Las promesas del bautismo JOSEP RAMONEDA
Las propuestas pol¨ªticas se oxidan, incluso las m¨¢s exitosas. El pasado domingo en La Vanguardia Pujol renovaba las promesas bautismales de su nacionalismo ideol¨®gico. Quedaba claro que para el presidente veinte a?os no son nada: ni un solo s¨ªntoma de aggiornamento. El discurso parte de la eterna canci¨®n: "PP y PSOE se dedican a explotar el recelo anticatal¨¢n". Nada se parece m¨¢s a un nacionalista que otro nacionalista. Por eso siempre me ha sorprendido que los nacionalistas catalanes se sorprendan de que los nacionalistas espa?oles hagan lo mismo que ellos y viceversa. ?O no es sobre el recelo antiespa?ol que Pujol ha montado su fortuna?La "grav¨ªsima irresponsabilidad" de "atacar al nacionalismo catal¨¢n porque les puede dar votos", la cometen por igual PSOE y PP, nos dice el president. Lo cual es necesario subrayarlo por dos razones: para se?alar cu¨¢l es la contradicci¨®n principal y para poder entrar en la subasta gane quien gane. Efectivamente, para Pujol la contradicci¨®n entre derecha e izquierda es estrictamente secundaria porque el nacionalismo es el centro, como expresi¨®n geom¨¦trica de una estrategia m¨¢s simple: estar con el que gane. Esta ordenaci¨®n de las contradicciones es, por supuesto, el eje central del entramado ideol¨®gico pujolista: lo nacional es lo que importa. Lo cual le permite esquivar la cuesti¨®n social: derecha e izquierda.
La posici¨®n es lo que importa. Con un pie en direcci¨®n a la derecha y otro en direcci¨®n a la izquierda, a la espera de los resultados, las campa?as electorales de Converg¨¨ncia i Uni¨® son funci¨®n del resultado. En realidad, se reescriben el d¨ªa despu¨¦s, que es cuando se decantan de un lado o de otro. De momento hay que justificar la estrategia de pacto y la contraria. A pesar de lo mal que nos tratan, "hemos conseguido avances en lo competencial y en lo financiero". De otro modo ser¨ªa injustificable la t¨¢ctica de ganador seguro: vote a Converg¨¨ncia i Uni¨® porque gane quien gane estar¨¢ con el que gobierna. Pero, al mismo tiempo, hay que mantener la llama de la insatisfacci¨®n: "Seguimos muy lejos de las necesidades de autogobierno". Lo que se completa con una serie de conocidos ¨ªtems: seguimos teniendo un enorme d¨¦ficit fiscal con Espa?a y esto nos impide disponer de la financiaci¨®n justa para hacer el pa¨ªs que queremos. La bipolarizaci¨®n PP-PSOE est¨¢ hecha para perjudicarnos. No nos podemos fiar de ninguno de los dos.
Como remate final, la amenaza: "Esta vez tenemos que hacer un ejercicio de responsabilidad con Catalu?a": si nuestras demandas no son atendidas "no se podr¨¢ contar con una colaboraci¨®n franca nuestra". Pintoresca formulaci¨®n que s¨®lo confirma que tampoco esta vez vendr¨¢ el lobo. Y que Converg¨¨ncia i Uni¨® seguir¨¢ ayudando al que gane, sea el PP o el PSOE. Aunque la colaboraci¨®n no sea franca.
Dec¨ªa un correligionario de Jordi Pujol que la edad de los partidos muy apegados a una personalidad no es la que dice la historia -veinticinco a?os en el caso de Converg¨¨ncia- sino la de su l¨ªder carism¨¢tico. Esta cacof¨®nica renovaci¨®n de las promesas bautismales de la estrategia pujolista explica que empiecen a hacerse visibles las diferencias entre quienes tienen el encargo de llevar al partido m¨¢s all¨¢ de la largu¨ªsima trayectoria del presidente. Se explica que Xavier Trias cometa deslices pol¨ªticamente incorrectos como insinuar -aun recorriendo a la iron¨ªa- que podr¨ªa entrar en un Gobierno del PP o sugerir un hipot¨¦tico adelanto de las elecciones catalanas en el caso de que los nacionalistas salieran seriamente castigados de las elecciones de marzo.
Cuando una estrategia es ganadora no hay razones para cambiarla. Y Pujol ha ganado muchas veces con esta misma canci¨®n. Pero las sociedades cambian y los movimientos inerciales tambi¨¦n. Viendo la reiteraci¨®n de t¨®picos con que el president se posiciona en campa?a hay que pensar que la peque?a pero constante ca¨ªda de Converg¨¨ncia i Uni¨® en las ¨²ltimas convocatorias electorales no se debe tanto a la incomodidad de su potencial electorado por la alianza con el PP como a los manifiestos s¨ªntomas de agotamiento de un discurso que no admite modulaci¨®n ni renovaci¨®n. Uno duda que, en el propio espacio nacionalista, esta letan¨ªa tan repetida pueda generar alg¨²n entusiasmo a los ciudadanos, m¨¢s all¨¢ de la beater¨ªa que todo l¨ªder carism¨¢tico genera y de estos aprendices de yuppy que s¨®lo leen el Avui y el Wall Street Journal (y que por tanto se quedaron sin esta dosis de alpiste espiritual).
A diferencia de otros partidos, como el PSOE que al perder el poder qued¨® paralizado por la derrota dulce y a¨²n tiene la renovaci¨®n por empezar, Converg¨¨ncia i Uni¨® ha tenido la posibilidad de emprender su renovaci¨®n desde el poder. En principio, es una suerte, porque frena las fuerzas centr¨ªfugas. Pero puede convertirse en un inconveniente si los intereses de quien ya s¨®lo piensa en el d¨ªa a d¨ªa chocan con quienes deben pensar forzosamente en el futuro. Los ¨²ltimos nombramientos confirman que Converg¨¨ncia i Uni¨® va a debatirse entre la afirmaci¨®n de los principios (el nacionalpragmatismo reafirmado por Pujol en La Vanguardia) y la ampliaci¨®n del horizonte mental hacia una comprensi¨®n m¨¢s abierta de la realidad social catalana y hacia una relaci¨®n menos especulativa con Madrid. A estas alturas, el invicto discurso de Pujol empieza a ser ya un anacronismo. Si a ello a?adimos al PSC en estado impasible, a imagen de su eterno candidato, (de ello hablar¨¦ en pr¨®ximo art¨ªculo), entre la estrategia a medio plazo de Maragall y el giro desesperado de Almunia, no ser¨ªa de extra?ar que en Catalu?a, como pronostican algunos, la abstenci¨®n hiciera estragos. Por fortuna para Pujol, Piqu¨¦ sigue oficiando de pol¨ªtica sin alma. Y as¨ª -esto lo sabe bien el presidente- no se llega a ninguna parte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.