La ¨²ltima voluntad de Jes¨²s a¨²n est¨¢ por cumplirse
La ¨²ltima voluntad de Jes¨²s D¨ªaz Urb¨®n era que cuando muriera lo enterraran al lado de sus padres, en el cementerio de Carabanchel. Pero no pudo ser. Su deseo acab¨® en una fosa com¨²n del cementerio de Cercedilla, al lado de tres cuerpos m¨¢s sin identificar. Y de no ser por una fr¨ªa carta del Banco Central Hispano (ahora Banco Santander Central Hispano -BSCH-), sus familiares jam¨¢s se habr¨ªan enterado de su muerte. Porque eso exacta e inexplicablemente ha sido lo que ocurri¨®.La carta del banco era clara: "Retrocesi¨®n de pensiones que nos reclama la Comunidad por fallecimiento del titular. Julio, agosto y septiembre de 1999. 74.805 pesetas". Sus familiares encontraron la g¨¦lida misiva el pasado enero en el que hab¨ªa sido durante m¨¢s de 18 a?os el domicilio de Jes¨²s, en el bloque n¨²mero 13 de la calle de Ricardo Beltr¨¢n-Rospide. Y all¨ª, en ese momento, se desencaden¨® la fatalidad. "No se imagina usted nuestra sorpresa. ?C¨®mo era posible que el banco y la Comunidad supieran que nuestro familiar hab¨ªa muerto y nosotros no?", se pregunta Consuelo, su cu?ada.
La historia de Jes¨²s D¨ªaz Urb¨®n hab¨ªa empezado en mayo de 1999. A sus 52 a?os, ¨¦ste hombre recib¨ªa una pensi¨®n de 24.935 pesetas mensuales por su condici¨®n de minusv¨¢lido. Andaba de un lado para otro en la calle y a veces frecuentaba los albergues del Ayuntamiento, pero siempre "bajo la custodia familiar". "?l nunca desaparec¨ªa mucho tiempo, lo ve¨ªamos constantemente y sab¨ªamos d¨®nde estaba. Lo conoc¨ªamos bien", relata su cu?ada.
En mayo, la familia le perdi¨® el rastro. Dos semanas inciertas en las que no se tuvo noticia alguna del paradero de Jes¨²s. Ante la incertidumbre, sus parientes pusieron una denuncia por su desaparici¨®n ante la polic¨ªa y se dedicaron a buscarlo por los sitios que sol¨ªa frecuentar. Pero nadie sab¨ªa nada. Era un completo misterio. Como si se lo hubiera tragado la tierra.
As¨ª pasaron ocho largos meses hasta que, el pasado enero, los parientes encontraron la carta en su domicilio. Y desde entonces se dedicaron a la tarea de reconstruir lo sucedido.
La ¨²ltima parada de Jes¨²s fue en la calle de las Navas de Tolosa, en un centro integrado de salud (CIS) del Ayuntamiento de Madrid. All¨ª, seg¨²n consta en un informe del Samur, Jes¨²s fue asistido por una UVI que lo traslad¨® hasta el Cl¨ªnico. Eso fue el 2 de junio del a?o pasado. En el centro hospitalario permaneci¨® hasta el d¨ªa 9, fecha en la que fue remitido al hospital de la Fuenfr¨ªa, en Cercedilla.
Los ¨²nicos datos con los que contaba el hospital Cl¨ªnico eran supuestamente los que hab¨ªa suministrado el propio paciente de forma verbal: s¨®lo su nombre de pila y dos apellidos. No llevaba documentaci¨®n. Por alguna raz¨®n, seg¨²n el hospital, cuando Jes¨²s dijo su segundo apellido, en lugar de Urb¨®n le entendieron Urb¨¢n, as¨ª que en el registro no aparec¨ªa ning¨²n historial suyo. Adem¨¢s, se?alan fuentes del hospital madrile?o, "¨¦l dijo que no quer¨ªa que se avisara a sus familiares, que viv¨ªan en Galicia, pero que no los quer¨ªa ver". Sin embargo, consta que Jes¨²s D¨ªaz Urb¨®n era un viejo conocido en el hospital Cl¨ªnico. Hab¨ªa pasado el 13 de mayo de 1995 por el ¨¢rea de urgencias del hospital. En un informe del centro constan todos sus datos: direcci¨®n, n¨²mero de tel¨¦fono y fecha de nacimiento. El fallo, argumenta ahora el Cl¨ªnico, pudo estar en que "entr¨® como Urb¨¢n y no como Urb¨®n". Sin embargo, en las referencias que tiene el hospital de la Fuenfr¨ªa, y que asegura que le fueron suministrados por el Cl¨ªnico, el nombre y los apellidos del paciente aparecen correctamente.
Jes¨²s D¨ªaz Urb¨®n muri¨® en la madrugada del 12 de junio de 1999 en Cercedilla. Cuarenta y ocho horas despu¨¦s fue enterrado sin l¨¢pida en el cementerio municipal. Su cuerpo yace en el lado izquierdo, fila 8, de la sepultura n¨²mero 80. Es el n¨²mero 4 de la fosa.
Para intentar esclarecer la identidad del fallecido, los servicios sociales del hospital de la Fuenfr¨ªa llamaron al albergue de San Juan de Dios y al de San Isidro. "Les dijimos que Jes¨²s D¨ªaz Urb¨®n hab¨ªa pasado por aqu¨ª el 20 de enero de 1998, pero ¨¦ste no era su centro de referencia, as¨ª que les dijimos que llamaran al albergue de San Isidro", explica Victoriano Garc¨ªa Ortega, el director del centro San Juan de Dios.
Del otro albergue, el de San Isidro, el hospital recibi¨® tres datos: los nombres de los padres de Jes¨²s y su DNI. Pero en los papeles que se rellenaron aparece un n¨²mero equivocado. "Como no pas¨® por la trabajadora social, no se le hizo seguimiento. Aqu¨ª no nos constaban datos de ning¨²n familiar", asegura Dar¨ªo P¨¦rez, el director del albergue.
Ante esa escasa informaci¨®n y con la certeza de que se trataba de un indigente, el hospital de Cercedilla decidi¨® el enterramiento de Jes¨²s por lo pobre, por beneficencia. De eso hace ya ocho meses.
Lo que la familia de Jes¨²s no se explica es c¨®mo en el certificado oficial de defunci¨®n en vez de aparecer su nombre aparece el de su padre (Jes¨²s D¨ªaz Fern¨¢ndez). "?l muri¨® hace varios a?os. Y volvi¨® a morirse con ese certificado", se?ala ir¨®nicamente Consuelo.
La directora gerente del hospital de la Fuenfr¨ªa, Margarita Gonz¨¢lez Grande, tampoco se explica lo sucedido: "Realmente no s¨¦ qu¨¦ decir. Me sorprende el tema. Es algo que no nos ha pasado nunca. No entiendo c¨®mo puede aparecer un certificado de defunci¨®n a nombre de otra persona. Lo ¨²nico que puedo decir es que, si hay alguna irregularidad, el hospital asumir¨¢ las responsabilidades que tenga".
Para m¨¢s inri, la Consejer¨ªa de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid asegura que fue el albergue de San Juan de Dios el que le dio aviso de la muerte del pensionista. Pero el albergue lo niega. "?l s¨®lo pas¨® por aqu¨ª una vez. ?C¨®mo ¨ªbamos a saber que era pensionista?", se?ala tajante el director. Y a?ade enf¨¢tico: "Desde luego, nosotros no avisamos a la Comunidad de Madrid de la muerte de este se?or".
?Entonces, qui¨¦n lo hizo? En ese punto, la historia de Jes¨²s, si ya para entonces era confusa, se torna todav¨ªa m¨¢s enredada. Eso piensan sus familiares, sobre todo Consuelo, la cu?ada: "Es todo muy raro, muy extra?o. Seguimos sin entender c¨®mo al final todo el mundo sab¨ªa que era pensionista pero nadie nos avis¨® de su muerte. Desde luego, a la Comunidad lo ¨²nico que le interesaba", dice, " era que le devolvieran el dinero de las pensiones" [abonadas una vez muerto].
El ahora Banco Santander Central Hispano asegura que recibi¨® la notificaci¨®n de proceder a la "retrocesi¨®n" de las pensiones a trav¨¦s de la Seguridad Social. "Nuestro trabajo llega hasta ah¨ª. S¨®lo hicimos lo que pidi¨® la Comunidad, que devolvi¨¦ramos las pensiones", indica un portavoz del banco.
Todav¨ªa confundidos y extra?ados, los familiares de Jes¨²s D¨ªaz Urb¨®n pretenden ahora que su cuerpo sea sepultado cerca de sus padres, "como tantas veces nos lo pidi¨®". Pero las dudas los asaltan: "Nosotros no lo hemos visto. Con todo este enredo de papeles, ?c¨®mo sabremos que el que est¨¢ ah¨ª es Jes¨²s?". "Es tan lamentable que tuvi¨¦ramos que encontrarlo por la carta de un banco... Si ¨¦l no hubiera cobrado una pensi¨®n, seguramente jam¨¢s nos habr¨ªamos enterado de nada. ?Por qu¨¦ nadie avis¨® a su familia?", insiste Luis, uno de los hermanos.
La familia D¨ªaz espera una decisi¨®n judicial que permita la exhumaci¨®n del cad¨¢ver y su posterior traslado al cementerio de Carabanchel. Pretende que por fin se cumpla la ¨²ltima voluntad de Jes¨²s.
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