Unos a?os intensos PON? PUIGDEVALL
Pronto apareci¨® el famoso desencanto, y la acci¨®n colectiva fue sustituida por el individualismo y la b¨²squeda de niveles personales de influencia, por la competitividad profesional y las rivalidades entre las m¨²ltiples corporaciones. Los deseos de un cambio real y efectivo se vieron frustrados, y desde las instituciones pol¨ªticas se favoreci¨® un arte l¨²dico y sin memoria, como si nada tuviera un origen concreto y s¨®lo fuese v¨¢lido el esfuerzo del olvido: el activismo dej¨® paso a la negociaci¨®n y el avance hacia la normalidad democr¨¢tica. Se rompi¨® con las circunstancias socioculturales del momento, se celebr¨® el fin de la utop¨ªa, y los artistas optaron por buscar unos resultados aut¨®nomos dirigidos exclusivamente seg¨²n unos criterios est¨¦ticos. El elogio del cosmopolitismo llevaba impl¨ªcito aquel compromiso que un joven Elias Canetti exigi¨® a un amigo suyo deseoso tambi¨¦n de alcanzar la gloria literaria: "Debemos jurar, debemos jurar los dos que nunca seremos celebridades locales". Los caminos del arte discurrieron dentro de los ¨¢mbitos dise?ados por los nuevos procesos institucionalizadores, y atr¨¢s quedaron aquellas experiencias organizativas y de acci¨®n pol¨ªtica que llevaron a cabo intelectuales y artistas durante el proceso de abolici¨®n del franquismo, episodios y aventuras fundamentadas en la ilusi¨®n, la esperanza y el candor como la que protagoniz¨® en Girona el ADAG, la Assemblea Democr¨¤tica d'Artistes de Girona, cuyos avatares y evoluci¨®n el historiador Narc¨ªs Selles escribe y documenta con admirable profusi¨®n de detalles en Art, pol¨ªtica i societat en la derogaci¨® del franquisme.Leyendo este libro, editado recientemente por Llibres del Segle, uno tiene la certeza de que su autor ha adoptado como m¨¢xima personal las palabras de Canetti. La labor de Narc¨ªs Selles no se limita al llano ejercicio de coleccionar un repertorio de an¨¦cdotas entra?ables, v¨¢lidas s¨®lo para satisfacer el recuerdo de unas heroicidades locales, sino que con un bagaje te¨®rico f¨¦rtilmente sustentado en Raymond Williams, art¨ªfice del materialismo cultural, Edward M. Said, Pierre Bourdieu o el olvidado Alexandre Cirici, con un dif¨ªcil rigor, el estudio de Selles aborda el an¨¢lisis microsc¨®pico de las entra?as de aquella peripecia a caballo entre lo art¨ªstico y lo pol¨ªtico. Lo que obtiene el p¨²blico, al fin, es un regalo doloroso, uno de aquellos regalos que hacen crecer. Porque de lo que se trata aqu¨ª es, ni m¨¢s ni menos, de impedir que triunfe el silencio c¨®mplice o la memoria anestesiada, no permitir que siempre sea cierta la afirmaci¨®n de que "el arte del saber es en Espa?a el de la ocultaci¨®n del saber". De lo que se trata aqu¨ª es de recordar, por ejemplo, las acciones de censura contra el ADAG orquestadas desde el Gobierno Civil por el inefable Armando Murga en el no tan lejano a?o de 1976, o examinar, por ejemplo, los burdos argumentos empleados por J. V. Gay, el comentarista del antiguo diario del Movimiento Los Sitios, para desprestigiar las exposiciones del cartelista Josep Renau o de Narc¨ªs Comadira. Y de lo que se trata es, sobre todo, de investigar y analizar los logros, los fallos y las contradicciones del ADAG, desde las iniciativas que precedieron a la constituci¨®n del grupo hasta su disgregaci¨®n ante la nueva coyuntura pol¨ªtica surgida despu¨¦s de las primeras elecciones. Fueron unos pocos a?os, pero muy intensos: los convergentes de ahora cre¨ªan en Trotski o en Mao; la psicodelia y los planteamientos contraculturales a¨²n no hab¨ªan pasado ninguna factura f¨ªsica a sus integrantes, se empezaba a recuperar la memoria hist¨®rica y a transformar el imaginario colectivo de la ciudad de Girona, y las actividades pl¨¢sticas del ADAG quer¨ªan combinar la investigaci¨®n formal con las reivindicaciones sociales y pol¨ªticas, con el resistencialismo cultural. Cada exposici¨®n era una fiesta, pero al mismo tiempo era una manifestaci¨®n y un grito airado. La importancia y el eco que obtuvieron sus actividades se deja ver en el hecho de que m¨¢s de un pol¨ªtico de ahora mismo reclame para s¨ª la indiscutibilidad de su m¨¢s que dudoso protagonismo en la experiencia.
Narc¨ªs Selles quiso estudiar al detalle las circunstancias de la ¨¦poca en cuesti¨®n porque, por unas simples razones de edad, s¨®lo pudo vivirla de lejos, con simpat¨ªa y entusiasmo pero sin participaci¨®n activa. Y es con entusiasmo y simpat¨ªa que muestra los aspectos y los factores de este pasado reciente, intentando comprender su esp¨ªritu sin que esto signifique la suspensi¨®n del juicio. El conocimiento de una ¨¦poca siempre trae consigo un aprendizaje moral, pero yo, que s¨®lo pude conocer estos a?os de segunda mano, a trav¨¦s de comentarios y relatos m¨¢s o menos magnificados, cuando le¨ªa el libro de Selles me preguntaba c¨®mo reaccionar¨ªan sus protagonistas al reencontrarse con su ilusiones y descubrirse como personajes de un tiempo irremediablemente desaparecido, c¨®mo responder¨ªan al constatar que la juventud y el candor eran un regalo doloroso y que quiz¨¢ no era tan f¨¢cil huir de la tentaci¨®n de ser una celebridad local.
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