La fortuna abraza al Madrid
Los de Del Bosque vencen con un gol del argentino Z¨¢rate a un M¨¢laga que jug¨® mejor y remat¨® mucho
REAL MADRID 1- M?LAGA 0Sin f¨²tbol alguno, con un tiro en toda la noche y un gui?o de la fortuna, el Madrid resolvi¨® un partido que le pas¨® por encima en todas las facetas del juego. Defendi¨® muy atr¨¢s y de forma atropellada, estuvo desaparecido en ataque y vac¨ªo de ideas. Atrap¨® tres puntos que le a¨²pan un poco m¨¢s en la clasificaci¨®n en un choque que se inclin¨® de su lado tan s¨®lo porque el M¨¢laga patin¨® una veintena de veces frente a Casillas. No cabe otra explicaci¨®n.Lo cierto es que desde el inicio el M¨¢laga sostuvo la mirada al Madrid y al cuarto de hora ya le adivinaba de soslayo. Sin complejo alguno, porque el de Peir¨® es un grupo valiente, perfilado para desafiar a cualquiera. Es vertical y muy veloz por los costados (Rufete y Agostinho), y disciplinado para el achique por el centro (Movilla y De los Santos). Si se a?aden Edgar -el enganche que flota en todo el frente de ataque- y Catanha -un dinamitero del ¨¢rea- se adivina un equipo s¨®lido, con un envase muy coqueto. Justo lo que en estos d¨ªas no tiene el Madrid, angustiado por sus enormes carencias f¨ªsicas, t¨¢cticas y an¨ªmicas.
Real Madrid: Iker Casillas; Karembeu, Hierro, Karanka, Roberto Carlos; McManaman, Sanchis (Z¨¢rate, m
46), Redondo, Guti (Helguera, m. 71); Ra¨²l (Ognjenovic, m. 40) y Meca.M¨¢laga: Contreras; Rojas, Larrainzar, Sanz, Valcarce; Rufete (Genilson, m.86), De los Santos, Movilla, Agostinho (Luque, m. 71); Edgar (Ruano, m. 81) y Catanha. Goles: 1-0. M. 50. Z¨¢rate se interna por la esquina izquierda del ¨¢rea y marca de gran disparo cruzado, con rosca y por bajo. ?rbitro: Puentes Leira. Amonest¨® a De los Santos, Redondo, Sanz, Guti, Edgar, Larrainzar, McManaman, Roberto Carlos y Luque. Unos 70.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
Pasan los d¨ªas, las semanas, los meses, y el equipo madridista sigue a la caza de un sello. Ya sea por las lesiones de unos cuantos o por la pereza de otros muchos, el caso es que en cada partido el Madrid se busca la vida como puede. Sin un gui¨®n preconcebido. Un d¨ªa se agarra a Guti, otro resucita a Sanchis, m¨¢s adelante inyecta ¨¢nimos a Mc Manaman. Lo mismo a?ora a Geremi que llora el dolor de Savio, encumbra a Ognjenovic, reza por Anelka o descubre a Z¨¢rate. Nadie sabe a qu¨¦ palo agarrarse, pero todo apunta en una direcci¨®n: la concatenaci¨®n de lesiones y un calendario vertiginoso han desnudado a una plantilla mal confeccionada, invertebrada, con demasiado borrones en el talonario.
No es extra?o, por tanto, que desde el banquillo tambi¨¦n se alimente la confusi¨®n. Para algunas citas se trazan dos pivotes, para otras sesiones un media punta...No parece que la tiza pueda con tantos remiendos.
Mientras busca la p¨®cima m¨¢gica, el Madrid transita a trompicones. En una semana le zurra el Deportivo, le ridiculiza el M¨¦rida y el zarandea el M¨¢laga. A los andaluces les bast¨® con echar las l¨ªneas arriba y copar con sentido todas las zonas del campo. Movilla y De los Santos ganaron el envite a Redondo y Sanchis, y Edgar li¨® un alboroto considerable en las trincheras blancas. Con un paso atr¨¢s o una carrerita lateral, el ex madridista abri¨® un socav¨®n frente a Casillas. Jugadores como Edgar siempre generan el mismo conflicto: como no es delantero ni centrocampista, en las filas contrarias nadie se siente responsable. Hoy el f¨²tbol se mueve escrupulosamente al dictado de la pizarra ("?Edgar?, nadie me dijo nada").
Si por juego el M¨¢laga fue mucho mejor, en t¨¦rminos estad¨ªsticos su superioridad fue abrumadora: siete tiros a puerta y veinte llegadas al rinc¨®n de Casillas s¨®lo durante el primer tiempo. Por contra, el Madrid remat¨® una vez y se asom¨® una docena de veces al sal¨®n de Contreras. Nada vari¨® en la segunda parte. Casi una clonaci¨®n de la cita copera con el M¨¦rida. El M¨¢laga pag¨® caro su desprop¨®sito en el remate, sobre todo Edgar y Catanha, que con todo a favor no supieron taladrar la red.
Cuando m¨¢s se acentuaba la zozobra madridista -un cosquilleo atroz tras la lesi¨®n de Ra¨²l al filo del descanso-, Del Bosque ech¨® mano de Z¨¢rate, un goleador argentino con cierta reputaci¨®n en Segunda B. El mismo que resolvi¨® la papeleta ante el M¨¦rida. Y casi en el primer bal¨®n que lleg¨® a sus pies, cerca del balc¨®n del ¨¢rea, coloc¨® la pelota con el empeine interior en la porter¨ªa de Contreras, junto al poste izquierdo del meta madridista. Un gran gol, en la ¨²nica acci¨®n meritoria del Madrid.
Los de Peir¨® se resintieron del inmerecido azote durante unos minutos, pero en un pis-pas el choque vir¨® de nuevo de su lado. Las fugas volvieron a multiplicarse en la defensa madridista, enterrada en su propio ¨¢rea y poco auxiliada desde los laterales por Mc Manaman y Guti, dos estilistas de escaso vuelo defensivo. Pero no era la noche de la delantera malacitana, que desparram¨® una y otra vez un pu?ado de ocasiones. Como un par de ellas de Catanha una vez superado Casillas; y otra de Edgar en un mano a mano con el joven portero; y otra m¨¢s de Valcarce tras irrumpir por el centro del ¨¢rea y fundir a un mont¨®n de madridistas. Y un chupinazo de Luque...
Un mon¨®logo sin r¨¦plica; porque el Madrid actual no da para m¨¢s, como esta misma semana insinu¨® Hierro. Su suerte es esta Liga esquizofr¨¦nica, en la que lo mismo te golean que sacas pecho; acaricias el descenso y sue?as con Europa. Puro dislate. Todo al albur del estado de ¨¢nimo, lo ¨²nico que a¨²n no ha domesticado la ca¨®tica supraprofesionalizaci¨®n del f¨²tbol. Por ello, en su interior, el M¨¢laga no se explicar¨¢ nada de lo sucedido en el Bernab¨¦u y el Madrid entender¨¢ muy poco. Pero lo disimular¨¢ ante el exterior para esquivar el grado de compromiso exigible.
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