Las cajas de ahorro ante el futuro Mart¨ªn Sevilla y Jordi Palafox
Siguiendo una costumbre ya casi permanente de los representantes empresariales (sean del tipo que sean) cuando se acercan las elecciones, el presidente de la Cierval, Rafael Ferrando, ha manifestado los puntos de vista de la organizaci¨®n que preside sobre el futuro de las cajas de ahorros. Contrariamente a la opinin¨®n de algunos dirigentes pol¨ªticos, en nuestra opini¨®n lo ha hecho en el momento oportuno. Porque si no se exponen este tipo de propuestas ante unos comicios que pueden decidir qui¨¦n tiene la mayor¨ªa para formar gobierno en Espa?a y, por tanto, la capacidad para modificar la Ley de Cajas (LORCA), ?cu¨¢ndo es el momento oportuno para pronunciarse sobre ellas?La cuesti¨®n de las cajas de ahorro no est¨¢ incluida en la tan manida relaci¨®n de las cuestiones de Estado; aquellas que hacen necesario un acuerdo nacional para perfilar su car¨¢cter. Por ello los diferentes partidos tienen la obligaci¨®n de exponer qu¨¦ es lo que tienen previsto hacer con la normativa acerca de las cajas en caso de tener la mayor¨ªa suficiente para formar gobierno en las nuevas Cortes Generales. Con independencia de poder analizar este posicionamiento una vez presentados los programas pol¨ªticos para las elecciones, puede ser ¨²til analizar los criterios expuestos por Rafael Ferrando sobre el futuro de las cajas.
Lo primero que llama la atenci¨®n de su propuesta, tal como ha sido traducida por casi todos los medios de comunicaci¨®n, es su poca articulaci¨®n. Ferrando incluye en el mismo paquete dos cuestiones muy diferentes: el funcionamiento general de las cajas de ahorro y el comportamiento de las cajas valencianas. Seg¨²n el presidente de la patronal, las cajas valencianas no tienen el comportamiento estrat¨¦gico puesto en pr¨¢ctica por otras (muy probablemente La Caixa y Caja Madrid), que han adoptado una posici¨®n m¨¢s activa en el terreno de las participaciones industriales, "no habiendo entrado en n¨²cleos econ¨®micos importantes".
Si esto ha sido hasta ahora as¨ª y, siguiendo el razonamiento de Ferrando, se propone un cambio de estrategia, no es necesario llevar a cabo ning¨²n tipo de modificaci¨®n legal. La participaci¨®n en el accionariado de distintas empresas estrat¨¦gicas decidida tanto por La Caixa como por Caja Madrid en su pol¨ªtica de inversiones, se ha realizado dentro del marco normativo actualmente vigente. Por tanto, defender la conveniencia de una actuaci¨®n similar no hace necesario modificarlo. Requiere ¨²nicamente una actuaci¨®n m¨¢s intensa en este terreno de las dos grandes cajas del Pa¨ªs Valenciano.
Cabr¨ªa apuntar en este sentido que esta l¨ªnea de acci¨®n, con ser importante e incluso conveniente, no es ajena a las decisiones que en los ¨²ltimos a?os han adoptado las cajas valencianas, aunque evidentemente no han alcanzado los niveles de las dos grandes cajas espa?olas, porque tampoco sus recursos lo permiten. Una simple comparaci¨®n de balances permite deshacer bastantes de los t¨®picos al uso, y demuestra que no se hace con un porcentaje de la propiedad de una gran empresa quien quiere, sino quien, por la magnitud de sus recursos, puede. Y ello al margen de que, por otro lado, no debieran infravalorarse los riesgos inherentes a una estrategia de ese tipo para entidades de tama?o medio. Aun dentro de una coyuntura expansiva como la actual, no pueden ignorarse los interrogantes que pueden implicar las decisiones adoptadas en las cuentas de resultados futuras, cuando el ciclo haya cambiado de signo.
Si lo anterior es una obviedad, ?en qu¨¦ mejorar¨ªa nuestra posici¨®n con la propuesta de privatizaci¨®n de Ferrando? En muy poco o en nada. A la espera de que dicha proposici¨®n se concrete, las nuevas cajas privatizadas esbozadas por Ferrando, se parecen muy mucho a las posibilidades legales ofrecidas por la actual normativa. Tanto el consejo de administraci¨®n como la comisi¨®n de control o el destino a obras sociales propuestas por ¨¦l est¨¢n ya contenidos en las leyes actuales (incluso con su menci¨®n a la "descafeinada representaci¨®n pol¨ªtica").
Posiblemente, la mayor diferencia radicar¨ªa en lo que ¨¦l denomina "privatizaci¨®n". Si no hemos entendido mal, este proceso consistir¨ªa en valorar estas entidades, traducirlo en un valor accionarial y sacarlas al mercado en varios tramos "para que nadie tenga m¨¢s del 3%, evit¨¢ndose el desembarco de los grandes grupos financieros", accediendo as¨ª los impositores a la propiedad de las cajas. Esto conllevar¨ªa el reparto de beneficios para estos accionistas, aunque Ferrando sigue manteniendo la necesaria continuidad de la obra social. Si tenemos en cuenta que en su propuesta de consejo de administraci¨®n s¨®lo est¨¢n representados los impositores (que son todos, aunque no tengan acciones), las entidades fundadoras y la descafeinada representaci¨®n pol¨ªtica, ?en qu¨¦ se diferencia la propuesta de la actual situaci¨®n legal que posibilita la existencia de accionistas de las cajas a trav¨¦s de las cuotas participativas con derecho al cobro de dividendos aunque no otorgan derechos de participaci¨®n?
Es obvio, pues, que la sugerencia del presidente de la Cierval no introduce ninguna mejora sobre la situaci¨®n presente. Es m¨¢s, lo que aportar¨ªa, de llevarse a la pr¨¢ctica, es una mayor inseguridad en el funcionamiento de las entidades al estar algunos aspectos sujetos a una mayor tensi¨®n entre los intereses p¨²blicos y los accionistas privados. La limitaci¨®n del 3% de la posesi¨®n del capital de las mismas, al margen de arbitraria (?por qu¨¦ el 3% y no, por ejemplo, el 4% o el 6%?), no matiza un ¨¢pice del razonamiento anterior. La dispersi¨®n del accionariado en modo alguno asegura que otros grupos financieros no pudiesen entrar en las mismas y dominar su gesti¨®n y su estrategia de actuaci¨®n. Un repaso a los porcentajes de acciones en manos de los denominados "n¨²cleos duros" de las grandes empresas espa?olas permite comprobar lo inexacto de la sugerencia.
La situaci¨®n actual de las cajas, y entre ellas las valencianas, es, sin duda, mejorable. Cap¨ªtulos como la adquisici¨®n de mayores tama?os, la b¨²squeda de f¨®rmulas para mejorar la captaci¨®n de cuotas de pasivo, la distinci¨®n y separaci¨®n entre sus actividades de entidades financieras y las relacionadas con unas obras sociales a las que les falta transparencia y les sobra dependencia de la Administraci¨®n, o el necesario debate sobre su presencia internacional, exigen, con urgencia, nuevas f¨®rmulas. Pero las propuestas a realizar, deber¨ªan contar, al menos, con un m¨ªnimo de prudencia y rigor. De otra forma, se transmite la sensaci¨®n de estar dictadas por los intereses pol¨ªticos o empresariales de algunos. Esto es lo que ha ocurrido recientemente con los informes del Fondo Monetario Internacional o de la OCDE sobre esta cuesti¨®n, los cuales no han hecho sino reducir todav¨ªa m¨¢s el prestigio de ambas instituciones entre los economistas.
Como resulta evidente de lo escrito hasta aqu¨ª, en nuestra opini¨®n el presidente de la Cierval no ha enfocado adecuadamente los retos a los que se enfrentan las cajas. Pero esta discrepancia, en modo alguno, implica negarle el derecho a expresar sus opiniones. Una distinci¨®n ¨¦sta, nada irrelevante teniendo en cuenta la airada reacci¨®n que han provocado sus declaraciones en el Consell y en las C¨¢maras de Comercio.
Mart¨ªn Sevilla es profesor de la Universidad de Alicante, y Jordi Palafox, de la de Valencia.
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