Mala suerte
ESPERANZA PEL?EZTouti Kakreti es un chico de 21 a?os con muy mala suerte. Hace dos lleg¨® a Espa?a desde Argelia. Acab¨® en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Capuchinos (M¨¢laga) con una orden de expulsi¨®n en el bolsillo. Mientras estaba all¨ª, un grupo de compatriotas suyos prendi¨® un mont¨®n de colchonetas del m¨®dulo donde estaban encerrados. Despert¨® envuelto en llamas. Pas¨® 100 d¨ªas en el hospital. Sali¨® vivo, pero perdi¨® gran parte de las dos orejas y de un dedo de la mano derecha. El fuego le dej¨® tambi¨¦n cicatrices en el cuello y la cabeza y un mont¨®n de complejos y traumas.
La Sala Primera de la Audiencia de M¨¢laga ha condenado a los autores del incendio a pasar ocho a?os en la c¨¢rcel y a pagar casi nueve millones de pesetas en concepto de indemnizaci¨®n. Pero Kakreti sabe que lo m¨¢s probable es que no vea ni una peseta, porque los condenados son insolventes y el Estado ha sido eximido de responsabilidad civil subsidiaria.
Sin embargo, durante el juicio, los polic¨ªas que estaban a cargo del centro reconocieron que el salvamento fue muy dif¨ªcil porque la ¨²nica puerta por la que los pod¨ªan evacuar estaba cerrada con llave y, como la luz se hab¨ªa ido a causa del incendio y tampoco hab¨ªa luces de emergencia, hasta que llegaron los bomberos, ¨²nicamente pudieron vaciar en vano dos extintores y tratar de apagar las llamas que envolv¨ªan a los internos con una manguera de mano.
El comisario jefe de polic¨ªa, V¨ªctor Olmo, reconoci¨® tambi¨¦n en el juicio que despu¨¦s del gran incendio hab¨ªan ocurrido otros dos m¨¢s en el centro. Y cuando se iniciaron las obras de remodelaci¨®n de Capuchinos, el subdelegado del Gobierno, Carlos Rubio, dijo que la reforma preve¨ªa la instalaci¨®n de un sistema contra incendios, lo que significa que se conoc¨ªa el riesgo de desgracias como la que ocurri¨® en mayo de 1998.
La sala ha esgrimido dos razones incontestables para justificar la exenci¨®n de culpas del Estado: los autores del incendio no eran funcionarios ni personal directamente dependiente del Estado y los agentes que estaban a cargo del centro no actuaron de manera negligente. La decisi¨®n est¨¢ avalada por la legalidad, pero no deja de ser mala suerte que Kakreti se quemase all¨ª. Si el incendio hubiera ocurrido en una discoteca, o en una pensi¨®n que careciera de medidas contra incendios. ?Se hubiera eximido de responsabilidad civil subsidiaria a sus due?os?
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