Un sabio contempor¨¢neo
El escritor Francisco Bejarano defiende en su ¨²ltimo libro que "leer es una fiesta, con sus riesgos, o no es nada".
El escritor Francisco Bejarano es un sabio que contempla, entre at¨®nito y desde?oso, las falacias con que se tejen muchos simulacros de la cultura contempor¨¢nea. Bejarano destripa t¨®picos y arremete contra lugares comunes en su libro Manual del lector y del escritor modernos, publicado recientemente por la editorial sevillana Renacimiento. Bejarano (Jerez, 1945) ha reunido algunos de sus art¨ªculos para defender la literatura como una forma esencial de placer y aprendizaje. El escritor sostiene que "leer es una fiesta, con sus riesgos, o no es nada".La mayor¨ªa de los peque?os cap¨ªtulos que integran el libro fueron publicados en Diario de Jerez y Diario de C¨¢diz como art¨ªculos. Algunos son in¨¦ditos. Bejarano ordena los cap¨ªtulos en cinco partes (la cultura, el libro, el escritor, el lector y revistas y peri¨®dicos) con una clara voluntad de hacer una obra "unitaria". El libro est¨¢ lleno de afirmaciones que pueden irritar a tirios y troyanos. "La cultura ser¨¢ siempre elitista porque es disciplina del yo interior, apoderamiento de la personalidad propia y conquista de superior conciencia", escribe Bejarano.
"La creaci¨®n es una habilidad y una particularidad de una persona concreta. No se ense?a ni aprende. La cualidad tiene que estar en la persona. La capacidad para asimilar cultura y tener criterio propio es una cualidad natural. El soci¨®logo Arnold Hauser dice que la inmensa mayor¨ªa de las personas nacen con capacidad para apreciar el arte, pero que el sentido com¨²n dirigido a alimentar a su familia y a ganarse la vida siega esta cualidad natural", comenta el escritor jerezano, que reuni¨® su poes¨ªa en Antolog¨ªa (1969-1987). Bejarano obtuvo el Premio Nacional de la Cr¨ªtica en 1989 con Las tardes.
La defensa de las ¨¦lites que hace Bejarano es recurrente en su obra. Ahora bien, siempre habla de ¨¦lites en un sentido intelectual del t¨¦rmino. El escritor distingue muy bien entre elitismo y clasismo. "Una dosis de aristocratismo controlador de las televisiones no vendr¨ªa nada mal para impedir, entre otras cosas, que enferme por sobredosis de vulgaridad. Maleducar con chistes soeces, series violentas o anodinas y con esoterismos para cr¨¦dulos no es ni democr¨¢tico ni sensato", escribe.
Bejarano justifica sus palabras con un recuerdo del padre de la revoluci¨®n sovi¨¦tica. "Citar¨¦ a Lenin, alguien que no es sospechoso de elitismo. Lenin dec¨ªa que, con una pol¨ªtica determinada, se pueden suprimir las clases sociales, pero no las ¨¦lites. Por ejemplo, la ¨¦lite entendida como un grupo de cient¨ªficos que se re¨²ne para hablar de las galaxias. ?sa no se puede suprimir. Si para entrar en un casino hacen falta 20.000 d¨®lares, entonces no hablamos de elitismo, sino de clasismo. El elitismo es imprescindible para la literatura, el arte y la investigaci¨®n cient¨ªfica", explica.
Sus cr¨ªticas al bombardeo de libros in¨²tiles y vac¨ªos, jaleados entre p¨ªfanos y tambores por las editoriales, le llevan a afirmaciones tan inteligentes como lapidarias: "Los libros para leer son muy escasos y no se encuentran en cualquier parte, tanto es as¨ª que el a?o que disfrutamos de verdad con la lectura de cuatro o cinco puede considerarse excepcional. (...) Los libros para leer (...) s¨®lo una minor¨ªa llega a conocerlos despu¨¦s de a?os de b¨²squeda y espionaje. Cuando los descubre no divulga su hallazgo, sino a aquellas personas c¨®mplices e iniciadas que est¨¢n en su misma investigaci¨®n", recuerda.
"Tengo m¨¢s de 50 a?os y he perdido much¨ªsimo tiempo en mi adolescencia y juventud intentando desentra?ar el sentido de libros que eran pura palabrer¨ªa y una enga?ifa. Cuando uno adquiere un criterio propio, se da cuenta de que hay que leer los libros que recomiendan personas que tienen nuestro cr¨¦dito o autores por los que uno siente predilecci¨®n. Soy partidario de esperar que pase el tiempo y leer en el a?o 2000 libros publicados en 1975 o 1980", indica Bejarano.
El escritor no cree que el estudio se encuentre vinculado obligatoriamente a la lectura. Hay muchos licenciados, pero pocos lectores. "Hoy casi todo el mundo estudia, pero estudiar no es leer. Estudiar es un trabajo y una disciplina. Leer es una fiesta, con sus riesgos, o no es nada. Los libros, como las drogas o los amores tempestuosos, hacen da?o", dice. "Con los libros uno se va dando cuenta de que no sabe absolutamente nada y que todo es pura hip¨®tesis. Y eso crea una infelicidad, un da?o", rubrica.
Una nueva afirmaci¨®n hace trizas la grandilocuencia de muchas obras completas en edici¨®n de piel y papel crujiente. "Los escritores de nuestra consideraci¨®n que han escrito mucho apenas se diferencian de los que han escrito poco, pues poco hay que leer de unos y otros", relata. "De Garc¨ªa Lorca quiz¨¢s hay que leer menos que de Jorge Manrique", concluye el escritor jerezano, mientras se deja mecer por el silencio de su biblioteca. Bejarano ha creado con sus ideas un oasis de sabidur¨ªa y sentido com¨²n en Jerez.
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