Serrano.
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