Chernokosovo, el campo del horror para los chechenos
Varias fuentes apuntan a la existenciade un centro de detenci¨®n donde
los rusos torturan a los prisioneros
Los campos de concentraci¨®n se convirtieron en uno de los aspectos m¨¢s siniestros de la primera guerra ruso-chechena (de 1994 a 1996), pero el reconocimiento oficial de su existencia ahorr¨® tal vez algunos sufrimientos a los internados. Ahora es diferente: no se da esa garant¨ªa, aunque se trate de un secreto a voces de que existe, al menos, uno: el de Chernokosovo, al norte del r¨ªo Terek, en la zona ocupada por los federales en octubre, en la primera fase de la operaci¨®n antiterrorista.El intento por evitar que cuente lo que all¨ª vio puede estar en el origen de la misteriosa desaparici¨®n del periodista ruso de Radio Liberty Andr¨¦i Babitski, detenido por alguna unidad de las tropas federales a mediados de enero y supuestamente canjeado a los rebeldes chechenos el 3 de febrero.
Hace un mes que el jefe de las fuerzas rusas en el C¨¢ucaso norte, general V¨ªktor Kaz¨¢ntsev, asegur¨® que los varones chechenos de entre 10 y 60 a?os sospechosos de haber combatido con los bandidos ser¨ªan conducidos al campo de Chernokosovo hasta determinar su inocencia o culpabilidad. Desde entonces han ido apareciendo testimonios aislados y con frecuencia indirectos que apuntan a que all¨ª, tras las vallas coronadas de alambre de espino, se cometen toda clase de atrocidades.
Una periodista de Le Monde, Sophie Shihab, recogi¨® hace unos d¨ªas las declaraciones de algunas de las 60 mujeres del distrito de Kalininskaya, que se dirigieron a Chernokosovo a finales de enero para averiguar la suerte de hijos, padres o hermanos detenidos d¨ªas antes. S¨®lo pudieron acercarse al campo. La entrada estaba prohibida.
Una enfermera reci¨¦n liberada les cont¨® c¨®mo siete j¨®venes heridos, que hab¨ªan sido detenidos con ella dos semanas antes, fueron golpeados y que despu¨¦s hab¨ªa perdido su rastro. F¨¢tima, familiar de un detenido, inform¨® de que en las proximidades del campo se escuchaban lamentos y "gritos terribles".
Hace unos d¨ªas, la carta de un supuesto guardi¨¢n de Chernokosovo, probablemente un soldado de reemplazo, desat¨® la furia de los portavoces rusos cuando se difundi¨® su contenido en algunos diarios occidentales. Protegido bajo el nombre ficticio de Naur, el comunicante aseguraba que el periodista Babitski, que pas¨® en el campo unos diez d¨ªas, fue apeleado, algo frecuente para los internados, de los que s¨®lo una m¨ªnima parte son guerrilleros. La mayor¨ªa de los internos, dec¨ªa Naur, eran j¨®venes detenidos en controles por infracciones menores, como no tener registrado el pasaporte.
"No puedo describir los m¨¦todos que utilizan para quebrar el esp¨ªritu humano, para convertir a un hombre en un animal", escrib¨ªa el an¨®nimo comunicante, seg¨²n el cual algunos presos de Chernokosovo fueron tambi¨¦n violados.
La organizaci¨®n internacional Human Rights Watch, dedicada a la defensa de los derechos humanos, ha denunciado, hace unos d¨ªas, que las tropas rusas asesinaron a decenas de civiles a sangre fr¨ªa durante y despu¨¦s de la batalla por la conquista de Grozni, pero esta ONG, muy activa desde que comenz¨® la guerra, no ha dado el paso de confirmar la existencia de los campos de concentraci¨®n.
Fuentes chechenas sostienen que al menos existe otro de estos siniestros recintos y que se encuentra en Mozdok, la ciudad de Osetia del Norte donde el mando ruso ha instalado su cuartel general desde el que dirige la operaci¨®n antiterrorista. Mozdok, m¨¢s que un campo de prisioneros, ser¨ªa, seg¨²n los chechenos, un enorme agujero cerca del cementerio. Tampoco hay pruebas.
En esta guerra, como en todas, se miente sin tasa, y por los dos bandos. Una confirmaci¨®n independiente es imposible hasta el momento, y seguir¨¢ si¨¦ndola mientras no exista libertad de movimientos en la zona de conflicto.
La convicci¨®n de que existen estos campos de concentraci¨®n procede tambi¨¦n de personalidades de relieve como Sergu¨¦i Kovaliov, diputado de la Duma y ex defensor de los derechos humanos durante la guerra anterior.
En declaraciones a EL PA?S, Kovaliov -lo m¨¢s parecido al desaparecido disidente de la era sovi¨¦tica Andr¨¦i Saj¨¢rov que queda en Rusia- asegura que la situaci¨®n es ahora, probablemente, mucho peor que entonces. "No hay ning¨²n control", se?ala. "Todo ocurre en secreto, y temo imaginar el trato que reciben all¨ª los presos chechenos".
Marina Sallier, ex diputada del S¨®viet Supremo de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y activista pro derechos humanos, coincide con Kovaliov. "En la guerra anterior", afirma, "desaparecieron unos doscientos chechenos en esos campos y no se ha vuelto a saber de ellos. Puede suponerse que ahora la situaci¨®n es mucho m¨¢s grave, porque el desorden es total. Los mismos militares declaran que tienen que trabajar con los prisioneros, y puede suponerse d¨®nde: o en la c¨¢rcel o en un campo de concentraci¨®n".
Kovaliov, que hizo lo imposible por parar la guerra anterior, visit¨® entonces varios campos. Est¨¢ documentada la existencia de cuatro. Uno de ellos se ubicaba en Grozni, otro en Mozdok y los otros dos en la tambi¨¦n cauc¨¢sica regi¨®n de Stavropol. Un amplio informe de la fundaci¨®n Memorial sobre estos campos est¨¢ a¨²n disponible en Internet (www.memo.ru).
[En el campo de Grozni, en 1994, las tropas rusas utilizaron un tren para interrogar a los presos. Les ten¨ªan sin agua durante horas mientras sub¨ªan y bajaban la calefacci¨®n hasta lograr que hablaran. Tambi¨¦n se emplearon las c¨¢maras frigor¨ªficas de una factor¨ªa para encerrar a los sospechosos].
En el cap¨ªtulo de conclusiones en el informe de la fundaci¨®n Memorial, se recoge desde la ilegalidad de estos centros de detenci¨®n hasta las violaciones de las convenciones de Ginebra y un cat¨¢logo estremecedor de atrocidades. Las misiones que visitaron los campos hallaron abundantes rastros de tortura, condiciones infrahumanas de detenci¨®n y falta de atenci¨®n m¨¦dica.
Seg¨²n los portavoces oficiales, todo cuanto se publica sobre los campos de concentraci¨®n es basura destinada a minar la moral de los soldados rusos y desprestigiar la operaci¨®n antiterrorista, eufemismo con el que las autoridades del Kremlin han justificado toda la guerra en Chechenia. Vlad¨ªmir Kozin, asesor del Ministerio de Exteriores, ha llegado a pedir "medidas concretas y dr¨¢sticas" contra la prensa occidental por incitar al odio religioso, participar en actividades subversivas en el C¨¢ucaso y conspirar para que Chechenia se separe de Rusia. Sin embargo, el libre acceso a la zona de conflicto, y no digamos a los campos, sigue estrictamente vedado, incluso para los medios de comunicaci¨®n rusos. Chechenia se mantiene, en buena medida, como una guerra invisible.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.