El fin de una ilusi¨®n
En el doble sentido del t¨¦rmino ilusi¨®n. Como espejismo y como esperanza. Espejismo pensando que un sector de Euskal Herritarrok hab¨ªa llevado a HB a la mayor¨ªa de edad pol¨ªtica, emancip¨¢ndose de su gran hermano. Algo as¨ª, se dec¨ªa, como el Sinn Fein frente al IRA. Pero eso era olvidar que el MLNV no es una entelequia y que en el MLNV manda ETA y los dem¨¢s obedecen. Esperanza de una sociedad de que, al fin, la pesadilla de ETA podr¨ªa acabarse. Los partidos nacionalistas dejaron muchos jirones de su identidad con la apuesta de Lizarra. Muchos de sus militantes no lo entendieron pero lo daban por bueno como forma de atraer a ETA al redil de la democracia. No digamos nada de la ciudadan¨ªa que vivi¨® con esperanza la tregua aunque ¨²ltimamente con desesperanza ante la persistencia de la kale borroka todos los fines de semana. Muchos hemos vivido todo esto desde la esperanza ilusionante de que el llamado proceso de paz abocar¨ªa a lo que los ciudadanos hemos entendido como lo que es, llamando a las cosas por su nombre, la desaparici¨®n definitiva de ETA. Incluso el primer asesinato despu¨¦s de la tregua, el del teniente coronel Blanco en Madrid, le¨ªdo bajo el s¨ªmil irland¨¦s, hizo decir en no pocos mentideros (no solamente nacionalistas, doy fe) que eso no era sino una llamada de atenci¨®n. Una forma de hacer presi¨®n pero nada m¨¢s. Hab¨ªa quien cre¨ªa, incluso, que ETA entraba en una tregua no declarada. Era como agarrarse a un clavo ardiendo para no perder no fuera m¨¢s que el fantasma de la ilusi¨®n. El doble asesinato de Fernando Buesa y de su escolta, el ertzaina Jorge D¨ªez, el martes pasado en Vitoria ha hecho a?icos toda ilusi¨®n.Algunos dir¨¢n que era cosa sabida. Sin embargo, hablando de ETA y HB hay, al menos, tantas cosas sabidas como sobresabidas. M¨¢s elucubraci¨®n y conjeturas que an¨¢lisis riguroso, intelectualmente sostenido y contrastado m¨¢s all¨¢ de la descalificaci¨®n displicente. Creo que las direcciones del PNV y de EA cometieron un error con la apuesta de Lizarra-Garazi. Muchos la entendimos, a rega?adientes, como la pista de aterrizaje de ETA, pero nos alarmamos cuando constatamos, al paso del tiempo, que hab¨ªa dirigentes que la hab¨ªan entendido como pista de despegue hacia no se sabe bien qu¨¦ objetivos. Lo que contuvo a los militantes y simpatizantes del PNV y de EA fue, claro est¨¢, la ilusi¨®n de la desaparici¨®n de la violencia sin olvidar el despecho, y consiguiente enquistamiento, ante tanto insulto en determinados medios de comunicaci¨®n espa?oles (nacionalista igual a violento) y tanta intransigencia en no pocos dirigentes no nacionalistas, l¨¦ase PP muy particularmente.
Me parece absolutamente clave para entender la situaci¨®n a la que hemos llegado realizar un an¨¢lisis del proceso pol¨ªtico que ha propiciado que del binomio dem¨®cratas frente a violentos, dominante hasta hace cuatro a?os, hayamos pasado al binomio dominante nacionalistas versus constitucionalistas (o nacionalistas vascos versus nacionalistas espa?oles, o, peor a¨²n, vascos contra espa?oles). No es el momento de hacerlo, pero sostengo que arrojar¨ªa responsabilidades entre los nacionalistas y entre los estatalistas, cada cual obviamente diciendo que el responsable principal es el otro, y todos que mi afirmaci¨®n es equidistante, luego ambigua y banal. Adem¨¢s tengo la percepci¨®n de que todos en un determinado momento, que se hizo absolutamente patente despu¨¦s del asesinato de Miguel ?ngel Blanco en julio del 98, se sintieron m¨¢s c¨®modos posicion¨¢ndose como nacionalistas o no nacionalistas que como dem¨®cratas o violentos. Ahora bien, lo relevante es saber si el trastrueque de los binomios es exacto, si responde a la realidad de las cosas y si ha servido en algo para resolver el mayor problema que hay en Espa?a: la existencia de ETA y de un sector importante de la sociedad vasca que la apoya, aun en grados diversos. Ve¨¢moslo brevemente.
Que hemos pasado de enfrentarnos (o afrontarnos, al menos) dem¨®cratas por un lado y violentos por el otro a afrontarnos nacionalistas-no nacionalistas valga, como bot¨®n de muestra, comparar las manifestaciones por la libertad de Aldaia u Ortega Lara, por ejemplo, y la ¨²ltima del "?Basta ya!" en San Sebasti¨¢n el s¨¢bado 19 pasado. O los gritos de dimisi¨®n a Ibarretxe cuando entraba en la catedral de Vitoria para asistir al funeral de Buesa, gritos repetidos horas despu¨¦s ante su residencia.
Que hay proyectos pol¨ªticos diferentes en el Pa¨ªs Vasco es evidente. De ah¨ª que sea leg¨ªtimo decir que el "contencioso vasco" tiene un fondo y una ra¨ªz pol¨ªticos. Pero es err¨®neo concluir que la existencia de proyectos pol¨ªticos diferentes sea la causa de la violencia en el Pa¨ªs Vasco, ni que sea la ¨²nica fractura social en la sociedad vasca. Ni siquiera que conforme la fractura social m¨¢s importante. El problema pol¨ªtico n¨²mero uno de Euskadi y la causa de la violencia es ETA. La explicaci¨®n de su persistencia est¨¢, fundamentalmente, en el apoyo que recibe en una parte importante de la sociedad vasca.
En fin, el trastrueque en la importancia relativa acordada a estos dos binomios en los que se manifiesta, entre otros, la pluralidad de la sociedad vasca trasladando el acento de la barrera ¨¦tica a la opci¨®n politico-nacional me parece que ha sido letal, porque, inevitablemente, los acentos se han desplazado a los extremos, polarizando al m¨¢ximo los proyectos pol¨ªticos y difuminado los discursos m¨¢s moderados. As¨ª, HB ha arrastrado en su radicalidad al nacionalismo moderado y el PSOE, durante demasiado tiempo, no ha tenido en este punto un discurso propio frente al del PP, que adem¨¢s se ha radicalizado en los ¨²ltimos tiempos. Esto no quiere decir en absoluto que se ponga en el mismo plano a HB y al PP, lo que me parece insostenible. Simplemente significo que al poner en primer plano de la pluralidad de la sociedad vasca la disyuntiva de la pertenencia a Espa?a frente a la pertenencia a Euskadi, por delante del referente ¨¦tico, las posturas extremas tienen las de ganar. Por eso el PNV, EA, PSOE e IU pierden posiciones con el trueque. En consecuencia, ETA se envalentona y fuerza posiciones con Udalbiltza. PNV y EA, con graves disensiones internas, acceden. Despu¨¦s ETA pide una consulta con circunscripci¨®n ¨²nica en los seis territorios vascos, Iparralde comprendida. Al fin, PNV y EA responden que eso es un dislate absoluto e intentan contemporizar, pero el Gran Hermano, insatisfecho y, a lo que parece, de nuevo bien pertrechado, rompe la tregua.
Si mi an¨¢lisis es correcto, varias conclusiones se imponen. El intento, laudable y en todo caso ¨²nico, del PNV, EA e IU materializado en Lizarra ha fracasado. M¨¢s precisamente, sus frutos son m¨¢s negativos que positivos (que los hay, pero todo no cabe en un art¨ªculo de prensa). Luego hay que rectificar rompiendo con Lizarra. Nada de congelarlo. Romperlo. Por lo que al nacionalismo vasco se refiere, en lo concreto siempre he abogado por un entendimiento con el PSOE. Lo dije despu¨¦s de las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas y lo repito hoy. La raz¨®n sociol¨®gica es que PNV, EA, IU y PSOE conforman la centralidad de la sociedad vasca. Una sociedad que es mayoritariamente nacionalista y mayoritariamente de izquierdas. Todo en un tono moderado: moderadamente nacionalista, en el n¨²mero y en el talante, y moderadamente de izquierdas, siendo la excepci¨®n en ambas caracter¨ªsticas el mundo del MLNV. Ponerlo en el eje y centro de la pol¨ªtica vasca es un error monumental. Pens¨¦ alg¨²n tiempo que el eje PNV-EA podr¨ªa liderar esa sociedad. La aritm¨¦tica me dice que me equivoqu¨¦, am¨¦n de que a¨²n (m¨¢s los dirigentes que los militantes) siguen a la gre?a, como corresponde a los hermanos separados.
El bloque conformado por el nacionalismo moderado y el espa?olismo (o como quiera el lector denominarles) que sea respetuoso con la singularidad vasca pueden centrar la sociedad vasca, sin excluir a nadie, a excepci¨®n de los que se excluyan del di¨¢logo, debate y negociaci¨®n civilizados. M¨¢s a¨²n, sin romper en absoluto los lazos con aquellos de HB que acepten las reglas del juego y confrontaci¨®n democr¨¢ticas. Para que se me entienda: la noche del doble asesinato de Vitoria, en la televisi¨®n local de San Sebasti¨¢n, Tele-Donosti, difundieron un espl¨¦ndido debate, grabado previamente al atentado, entre Savater y Patxi Zabaleta. Necesitamos muchos de esos debates. Antes y despu¨¦s de los atentados. Que desgraciadamente me temo que no han terminado.
Javier Elzo es catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad de Deusto.
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