"Aix¨° de la cultura..." JOAN DE SAGARRA
El viernes, anteayer, acud¨ª al primer almuerzo electoral de mi vida. Conf¨ªo en que no se repita.Se lo cuento. El pasado lunes, ?o era el martes?, me llam¨® por tel¨¦fono un chico muy simp¨¢tico que me dijo que llamaba desde el gabinete del se?or Narc¨ªs Serra para invitarme a un almuerzo -el del viernes- con el se?or Serra y el alcalde Clos, al que asistir¨ªan una veintena de personas, en Casa Leopoldo. El chico simp¨¢tico a?adi¨®, a modo no s¨¦ si de se?uelo o de golosina -lo que para el caso es lo mismo-, que en el almuerzo me encontrar¨ªa con Guillermina Motta y Ram¨®n de Espa?a... Le dije, a bote pronto, que me sent¨ªa muy honrado de que me invitasen con tan selecta compa?¨ªa y que, por poco que pudiese, acudir¨ªa el viernes a Casa Leopoldo (restaurante en el que suelo comer cuando menos una vez a la semana y en el que me cuidan, me miman, como cuando era un ni?o y ya com¨ªa -?y c¨®mo me cuidaban!- all¨ª. Casa Leopoldo. Especialidad en pescados, mariscos y crust¨¢ceos. San Rafael, 24. Barcelona).
De la llamada del chico simp¨¢tico deduje que el almuerzo era un almuerzo electoral en el que el Padrino del PSC-PSOE catal¨¢n, junto con el alcalde de Barcelona, se reun¨ªan con algunos espec¨ªmenes un tanto curiosos de los medios de comunicaci¨®n de este pa¨ªs -el terrrible Ram¨®n de Espa?a, sobradamente conocido de los lectores de este peri¨®dico; la siempre pizpireta Guillermina Motta, una de las joyas de Catalunya R¨¤dio, y un servidor, el iconoclasta o, si prefieren, iconoplasta del periodismo cultural-. De la llamada del chico simp¨¢tico deduje que el Padrino Narc¨ªs y el alcalde Clos iban a fotografiarse con una veintena de basiliscos y lagartijas a cambio de una buena pitanza. Pues me equivoqu¨¦. Pero antes perm¨ªtanme que les cuente por qu¨¦ fui a almorzar el viernes a Casa Leopoldo. Fui para poder decir que hab¨ªa almorzado con el alcalde Clos o, simplemente, que hab¨ªa tomado caf¨¦ con el alcalde Clos (pagando ¨¦l, o yo, que eso es lo de menos). Y es que, a raiz de las pasadas elecciones municipales, me llam¨® una se?ora pidi¨¦ndome una firma en apoyo del alcalde Clos y yo le dije que dif¨ªcilmente pod¨ªa apoyar al alcalde Clos cuando ni tan s¨®lo hab¨ªa tomado un caf¨¦ con ¨¦l, lo cual, para m¨ª, como buen mediterr¨¢neo, viene a ser el abec¨¦ de la convivencia. Pero la se?ora no se dio por vencida, y me dijo que por qu¨¦ no respaldaba al alcalde Clos cuando antes hab¨ªa respaldado al alcalde Maragall. "Muy sencillo, se?ora", le dije. "Porque con el alcalde Maragall he tomado m¨¢s de un caf¨¦ y con el alcalde Clos todav¨ªa no he tomado ninguno". Y colg¨® (o colgu¨¦ yo, qu¨¦ m¨¢s da).
Como les dec¨ªa, yo quer¨ªa tomar un caf¨¦, como m¨ªnimo, con el alcalde Clos, pero el alcalde Clos no hizo acto de presencia el pasado viernes en Casa Leopoldo. S¨ª vino el Padrino Narc¨ªs Serra y con ¨¦l llegaron Miquel de Palol, y Mario Gas, y el galerista Joan Gaspar, e Isabel Coixet -am¨¦n de De Espa?a y de la Guillermina-, y no s¨¦ si hab¨ªa alg¨²n roquero, pero, afortunadamente, se encontraba entre la parroquia el sesudo Josep Ramoneda, mi colega Ramoneda, que me confes¨® haberse confundido de almuerzo, como yo, y ambos nos vimos atrapados -deliciosamente atrapados: las galtes de porc de Josep eran m¨¢s que decentes, y mis peus de porc, otro que tal- en una comida electoral-cultural.
Pero una vez atrapados, y siendo Josep y un servidor unos profesionales -del periodismo, entre otras cosas- como la copa de un pino, no se trataba de desaprovechar la ocasi¨®n. Y mientras nos anunciaban que no contar¨ªamos con la presencia del alcalde Clos y el Padrino Narc¨ªs ped¨ªa, con insistencia, que se guardase una silla para Ferran Mascarell -"el nostre jefe cultural m¨¤xim", como le llam¨® Serra-, Josep Ramoneda, sin pens¨¢rselo dos veces, le solt¨® al Padrino qu¨¦ pensaba sobre el F¨°rum 2004, que a nadie agrada, y a menos convence (cuando lo entienden), y Serra dijo que, bueno, que lo importante es que Barcelona recobre aquel protagonismo que vivi¨® en el 1992, con los Juegos Ol¨ªmpicos, y que, a falta de otra cosa, el F¨°rum de marras podr¨ªa, por qu¨¦ no, funcionar. Cuando menos servir¨ªa, dijo, para rematar algunos cabos sueltos, urban¨ªsticos, de la Gran Encisera del 92. No convenci¨®. La pregunta de Ramoneda era pol¨ªtico-cultural y Serra se sali¨® por peteneras. Pero el Padrino no estaba ah¨ª para responder, sino para saber "com veiem [nosotros] aix¨° de la cultura". De Espa?a apunt¨® algo interesante, pero todo el posible inter¨¦s de la pregunta qued¨® superado, con creces, por el inicio de la respuesta del Padrino Narc¨ªs. "Estic contestant a una pregunta dif¨ªcil mentre menjo [efectivamente: Serra acababa de tragarse un trozo de pan con tomate y jam¨®n]. Aix¨°, el president Ford no ho sab¨ªa fer!". Nos re¨ªmos de lo lindo y la respuesta de Serra se perdi¨® entre las risas.
Al final lleg¨® Mascarell, el "jefe cultural m¨¤xim", el cual habl¨®, con autoridad pero tambi¨¦n sin convencer, del F¨°rum 2004, y al que aprovech¨¦ para pedirle que nos dijera qu¨¦ co?o pasa con la Ciutat del Teatre. ?Y lo consegu¨ª! Total, que el pr¨®ximo d¨ªa 28 Clos y Mascarell se reunir¨¢n con Llu¨ªs Pasqual, el comisionado, para decirle que su proyecto para la Ciutat del Teatro "no es v¨¢lido", pero que ellos "lo aceptan" y, c¨®mo no, har¨¢n "que acabe siendo v¨¢lido". Con los millones de pesetas que ha costado ese proyecto, uno se pregunta c¨®mo no se lo encargaron al propio "jefe cultural m¨¤xim" y a sus dakois. Y, puestos a preguntar, ?para qu¨¦ nos invitan a almorzar? ?Para "aix¨° de la cultura"?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.