El 'esc¨¢ndalo archaeoraptor' Jos¨¦ Luis Sanz y Francisco Ortega
National Geographic ha convocado recientemente al resto de los medios de comunicaci¨®n para anunciar que el dinosaurio volador m¨¢s primitivo, presentado en noviembre de 1999, era una falsificaci¨®n.Lamentablemente, la historia de la biolog¨ªa contiene algunos episodios oscuros, producto de la falsificaci¨®n de datos, resultados o la utilizaci¨®n puramente ideol¨®gica de determinados conceptos cient¨ªficos. En paleontolog¨ªa muchos de estos episodios se asocian a la falsificaci¨®n de f¨®siles, generadora de clamorosos esc¨¢ndalos. Alguno de estos esc¨¢ndalos estaban claramente basados en transgresiones de la deontolog¨ªa paleontol¨®gica (como el famoso caso del hombre de Piltdown). En otras ocasiones, se ha dudado de la veracidad de determinados f¨®siles (como la supuesta falsedad de los ejemplares del ave primitiva archaeopteryx) para justificar desesperados ataques del fundamentalismo religioso que pretenden desprestigiar a la biolog¨ªa evolutiva. El esc¨¢ndalo paleontol¨®gico objeto de este comentario no pertenece ni a uno ni a otro caso, enclav¨¢ndose enteramente en el dominio de los medios populares de comunicaci¨®n.
Esta historia comienza cuando una pareja de paleont¨®logos norteamericanos, Stephen y Sylvia Czerkas, encontraron el ejemplar a la venta en una feria de f¨®siles y lo adquiririeron para el museo que dirigen en Blanding (Utah). Con la ayuda de un proyecto de investigaci¨®n financiado por National Geographic, los Czerkas comenzaron a estudiar el material y avanzaron parte de los resultados de la investigaci¨®n a un redactor de la revista que los incorpor¨® al mencionado art¨ªculo. Sin embargo, un paleont¨®logo chino (Xu Xing) ha dado al traste con esta noticia anunciando que el ejemplar estudiado por los Czerkas es una falsificaci¨®n, una quimera mezcla del cuerpo de un ave primitiva y cola de un dinosaurio carn¨ªvoro del grupo de los dromaeosaurios. Obviamente resultar¨ªa disparatado considerar que los paleont¨®logos involucrados en el art¨ªculo o la propia revista tengan algo que ver con la falsificaci¨®n del ejemplar. Pero este caso no hubiese alcanzado ninguna trascendencia si no llega a ser por un par de peque?as irregularidades.
La adquisici¨®n de los Czerkas contraviene tanto la legislaci¨®n china (que considera que todos los ejemplares de su pa¨ªs que circulan por las ferias internacionales han sido exportados ilegalmente) como los m¨²ltiples acuerdos entre los profesionales en contra de estas pr¨¢cticas de mercado. No obstante, el art¨ªculo de National Geographic y la administraci¨®n estadounidense hab¨ªan asegurado que devolver¨ªan el ejemplar a China, eso s¨ª, despu¨¦s de su estudio.
El segundo punto se relaciona con el procedimiento de difusi¨®n de la noticia. El asunto archaeoraptor no es un esc¨¢ndalo cient¨ªfico. National Geographic no es una revista cient¨ªfica. Su merecido prestigio est¨¢ basado en una s¨®lida informaci¨®n convenientemente filtrada por controles adecuados procedentes de publicaciones profesionales en ¨¢mbitos diversos como la geolog¨ªa, la bot¨¢nica, la zoolog¨ªa o la paleontolog¨ªa. Por eso resulta sorprendente que National Geographic decidiera por una vez saltarse dichos controles y aventurarse en proporcionar una informaci¨®n que, lamentablemente, ha resultado ser falsa. No obstante, puede existir una tenue explicaci¨®n para tan singular actitud.
El yacimiento del que procede archaeoraptor nos tiene acostumbrados al hallazgo de todo tipo de dinosaurios con plumas. Por tanto, uno m¨¢s no resulta, a priori, muy sorprendente. Todos estos f¨®siles chinos, junto con las aves primitivas del yacimiento de Las Hoyas (Cuenca), constituyen una s¨®lida base de evidencia que sustenta la hip¨®tesis del origen dinosauriano de las aves. El esc¨¢ndalo archaeoraptor ha revivido la supuesta pol¨¦mica en torno a esta hip¨®tesis. Y decimos supuesta porque los sectores cient¨ªficos contrarios siguen sin aportar evidencia para una alternativa cre¨ªble. ?ste es el caso del ornit¨®logo Storrs Olson que ha aprovechado la ocasi¨®n para echar le?a al fuego, dando alas a diversas organizaciones creacionistas. Sin embargo, el argumento es demasiado simple. Tanto la historia evolutiva de las aves como la naturaleza del proceso evolutivo est¨¢n cimentadas en un s¨®lido conjunto de evidencias de las que archaeoraptor era, tan s¨®lo, una m¨¢s.
Jos¨¦ Luis Sanz y Francisco Ortega son investigadores de la Unidad de Paleontolog¨ªa (Universidad Aut¨®noma de Madrid).
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