Pieza imprescindible
Dada su importancia y precedente para la nueva justicia internacional, el caso Pinochet merece la m¨¢xima transparencia, como subray¨® ayer el juez brit¨¢nico Simon Brown. ?ste presidi¨® la sala del Tribunal de Apelaci¨®n de Londres que ha obligado al ministro del Interior brit¨¢nico a hacer llegar a los cuatro Estados (Espa?a, B¨¦lgica, Francia y Suiza) que tienen causas de extradici¨®n los informes m¨¦dicos sobre los que Straw bas¨® su decisi¨®n preliminar de no conceder la extradici¨®n a Espa?a del dictador por razones de salud.Despejar toda sombra de duda exig¨ªa que las partes tuvieran acceso a los informes de los m¨¦dicos que examinaron a Pinochet el pasado 5 de enero, y cuyas conclusiones inclinaron a Straw a considerar que el acusado no est¨¢ en condiciones f¨ªsicas ni mentales de afrontar una extradici¨®n y un posterior juicio. El Tribunal, que rebate as¨ª los argumentos de la anterior instancia, ha dado una semana a las partes para que, una vez en posesi¨®n de los informes m¨¦dicos, presenten sus alegaciones. Sin duda es a la justicia espa?ola a quien corresponde alegar en derecho. Ahora podr¨¢ hacerlo, a pesar de que el Gobierno de Aznar mantenga su decisi¨®n de no recurrir contra la decisi¨®n que adopte Straw, seg¨²n ha expresado reiteradamente el ministro Matutes.
El Gobierno, que curs¨® las primeras alegaciones de Garz¨®n contra la decisi¨®n de Straw, se ha comprometido a transmitir a Londres cualquier alegaci¨®n que pueda hacer el juez de la Audiencia Nacional sobre la base de los nuevos datos. Pr¨¢cticamente se vuelve a la situaci¨®n anterior a los recursos. Una vez que disponga de las nuevas alegaciones, Straw, que ha tenido buen cuidado en cubrirse sus espaldas, tomar¨¢ su decisi¨®n final "en un plazo breve", aunque no se puedan descartar nuevos recursos. Pero si cambia de decisi¨®n y devuelve el caso al terreno plenamente judicial, el Gobierno espa?ol tendr¨¢ que seguir tramitando lo que pida la Audiencia.
El acceso a los informes m¨¦dicos, realizados a petici¨®n de Chile por facultativos elegidos por el Home Office, es una pieza esencial que nunca debi¨® quedar a oscuras. En un caso como ¨¦ste el principio de contradicci¨®n propio de todo procedimiento judicial debe prevalecer sobre el de la confidencialidad m¨¦dica absoluta, aunque se pide a los Estados que no divulguen su contenido. Con su decisi¨®n, el tribunal londinense ha restaurado la transparencia que exige el caso.
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