Cig¨¹e?a negra v¨ªa sat¨¦lite La Sociedad Espa?ola de Ornitolog¨ªa estudia el comportamiento de un ave en extinci¨®n
Sin beb¨¦ en el pico, pero con transmisor v¨ªa sat¨¦lite a la espalda. Las cig¨¹e?as afrontan el progreso. Y lo hacen de distinta manera. Las blancas (16.643 parejas reproductoras seg¨²n el ¨²ltimo censo, de 1994) proliferan y tienden a perder el h¨¢bito migratorio, gracias a la abundante comida de los vertederos. En cambio, las negras se enfrentan al peligro de extinci¨®n. Para saber m¨¢s de este ave huidiza y escasa (apenas 300 parejas reproductoras en Espa?a), la Sociedad Espa?ola de Ornitolog¨ªa sigue desde el pasado mes de junio los avatares de un ejemplar controlado v¨ªa sat¨¦lite y que, ahora, planea por el embalse de La Serena (Badajoz).Cada ma?ana, Asunci¨®n Ruiz inicia la jornada laboral con la vigilancia de su cig¨¹e?a. Para ello se instala en un observatorio acorde con las nuevas tecnolog¨ªas: un ordenador de la oficina de la Sociedad Espa?ola de Ornitolog¨ªa (SEO), en el madrile?o barrio de Vallecas. Esta bi¨®loga es la responsable del seguimiento de la ¨²nica cig¨¹e?a negra vigilada por sat¨¦lite desde Espa?a, seg¨²n la SEO (en Europa, sobre todo en la Rep¨²blica Checa, se han puesto en marcha iniciativas similares). Se trata de una hembra sin nombre, pero con un tutor: la Comunidad de Madrid financia la iniciativa con cerca de dos millones de pesetas.
Al encender su ordenador, Ruiz no ve la silueta de plumas negras que mide 95 cent¨ªmetros de altura y se alimenta de peces y batracios. La bi¨®loga conecta su terminal con la firma francesa Argos que, en Burdeos, recibe y distribuye las se?ales que el transmisor del ave env¨ªa a cuatro sat¨¦lites.
El ordenador traduce sobre un mapa la situaci¨®n del ave y marca los itinerarios realizados desde que, el pasado 16 de junio, se instal¨® el aparato al cigo?ino nacido en Cadalso de los Vidrios (Madrid). Lo lleva como una mochila, sujeto con tirantes de tefl¨®n.
De momento, el transmisor, (85 gramos de peso), ha arrojado pocos datos sorprendentes. "El ave sigue las pautas propias de su especie", se?ala Ruiz. En julio abandon¨® el nido y vol¨® hacia el valle del Ti¨¦tar, zona de agrupamiento de las cig¨¹e?as negras antes de emprender, v¨ªa Gibraltar, la migraci¨®n al ?frica subsahariana (Senegal y Mali). Sin embargo, una vez sobre el mar, el ave opt¨® por dar la vuelta e instalarse en Do?ana. Era el pasado 24 de septiembre. Ruiz sospecha que el regreso pudo obedecer a que soplaran vientos contrarios, lo que habr¨ªa impedido a ese ejemplar joven planear hasta ?frica.
De todas formas, tampoco era una excepci¨®n. En Do?ana inverna una peque?a parte de las cig¨¹e?as negras que proceden de Europa Occidental. El ave controlada abandon¨® el parque nacional el pasado 22 de enero y recal¨® en las inmediaciones del embalse de La Serena (Badajoz), donde a¨²n permanece. Ahora debe decidir si regresa, o no, a su cuna madrile?a.
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