La bicha
No es casual que los temas de Haider y de El Ejido hayan coincidido ¨²ltimamente en los peri¨®dicos, porque la marcha de la sociedad va por ah¨ª: por la multiplicaci¨®n de los movimientos migratorios y por el mestizaje. El mundo es hoy m¨¢s heterog¨¦neo y multicultural que nunca, y uno de los mayores retos de la modernidad consiste en digerir esa realidad sin degollarnos.Los progres solemos decir alegremente que la mezcla de razas es estupenda. Y desde luego lo es, lo creo firmemente: nos hace m¨¢s cultos y nos enriquece. Pero para eso hay que vencer un recelo ancestral, un miedo primitivo al otro, al diferente. Un prejuicio racista milenario que se cuela, insidioso, por todas partes: por ejemplo, el m¨¢s reciente programa Word de Microsoft ofrece la palabra "degeneraci¨®n" como sin¨®nimo de "mestizaje". No sabemos qu¨¦ hacer con esa bicha que nos habita; nos tenemos miedo a nosotros mismos y con raz¨®n, porque espeluzna ver esos reportajes de El Ejido en los que unos energ¨²menos que tal vez sean buenos padres de familia persiguen a un marroqu¨ª y berrean "?Por ah¨ª abajo va, por ah¨ª abajo!", convertidos en perfectos linchadores. Llevamos a un asesino dentro, a una alima?a, y no nos atrevemos a enfrentarnos a ella, que es el ¨²nico modo de derrotarla.
El espl¨¦ndido reportaje de Joaquina Prades sobre El Ejido lo dejaba muy claro: los ejidenses son 50.000, los inmigrantes 15.000. Un porcentaje alt¨ªsimo y de llegada muy reciente. Esos extranjeros han sido la clave de la prosperidad del pueblo. De la noche a la ma?ana, los ejidenses se han hecho ricos, pero no m¨¢s cultos: seg¨²n un informe oficial, hay un 54% de analfabetismo funcional. Y much¨ªsimo miedo a esos seres distintos a los que mantienen marginados. Ha aumentado la delincuencia, desde luego (aunque, seg¨²n la polic¨ªa, mucho menos de lo que creen los vecinos): lo trae la riqueza, y el desarraigo y aislamiento de los inmigrantes, que, a su vez, tambi¨¦n temen y desprecian lo distinto. Entiendo muy bien la inquietud de los ejidenses: les ha cambiado tanto la vida, y tan deprisa. La soluci¨®n no es f¨¢cil: aumentar el nivel cultural, dar condiciones dignas a los inmigrantes... Y reconocer que llevamos una bicha en el coraz¨®n, y no s¨®lo los ejidenses, sino todos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.