Periodistas en campa?a
ROSA SOLBES
Una vez m¨¢s, la campa?a electoral se dirime en los medios de comunicaci¨®n, principalmente en unas pantallas de televisi¨®n convertidas en palestra donde ministros, subsecretarios y opositores danzan en torno al totem-c¨¢mara, ese agujero negro que ha de devolverlos, crecidos y multiplicados, en su m¨¢s favorecedor perfil. Ahora, los aparatos de partido negocian con empresarios, directores y jefes la cuota de pantalla correspondiente a cada cual y en qu¨¦ d¨ªas, horas y lugares conviene transmitir al p¨²blico lo que tengan a bien proclamar. Los privados tienen su miga, pero hay que saber c¨®mo se hace campa?a en los medios p¨²blicos desde que los pol¨ªticos (incapaces, o enemigos declarados de dotarles de un grado de independencia, pluralismo y neutralidad aceptables) decidieron que, para que la cosa no escorara del todo por la banda gubernamental, lo que deb¨ªan hacer era repartirse el pastel (minutos, segundos, d¨ªas de aparici¨®n). Se pacta el periodista de confianza, el acto que c¨¢maras y micr¨®fonos deben cubrir, las declaraciones a emitir, y hasta el ambiente del mitin a destacar.
Esas son las reglas de un juego en cuya elaboraci¨®n no hemos participado los presuntos informadores, y comprender¨¢n ustedes en qu¨¦ lugar quedamos: convertidos en meros instrumentos, en poco m¨¢s que cables, en correveidiles, con el aliento del partido adjudicado (o del contrario) en la nuca, vigilados y escrutados para que no se deslice un plano susceptible de presentar una imagen negativa (ni demasiado positiva) del hecho del que, quiz¨¢ tan ingenua como in¨²tilmente, se intenta sacar noticia. Imposible marcar el tiempo que merece una intervenci¨®n en funci¨®n de su inter¨¦s period¨ªstico, ni influir en el orden de aparici¨®n de los partidos, ni decidir d¨®nde conviene acudir para explicar lo mejor posible tan importante liza pol¨ªtica.
Durante las anteriores elecciones, los compa?eros del comit¨¦ de redacci¨®n de Canal 9 ?lvaro y L¨®pez publicaron un art¨ªculo, bajo el descarnado t¨ªtulo Macarras informatius, sobre este hacer pasar propaganda por informaci¨®n con la excusa de buscar un pluralismo que el resto del a?o brilla por su ausencia. A?ado que el principal da?o colateral de unas elecciones es la credibilidad de algunos periodistas a los que, por ahora, s¨®lo nos queda el triste consuelo de publicar advertencias como aquella, y como ¨¦sta, para quien las quiera tener en cuenta.
Cuatro l¨ªneas a¨²n para el ins¨®lito acto, sin precedentes en el mundo mundial, al que ma?ana mismo est¨¢n convocados los medios de comunicaci¨®n valencianos: el Partido Popular dar¨¢ una comida-mitin, en una sala de bodas, tras la que "se ofrecer¨¢ caf¨¦ tertulia entre los asistentes". Sin especificar si la tertulia la han de componer, entre s¨ª, los periodistas de una misma mesa, o bien con los de la contigua, o quiz¨¢ con la parentela a trav¨¦s del m¨®vil, o puede que con los camatas m¨¢s dicharacheros... Lo que no parece que vaya a ocurrir, a tenor del precedente sentado durante las auton¨®micas, es que los anfitriones les otorguen la palabra, hasta ah¨ª pod¨ªamos llegar. Theo Sommer, director del semanario hamburgu¨¦s Die Zeit, hac¨ªa una hermosa s¨ªntesis de la labor del periodista: "Pensar, preguntar y dudar". No s¨¦ que opinar¨ªa del curioso espect¨¢culo que debe componer, en sobremesa, un nutrido ramillete de periodistas independientes, deglutiendo langostinos y discursos, educadamente callados, aplaudidores, sin reclamar respuestas en plena contienda electoral.
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