Salud electoral
Algo han debido ver los dos principales partidos en las encuestas que les empujan a multiplicar sus ofertas electorales en el campo de la sanidad p¨²blica. Hace cuatro a?os, la madre de todas las batallas era la del empleo y sus derivaciones: subsidios de paro, pensiones... Las cosas van ahora mejor en ese terreno y en lo que se pone el acento es en la calidad de los servicios p¨²blicos, empezando por los relacionados con la salud. Es llamativo que, con la excepci¨®n del gasto farmac¨¦utico, hayan pasado a segundo plano los discursos sobre la racionalizaci¨®n de costes de la sanidad p¨²blica. Lo primero son las ofertas al consumidor: camas individuales en los hospitales, ampliaci¨®n del horario de asistencia, salud bucodental, ayudas para la adquisici¨®n de pr¨®tesis, aud¨ªfonos, gafas... Hay una cierta puja por ver qui¨¦n da m¨¢s.Se trata de electoralismo, sin duda, pero en un sistema legitimado por los votos ciudadanos no habr¨ªa que escandalizarse por ello, ni siquiera por la evidencia de que el partido del Gobierno copie hoy el programa que los socialistas presentaron hace dos meses. Si no cumplen sus promesas, o se meten en una espiral de gasto que obliga a subir los impuestos o a recortar otros servicios no menos acuciantes o que benefician a otros sectores, los electores les pasar¨¢n factura. Lo criticable no es, por tanto, que seleccionen ofertas con gancho electoral e incluso que se las copien al adversario, sino la incongruencia entre tales promesas y el discurso de la responsabilidad y el rigor que cultiva el Gobierno del PP. Las ofertas de los socialistas fueron coreadas con sarcasmos de Aznar -"gratis total", "brindis al sol"-, sus ministros y cadenas adheridas: ellos no se dejaban arrastrar por la demagogia, el electoralismo o la irresponsabilidad de las concesiones f¨¢ciles.
Pero ha resultado que s¨ª se dejan. Sencillamente, porque mandan las encuestas. Ya ocurri¨® hace a?os con la reducci¨®n de la mili: sali¨® el CDS de Su¨¢rez ofreciendo reducir el tiempo del servicio y s¨®lo cosech¨® descalificaciones. Pero las encuestas indicaron que era una propuesta muy popular y pronto se estableci¨® una subasta por ver qui¨¦n la acortaba m¨¢s. La cosa ya estaba en la mili de tres meses cuando se plante¨® el ¨®rdago de la supresi¨®n total. Ahora, la oferta m¨¢s completa, hasta detallista, es la sanitaria, en contraste con el car¨¢cter ambiguo de otros aspectos, como los impuestos necesarios para financiar esas mejoras. La derecha acusa de demag¨®gica la oferta "socialcomunista", pero, por si acaso, la copia; al menos en los terrenos que supone con mayor impacto electoral.
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