Patrimonio
JAIME ESQUEMBRE
Desde Elche a Alicante. Tanto da el PSPV como el PP, Diego Maci¨¤ o Luis D¨ªaz Alperi. La fiebre de las permutas parece haberse adue?ado de las instituciones municipales, que se aferran a esa f¨®rmula urban¨ªstica como la lapa a la roca para garantizar el desarrollo de obras p¨²blicas a costa del patrimonio p¨²blico. Se ha pasado de las situaciones en ocasiones manifiestamente injustas que se produc¨ªan con las expropiaciones forzosas, a dinamitar ese patrimonio al amparo de obras de inter¨¦s social, en las que enmarcan tanto un camino como una piscina o el asentamiento de una firma comercial.
Las operaciones que, en ese sentido, realizan los ayuntamientos, han quedado en entredicho los ¨²ltimos d¨ªas. Alegar que una instituci¨®n p¨²blica no puede acudir al mercado para comprar parcelas porque no dispone de dinero negro con el que competir en igualdad de condiciones, es excusa peregrina, y desde luego injustificable en boca de un alcalde, porque de esa forma reconoce que en su pueblo se viola la ley con una indeterminada cantidad de transacciones millonarias que escapan a todo control fiscal. Y en Elche se ha dicho.
Adem¨¢s, si no hay dinero negro para ?compensar? o ?contentar? al propietario del terreno, ?debemos entender que ese efecto se consigue con una permuta? Es como una ecuaci¨®n matem¨¢tica con equis a despejar: si con dinero negro consigo la parcela, y con la permuta tambi¨¦n, ?de qu¨¦ hablamos?
Y otra pregunta: ?por qu¨¦ el suelo particular es, siempre, infinitamente m¨¢s caro que el p¨²blico? ?Acaso porque el primero tiene defensa efectiva? "Un ayuntamiento no puede basar su gesti¨®n en precios de mercado", nos dicen hasta la saciedad. Y, claro, surge otra duda: ?por qu¨¦ se compra de acuerdo a la ley de la calle y se vende a precio de saldo?
Eso, sin contar la torpeza pol¨ªtica de consumar esas operaciones, siempre pol¨¦micas, en plena precampa?a electoral. Cuando uno lanza un envite, se arriesga siempre a que le devuelvan un ¨®rdago. Y llegan las renuncias. O el final de la partida.
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