Muere Stanley Matthews, mago del regate El gran jugador ingl¨¦s, primer Bal¨®n de Oro, se retir¨® con 50 a?os como Caballero del Imperio
Sir Stanley Matthews, el primer futbolista que recibi¨® el t¨ªtulo de Caballero del Imperio Brit¨¢nico, falleci¨® ayer a los 85 a?os, no demasiado despu¨¦s de disputar su ¨²ltimo partido como profesional. En 1965, con 50 a?os, se retir¨® del f¨²tbol convertido en leyenda viviente. Matthews, conocido como el mago del regate, consider¨® despu¨¦s con un excelente sentido del humor que "la retirada, tal vez, fue algo prematura". La noticia de su fallecimiento se divulg¨® poco antes del encuentro que enfrent¨® a Inglaterra y Argentina en el estadio de Wembley, el templo del f¨²tbol que tambi¨¦n se acerca a su fin. No fueron pocos los que expresaron ayer su deseo de que el nuevo Wembley acoja una estatua del c¨¦lebre Matthews, futbolista perenne en todos los sentidos. En su homenaje, todos los jugadores ingleses lucieron ayer un brazalete negro.Al contrario de las tesis dominantes, dice Pep Guardiola que los equipos no deber¨ªan construirse de atr¨¢s hacia delante, que lo esencial ser¨ªa comenzar por dos extremos r¨¢pidos y profundos. Si de eso se trata, Matthews ser¨ªa la elecci¨®n perfecta. Extremo derecha de habilidad superlativa, Stanley Matthews fue un referente del juego desde su debut en 1931 con la casaca del Stoke City hasta su retirada 34 a?os despu¨¦s con la misma camiseta. Ahora se puede ver como una anacron¨ªa su largu¨ªsima carrera profesional, producto de otros tiempos y de otro f¨²tbol. Sin embargo, pocos jugadores han atravesado tantas generaciones, tantas d¨¦cadas, sin perder el respeto de sus compa?eros y de la cr¨ªtica. Quiz¨¢ por eso mismo, Matthews fue designado en 1956 como el primer Bal¨®n de Oro, el galard¨®n m¨¢s prestigioso del f¨²tbol mundial. Contaba 41 a?os por entonces y todav¨ªa frecuentaba la selecci¨®n inglesa. Adem¨¢s de un car¨¢cter honor¨ªfico, aquel premio certificaba la vigencia de un jugador que destac¨® por la brillantez de su estilo y por la deportividad que jam¨¢s le abandon¨®. En sus 34 a?os como profesional jam¨¢s fue amonestado, a pesar de ser un objetivo permanente de los laterales izquierdos, que le buscaban sin encontrarle. "Jugar contra Matthews es como jugar contra un fantasma", se dec¨ªa para justificar el car¨¢cter de su juego: r¨¢pido, m¨¢gico, evanescente.
Fue Garrincha antes que Garrincha, o al menos eso puede observarse en las viejas pel¨ªculas que muestran a Matthews amagando hacia adentro y saliendo hacia fuera. Los defensas se sab¨ªan el truco, como tambi¨¦n conoc¨ªan las mismas artes de Garrincha, pero saberlo no era suficiente porque Matthews pod¨ªa cambiar de idea y entrar hacia adentro contra la creencia de los laterales. As¨ª que cada una de sus jugadas era un enigma, y eso le hizo un favorito instant¨¢neo del p¨²blico. Si su habilidad result¨® precoz, su resistencia super¨® cualquier idea razonable del tiempo, aunque su infancia tambi¨¦n tuvo mucho que ver en su obsesi¨®n por mantenerse en un perfecto estado de forma. No es algo supieran los periodistas y algunos le vaticinaron una carrera corta. Con ocasi¨®n de su despedida, Matthews invit¨® a algunos veteranos reporteros a cenar. Cuando los periodistas llegaron a la cita se encontraron en la mesa con una colecci¨®n de recortes con sus pron¨®sticos incumplidos.
Natural de Potteries, cerca de Stoke, en el centro de Inglaterra, Stanley Matthews era hijo de un barbero fan¨¢tico del boxeo. A Jack Matthews se le conoc¨ªa como "el barbero luchador de Hanley". Cada ma?ana despertaba a sus hijos a las seis de la ma?ana para hacer una larga tanda de ejercicios f¨ªsicos. El af¨¢n de su padre no convirti¨® a Stanley en un portento atl¨¦tico: siempre fue un jugador liviano, de cuerpo menudo, r¨¢pido pero sin excesos. Lo que aprendi¨® de la dura disciplina con su padre fue una pasi¨®n por el rigor en los entrenamientos. Siempre estuvo fino, sin un gramo de grasa, listo para amagar y largarse.
Nunca le abandon¨® su obsesi¨®n por el f¨²tbol. Por un lado, era un jugador intuitivo, como todos los grandes extremos, pero por otra parte siempre fue un estudioso del juego. Si hab¨ªa algo que pudiera ayudarle a mejorar su rendimiento, no dudaba en apreciarlo. De este modo, dise?¨® y patent¨® una botas 200 gramos m¨¢s ligeras que las habituales en aquellos tiempos. Era la mejor manera de ganar control sobre la pelota y ganar la cent¨¦sima necesaria en el regate al defensa.
Querido como ning¨²n otro por el p¨²blico ingl¨¦s, Matthews no fue un futbolista de grandes t¨ªtulos. S¨®lo gan¨®, por ejemplo, una Copa de Inglaterra. La conquist¨® con el Blackpool en 1953. Aquella final contra el Bolton Wanderers alcanz¨® inmediatamente un car¨¢cter m¨ªtico, probablemente porque el protagonista fue Matthews. O no. Tanta era su aura que su compa?ero Stan Mortensen, otro legendario del f¨²tbol ingl¨¦s, marc¨® tres goles en la victoria por cuatro a tres y, sin embargo, el partido ha quedado para la posteridad como la final de Matthews.
Con la selecci¨®n inglesa alcanz¨® la fama antes y despu¨¦s de la II Guerra Mundial. Debut¨® en el equipo nacional en 1934 y disput¨® su ¨²ltimo partido como internacional en 1957, frente a Dinamarca. Contaba 42 a?os y hab¨ªa sido protagonista de momentos hist¨®ricos del f¨²tbol mundial. Algunas veces en el papel de perdedor, como ocurri¨® en el Mundial de Brasil en 1950, con las derrotas frente a Estados Unidos o Espa?a. O en la memorable tarde de 1953, cuando Hungr¨ªa venci¨® por 3-6 a Inglaterra en Wembley. En cualquier caso, su figura jam¨¢s fue cuestionada. Levant¨® admiraci¨®n por donde pas¨®. Por genial en el juego, por su honestidad en el campo y por su inquebrantable amor al f¨²tbol.
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