'El ojo de la libertad' desvela un Bu?uel v¨ªctima y verdugo, admirado y censurado Se abre en Madrid la exposici¨®n conjunta de la Residencia de Estudiantes y el Museo ICO
Lector voraz, rom¨¢ntico empedernido, artista ¨¢crata y provocador, perseguido por la caza de brujas de los gringos y de la Espa?aza negra que ¨¦l mismo denunci¨® en su cine; amigo ¨ªntimo de much¨ªsimos grandes del siglo XX, que lo admiraron y lo quisieron, aragon¨¦s mordaz y sentencioso, inquieto y so?ador hasta el final... Todos estos atributos de Luis Bu?uel, que hoy cumple sus primeros 100 a?os de vida a pesar de haber muerto f¨ªsicamente hace 17, se pueden ver ya en la exposici¨®n El ojo de la libertad, que se exhibe en dos sedes de Madrid: la Residencia de Estudiantes y el Museo del ICO.
Son dos paseos paralelos y gozosos por la fecunda vida, la impresionante obra, los numerosos amigos y los poderosos enemigos de Luis Bu?uel. Un recorrido biogr¨¢fico lleno de viajes, laberintos y tormentas en el que se mezclan cuadros y dibujos de sus compa?eros de vanguardia (Mir¨®, Max Ernst, Man Ray...); cartas y telegramas cruzados por el cineasta con cien personajes cruciales del siglo; fotos de todas las ¨¦pocas, disfraces y bromas, testimonios de su intensa vida de lector, dedicatorias de poetas y actores, b¨²squedas y hallazgos del artista que hurg¨® en el coraz¨®n de las tinieblas de esa sociedad pacata y beata que lo odi¨® un d¨ªa y que ahora, cuando su voz ya est¨¢ callada y no amenaza el orden establecido, lo encumbra sobre el vac¨ªo del reconocimiento oficial y la foto en precampa?a electoral. Eso pas¨® ayer, y fue el presidente de la SGAE, Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, el que tir¨® de memoria y record¨® la gran iron¨ªa hiriente: que Espa?a trat¨® a Bu?uel como escoria, y cercen¨®, censur¨¢ndolo, el libertario arte del autor de Tristana y Viridiana. Lo dijo ante una nube de periodistas y c¨¢maras, en los jardines de la Residencia donde Bu?uel, Lorca y Dal¨ª planearon las diabluras que pusieron boca abajo la cultura espa?ola. Pero nadie escuchaba. Por all¨ª estaba el ministro de Econom¨ªa y Hacienda, Rodrigo Rato (que lleg¨® una hora tarde), el secretario de Estado de Cultura, y el jefe de Cultura de la oposici¨®n, y la presidenta de la Academia de Cine, el embajador de M¨¦xico, el presidente de Ibercaja, el de Arag¨®n...
"?Viva el olvido!"
Tal vez demasiadas autoridades para el gusto sencillo de aquel aragon¨¦s radical que una vez dijo: "Encuentro falaces y peligrosas todas las ceremonias conmemorativas, todas las estatuas de grandes hombres... ?Viva el olvido. Yo s¨®lo veo dignidad en la nada!".
Aunque lo cierto es que ni el bullicio se o¨ªa dentro ni la sangre lleg¨® al r¨ªo. De pie junto a los fantasmas, las ideas y las frases inolvidables ("amo la soledad, a condici¨®n de que un amigo venga a hablarme de ella de vez en cuando"), entre los retazos de la fascinante memoria de este testarudo y rom¨¢ntico hijo del siglo, est¨¢ su nonagenario amigo Jos¨¦ Bello, el gran Pep¨ªn: "Bu?uel fue muy feliz aqu¨ª", dec¨ªa sin dejar de sonre¨ªr, "todos lo fuimos aunque dinero no ten¨ªamos... Lorca y Dal¨ª promet¨ªan m¨¢s que ¨¦l, pero f¨ªjate: si hubiera visto todo esto, le habr¨ªa divertido mucho".
Muy cerca hay una vitrina que pone: Calanda, a?o 1900. La salita muestra un cuaderno escolar, el colegio, una foto en tirantes, tirando el peso... El ni?o pendenciero Luis Bu?uel escribe una nota con palotes muy formales a dos compa?eros de clase: los cita en el callej¨®n de la Facultad, "y si no pod¨¦is, en el colegio me la pagar¨¦is los dos".
Un poco m¨¢s adelante, la felicidad: los a?os de la Residencia, 1917-1924. ?leos de Paco Bores, Moreno Villa, ?ngeles Ortiz; un ejemplar de La r¨¦volution surr¨¦aliste; un libro con sus poemas (de 1981) y una carta de Dal¨ª, el otro gran gamberro, desde el Hotel St. Moritz, New York, pero sin ortograf¨ªa: "Tengo que irme de haqui...". Hay tambi¨¦n un telegrama posterior, a Venecia, en italiano daliniano: "Un abbraciato muoi interessato per premio Bienale".
Surgen los primeros libros: Las Jurdes de Maurice Legendre, que inspirar¨ªa el documental; Cinelandia, de su gran maestro en im¨¢genes chocantes y latigazos, Ram¨®n G¨®mez de la Serna; las Primeras canciones, de Lorca, el Principio de relatividad, de Blas Cabrera, Sobre los ¨¢ngeles, de Alberti, los poemas de Moreno Villa e Hinojosa...
Tambi¨¦n hay ¨®leos de Ram¨®n Ac¨ªn, mecenas de Tierra sin pan; el cuadro de Pepe Caballero El sangriento juego del ajedrez, dibujos surrealistas de Lorca, el anuncio del campeonato de boxeo que gan¨® "Luis Bu?uel, de 72 kilos", fotos de atletas y fil¨®sofos y la siguiente frase: "Darwin me deslumbr¨® y me hizo acabar de perder la fe".
Llega la guerra y el exilio: la exposici¨®n sigue en el Museo del ICO, calle de Zorrilla, 3. Primero, siete a?os de mala vida en Estados Unidos. Lecturas f¨¦rtiles (Gide, Apollinaire, Lewis Carrol, Engels, Cervantes, Defoe, La Celestina, Tratado de ara?as, Psicopat¨ªa sexual, Los jesuitas, Bataille, Max Aub) y cartas in¨²tiles para proyectos frustrados, como Ilegible, hijo de flauta...
Tras la caza de brujas y el despido del museo, se lleva los libros a M¨¦xico (1946): Larrea, Ganivet, Ayala, Am¨¦rico Castro... Muchas fotos de rodajes (hizo all¨ª 20 pel¨ªculas: "Nada en ellas me parece indigno"), seis fotos maravillosas de Juan Rulfo, cartas de Cocteau, Alec Guiness, G¨¦rard Philipe, Zavattini, los figurines de Remedios Varo y Leonora Carrington...
En el piso de arriba, la breve y censurada vuelta a Espa?a, en el 61, otra vez Francia (1964-1977) y m¨¢s cartas: un Cort¨¢zar lleno de admiraci¨®n ("no todo est¨¢ perdido mientras haya poetas como usted, rebeldes como usted"), Truffaut, Carlo Ponti, Catherine Deneuve ("Don Luis..."), Jos¨¦ Donoso, Jeanne Moreau ("le mando una flor de jazm¨ªn"); Fernando Rey cant¨¢ndole desde el hotel Mart¨ªnez, de Cannes, el ¨¦xito de Tristana; Paco Rabal, que encabeza "Querido t¨ªo...", y su compadre Max Aub, que quiere hacer un libro sobre ¨¦l y dice: "Para que te escriba al cabo de 60 a?os, es necesario que crea que es importante".
En la pared, Equipo Cr¨®nica, Genov¨¦s, Millares, Arroyo, Saura y dos grandes piezas-retrato de Gironella: Bu?uel con valles inclanes, y una gran caja de 1983, con dos rostros del cineasta y esta parafernalia: un logotipo de Chicote, una lata de aceite de oliva, otra de calamares en su tinta, el retrato de G¨®mez de la Serna en el caf¨¦ Pombo, dos santos y una moneda volando.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.