La calmada firmeza de un veterano
Fernando Buesa Blanco muri¨® ayer caminando. Era as¨ª, andando, como acostumbraba a desplazarse por Vitoria. A esa hora fat¨ªdica se dirig¨ªa desde su domicilio a la sede socialista y pensaba seguramente en la reuni¨®n del comit¨¦ electoral del PSE-EE convocada para veinte minutos despu¨¦s. Tambi¨¦n las horas anteriores las hab¨ªa dedicado a su partido: present¨® en San Sebasti¨¢n el programa electoral, que elabor¨® junto a su compa?ero Jes¨²s Egiguren, su polo opuesto en el PSE en cuanto a la relaci¨®n con el nacionalismo y el posicionamiento ante el conflicto vasco.Diplom¨¢tico, h¨¢bil y conciliador en las formas, sus adversarios le tem¨ªan en una mesa de negociaci¨®n por su preparaci¨®n y la dureza en la defensa de los intereses de su partido y de sus convicciones. Pero esta firmeza estaba exenta de agresividad. Ejerc¨ªa esa capacidad dentro y fuera de su partido, sin elevar jam¨¢s el tono ni descomponer el gesto, entre elegante y distante. Esa frialdad en el trato, producto de su timidez, lastr¨® su proyecci¨®n popular en los cargos de representaci¨®n que ocup¨®. Su habilidad parlamentaria le ha valido el reconocimiento como el mejor de los portavoces de los grupos de la C¨¢mara vasca, capaz incluso de reconvenir al propio presidente del Parlamento aut¨®nomo, Juan Mar¨ªa Atutxa, en el transcurso de algunos debates en cuestiones de reglamento.
En los d¨ªas previos al asesinato vivi¨® dos alegr¨ªas: el viernes sac¨® adelante en el Parlamento vasco, de modo inesperado y s¨®lo propiciado por la ausencia de EH, una moci¨®n pidiendo el fin de la lucha callejera que tanto estaba sacudiendo a militantes de su partido y del PP desde la ruptura de la tregua por parte de ETA. La del viernes fue su ¨²ltima confrontaci¨®n verbal con los portavoces del nacionalismo vasco, especialmente con el del PNV, Joseba Egibar, con quien mantuvo encendidos debates en la C¨¢mara vasca.
Cr¨ªtico implacable de la estrategia desarrollada por los nacionalistas ante el proceso de paz, el pol¨ªtico socialista siempre ha sostenido la necesidad de afianzar una pol¨ªtica autonomista sin caer en la incertidumbre de la utop¨ªa soberanista.El s¨¢bado asisti¨® a la manifestaci¨®n contra ETA convocada por el colectivo ?Basta ya! en San Sebasti¨¢n. All¨ª declar¨® a este peri¨®dico: "Esta manifestaci¨®n era necesaria porque desde hace mucho tiempo; hay mucha gente que viene sufriendo agresiones del mundo intolerante que padecemos en el Pa¨ªs Vasco, sin que el Gobierno vasco y los partidos nacionalistas que tienen la responsabilidad de velar por la seguridad y la libertad de todos [el consejero de Interior es del PNV] hagan lo suficiente. Hac¨ªa falta de una vez decir que estamos hartos, que ya est¨¢ bien, que es necesario que la seguridad y la libertad de todos pueda resguardarse y protegerse por el Gobierno y protegerse adem¨¢s de forma que nadie sufra ese estado de agresividad que estamos viviendo".
Buesa aunaba en su persona la condici¨®n de secretario general de los socialistas alaveses, miembro de la ejecutiva de Euskadi y del comit¨¦ federal del PSOE, con la de portavoz de su partido tanto en el Parlamento vasco como en las Juntas Generales [parlamento provincial] de ?lava. Pero antes lo hab¨ªa sido casi todo en la pol¨ªtica vasca.
Naci¨® en Bilbao el 29 de mayo de 1946, pero desarroll¨® su actividad profesional y pol¨ªtica en Vitoria. Miembro de una conocida y extensa familia vitoriana, inici¨® su carrera como abogado en 1970. En la pol¨ªtica vasca, en la que se estren¨® con un breve tr¨¢nsito en las filas de la democracia cristiana, pas¨® por casi todos los estadios posibles. Fue concejal del Ayuntamiento de Vitoria entre 1983 y 1987, a la par que su personalidad le llevaba a ganar posiciones en la vida interna de su partido, del que por la misma ¨¦poca era secretario de organizaci¨®n. Tambi¨¦n dirigi¨® la Diputaci¨®n de ?lava en dos periodos.
Pero su papel institucional m¨¢s destacado lo tuvo como vicelehendakari [vicepresidente] y consejero de Educaci¨®n, Universidades e Investigaci¨®n del Gobierno vasco presidido por Jos¨¦ Antonio Ardanza entre 1990 y 1994. Entre otras cosas, Euskadi le debe la ordenaci¨®n de su sistema educativo.
Pese a su cr¨ªtica implacable al nacionalismo, y a haber expuesto en numerosas ocasiones sus posturas cr¨ªticas sobre cuestiones relacionadas con el euskera y las ikastolas, fue ¨¦l quien logr¨® cerrar el Pacto Escolar en la comunidad aut¨®noma, un acuerdo pol¨ªtico relevante que puede considerarse hist¨®rico, ya que puso orden y paz en un sector especialemente sensible y propenso a la conflictividad. Con ¨¦l sent¨® las bases para la inclusi¨®n de las ikastolas que lo desearon -estos centros de educaci¨®n exclusivamente en euskera nacieron en su mayor¨ªa de iniciativas privadas o cooperativas de grupos de padres y profesores- en la red p¨²blica vasca y normaliz¨® los modelos ling¨¹¨ªsticos en los que se imparte la ense?anza en Euskadi.
Dentro del socialismo vasco, Fernando Buesa fue siempre un hombre de Ram¨®n J¨¢uregui y con el abandono de ¨¦ste de la secretar¨ªa general del PSE de Euskadi para incorporarse a la ejecutiva federal, y la llegada a la c¨²pula vasca de Nicol¨¢s Redondo se convirti¨® en la voz m¨¢s dura frente al nacionalismo, a la cabeza de la organizaci¨®n del territorio menos nacionalista de Euskadi.
Buesa representaba al perfil alav¨¦s del partido, receloso con las veleidades vasquistas, y poco entusiasta de los pactos con el Partido Nacionalista Vasco, al menos en los ¨²ltimos a?os. En julio de 1998 oblig¨® al PSE a desalojar el Gobierno de la Diputaci¨®n de ?lava despu¨¦s de que el alcalde del Ayuntamiento de Vitoria, Jos¨¦ ?ngel Cuerda, echara a los socialistas del equipo municipal.
Junto al senador Javier Rojo configura el d¨²o que controla con mano de hierro el PSE en ?lava. Implacable en sus posturas contra los violentos, Fernando Buesa se encontraba desde hace entre los objetivos de varios comandos de ETA desarticulados en ?lava.
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