Disputas entre ortodoxos y cat¨®licos impiden la visita del Papa a Rusia La ca¨ªda del comunismo recrudeci¨® una hist¨®rica guerra de religi¨®n
El deseo del Papa m¨¢s viajero de la historia de coronar su pontificado con una visita al coraz¨®n de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica, que ¨¦l tanto contribuy¨® a destruir, se estrella contra la resistencia de la iglesia ortodoxa rusa y ucrania. Este rechazo se centra en Ucrania Occidental, con la mayor concentraci¨®n de cat¨®licos de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Los protagonistas son los cat¨®licos de rito oriental que obedecen al Vaticano (conocidos como uniatas) y los ortodoxos, inmersos en un conflicto interno que tiene m¨¢s que ver con el nacionalismo y la lucha por el poder que con la fe.El pasado s¨¢bado, el patriarca ortodoxo ruso, Alejo II, hizo desvanecerse incluso las esperanzas de un encuentro con el Papa en territorio neutral. "?C¨®mo podr¨ªa hablarse de relaciones fraternales cuando en Ucrania Occidental, en medio de una ola nacionalista, los fieles son arrojados de sus iglesias, los sacerdotes son apaleados y los lugares sagrados son profanados?", se pregunt¨®. En Ucrania Occidental se desarrolla -a veces larvadamente y otras de forma abierta- una anacr¨®nica guerra de religi¨®n.
Tres a?os fueron claves para la aparici¨®n del conflicto: 1596, cuando con la llamada Uni¨®n de Brest se acuerda que la mayor¨ªa de los obispos ortodoxos de Ucrania y Bielorrusia pasan a depender de la autoridad del Papa pero siendo aceptados el rito oriental, una cierta autonom¨ªa y una dispensa del celibato; 1946, cuando Stalin mont¨® un concilio en Lvov en el que una parte de la jerarqu¨ªa uniata decidi¨® abolir la Union de Brest y volver a la iglesia ortodoxa rusa pese a centenares de curas y monjas que se resistieron y terminaron en los campos de concentraci¨®n o con un balazo en la nuca; y 1989 donde, existiendo todav¨ªa la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Mija¨ªl Gorbachov, con su perestroika (reestructuraci¨®n) y glasnost (transparencia informativa) remov¨ªa la Uni¨®n hasta los cimientos. La iglesia uniata fue legalizada de nuevo y, en Ucrania Occidental, los cambios de sotana se multiplicaron, en medio de una disputa por la propiedad de los templos que todav¨ªa no se ha resuelto o se resuelve por la ley del m¨¢s fuerte.
Dos a?os m¨¢s tarde, la URSS saltaba en pedazos, Ucrania proclamaba su independencia, y el nuevo nacionalismo hac¨ªa que los ortodoxos se fraccionaran en tres grupos que conservaron hasta 9.000 de sus parroquias, mientras en la regi¨®n de Lvov, en Ucrania Occidental, por ejemplo, las comunidades ortodoxas no alcanzaban la cifra de 800, los greco-cat¨®licos, 1.400 y los cat¨®licos de rito latino, cerca de 120.
Rechazo de Mosc¨²
Nikol¨¢i Varanov, un pope de 28 a?os que encabeza en Lvov el departamento de Educaci¨®n, Catequesis y Misiones de la rama ortodoxa rusa, reconoce que "la palabra Mosc¨² despierta un fuerte rechazo en esta regi¨®n tan nacionalista" y que, con frecuencia, "se identifica con comunismo y ortodoxo". Desde 1989, la iglesia ortodoxa (patriarcado de Mosc¨²) ha perdido en Ucrania miles de templos, que han pasado a manos de las otras dos ramas ortodoxas y, sobre todo en Ucrania Occidental, a los cat¨®licos uniatas.
Los ortodoxos prefieren que el Papa se vaya al otro mundo sin cumplir su sue?o de visitar Rusia y Ucrania. Oksana Zhaborinskaya ofrece toda una bater¨ªa de razones que desaconsejan el viaje: la minor¨ªa polaca se quejar¨ªa de discriminaci¨®n, se reforzar¨ªa la Iglesia cat¨®lica, se agravar¨ªa el conflicto entre uniatas y ortodoxos, aumentar¨ªa la fuerza de otras confesiones cristianas (bautistas, testigos de Jehov¨¢, adventistas, etc.) que ya tienen en Ucrania Occidental centenares de comunidades, y crecer¨ªa la discordia entre ortodoxos ya que, previsiblemente, el Papa no se entrevistar¨ªa con los jefes de las dos ramas rebeldes.
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