P. T. Anderson, Zhang Yimou y Milos Forman suenan como ganadores del Oso de Oro Un hueco y opulento filme de Oliver Stone sobre el rugby americano cierra el concurso
Magnolia, escrita y dirigida por el estadounidense Paul Thomas Anderson; El camino a casa, del chino Zhang Yimou, y The man on the moon, realizada en EEUU por el checo Milos Forman, son los tres t¨ªtulos que m¨¢s suenan como posibles ganadores, en la clausura, que se celebrar¨¢ esta noche, del Oso de Oro, m¨¢ximo premio de una Berlinale que cerr¨® anoche el desfile de las pel¨ªculas en competici¨®n con un sencillo filme franc¨¦s, La habitaci¨®n de los magos, de Claude Miller, y con Any given sunday, una opulenta visi¨®n de Oliver Stone del mundo del rugby.
Cerr¨® el concurso la interesante pel¨ªcula francesa La habitaci¨®n de los magos. La dirige Claude Miller, que se dio a conocer en los setenta y desde entonces, aunque sin atravesar fronteras, suele estar presente en los recuentos de quienes tienen algo que decir en el cine franc¨¦s. Su peque?a pel¨ªcula de 80 minutos transcurre casi ¨ªntegramente en una habitaci¨®n de hospital. Est¨¢ hecha con cuatro francos y es un filme de gran austeridad y finura dram¨¢tica, pero tierno y con brotes de humor que parecen derivados, como el desarrollo de algunas situaciones, de las tradiciones del teatro del absurdo. Se ve bien este filme humilde, que no hace grandes promesas y que cumple holgadamente lo que promete. El caso de Any given sunday es el contrario, promete mucho y cumple apenas nada, por lo que crea frustraci¨®n. No es ¨¦ste el primer globo hinchado que nos llega de la factor¨ªa de Oliver Stone. Y lo eran Asesinos natos, Nixon y, m¨¢s atr¨¢s, The Doors. En ¨¦sta es precisamente donde comenz¨® Stone a medir mal sus fuerzas y a dar al espectador mucho menos de lo que le ofrece.
En Any given sunday, Stone emprende con muchas ganas y medios un proyecto con el que estaba jugando desde hace a?os. Una pel¨ªcula definitiva acerca del mundo del f¨²tbol americano, esa compleja y dura forma de rugby que en Estados Unidos mueve masas de seguidores y millones de d¨®lares. Las regias ambiciones de la pel¨ªcula se evidencian con la sola enunciaci¨®n de su materia: una mirada de casi tres horas al fondo de una pasi¨®n colectiva que no s¨®lo alimenta a un negocio de colosales dimensiones, sino a algo art¨ªsticamente m¨¢s relevante, a una forma de vivir. Stone nos da im¨¢genes s¨®lidas de la turbulenta pasi¨®n y deja ver indicios del pozo negro que hay bajo las arcas de los estadios, pero la forma de vida que esa pasi¨®n genera se le escapa. Entiende Stone de rugby, pero no de gente. Se defiende bien en la zona epid¨¦rmica del asunto pero, cuando quiere afrontar las dos o tres cuestiones de fondo, se pierde en vagas se?ales de humo.
Reparto suntuoso
Cuenta Any given sunday con un reparto suntuoso. Basta nombrar a Al Pacino, Dennis Quaid, Cameron D¨ªaz, James Boods, Ann-Margaret, Mathew Modine, Charlton Heston que lo encabezan. Pero Stone no saca el zumo que tiene dentro esta enorme galer¨ªa de rostros. El gran James Boods, actor preciso donde los haya, deambula completamente perdido, sin saber qu¨¦ demonios hace all¨ª; el no menos grande Al Pacino, que se sabe todas las marruller¨ªas de su oficio, se agarra como una lapa al c¨¦sped al terreno de juego donde entrena a sus muchachos, pero se le nota demasiado que se ha aprendido el oficio de entrenador de memoria y que ahora est¨¢ repitiendo mec¨¢nicamente algo mucho m¨¢s ensayado que asumido y ejercido. Y la lista Cameron D¨ªaz hace de ni?a propietaria de un club porque est¨¢ escrito en el gui¨®n, pero no nos lo hace creer en ning¨²n momento.
Y as¨ª, el resto. Stone no ha electrizado a su reparto y ha desperdiciado un tesoro. Los int¨¦rpretes hacen lo que tienen que hacer y suena irremediablemente a hueco, a ret¨®rica derivada del montaje, sin verdadera creaci¨®n esc¨¦nica, dentro del mareante juego de planos y m¨¢s planos en cascada, con que Stone nos propone una vez m¨¢s su forma desp¨®tica -ya que no deja libertad al espectador frente a ella- de componer trozo a trozo el continuo secuencial. El habil¨ªsimo pegaplanos que es Oliver Stone vuelve otra vez, y ya van muchas, en Any given sunday a darle gusto al dedo de mover vertiginosamente a la moviola, y la verdad es que consigue algunas series de encadenamientos de im¨¢genes, con calculad¨ªsimos subrayados sonoros por debajo, de eficacia inmediata: se ven y causan asombro un instante, s¨®lo un instante, antes de perderse para siempre en los basureros de la memoria.
La brillantez de la c¨¢scara da alg¨²n atractivo visual a Any given sunday, pero el atrac¨®n de im¨¢genes ama?adas, aunque Stone se ha dado cuenta y ha aligerado bastante el metraje, es tan excesivo que se digiere mal. Puede tener esta noche alg¨²n premio t¨¦cnico, pero si lo tiene art¨ªstico ser¨ªa un disparate, aunque peores cosas se han visto en los repartos de galardones de la Berlinale, que suelen ser, junto con los del Festival de San Sebasti¨¢n, los que m¨¢s bronca desencadenan.
Este a?o, que se presum¨ªa el de una Berlinale hist¨®rica, debido a su primer medio siglo y al estreno de su inc¨®moda nueva sede, ha resultado ser uno de los peores. S¨®lo cuatro pel¨ªculas de las veintitantas exhibidas en la secci¨®n oficial alcanzan la altura que requiere un gran festival. Obviamente, de ellas se habla hoy como favoritas al Oso de Oro, pero puede saltar, como otros a?os ha ocurrido, una sorpresa en forma de susto y quedarse en el olvido los nombres del chino Zhang Yimou, director de El camino a casa; el estadounidense Paul Thomas Anderson, escritor y director de Magnolia; el japon¨¦s Akira Ogata, director de Coro de muchachos; y el checo Milos Forman, director de The man on the Moon.
Son cuatro pel¨ªculas imperfectas, pero todas tienen el gran calado y la gran ambici¨®n que se pide a una pel¨ªcula que concursa en un festival como ¨¦ste. Hay alguna otra que se las acerca, pero no suena en las quinielas. Suenan en cambio la pel¨ªcula alemana La leyenda de Rita y la estadounidense Hurac¨¢n, pero porque sus protagonistas, Bibian Beglau y Denzel Washington son considerados int¨¦rpretes favoritos para los premios.
Babelia
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