Problemas
Cuando aquella chica abandon¨® el vag¨®n del metro, vi caer algo del interior del libro que llevaba en la mano. Al principio me pareci¨® un se?alador, pero al agacharme vi que se trataba de un personaje que guard¨¦ en el bolsillo con un poco de verg¨¹enza, la verdad, pues los viajeros me miraban con gesto de censura, o con expresi¨®n de asco, como si hubiera cogido una cucaracha del suelo. Me baj¨¦ en la siguiente estaci¨®n, aunque no era la m¨ªa, e hice el resto del camino andando. Ya en la oficina, coloqu¨¦ al personaje sobre la mesa y vi que era un individuo verdoso, con un traje ra¨ªdo y una corbata cuyo nudo parec¨ªa fosilizado, como si llevara a?os quit¨¢ndosela y poni¨¦ndosela sin deshacerlo. No hab¨ªa forma, en fin, de adivinar a simple vista de qu¨¦ novela se hab¨ªa ca¨ªdo, y yo no hab¨ªa visto el t¨ªtulo, pues la chica llevaba el libro forrado.Al d¨ªa siguiente guard¨¦ al personaje en el bolsillo con la confianza de encontrar a la chica y devolv¨¦rselo. Pero no apareci¨®. Durante una semana ensay¨¦ a coger el metro un poco antes o un poco despu¨¦s sin ning¨²n resultado. Finalmente, pregunt¨¦ al personaje de qu¨¦ clase de novela hab¨ªa salido y me confes¨® que no pertenec¨ªa a una novela, sino a un libro de gesti¨®n empresarial editado por una congregaci¨®n religiosa. "Y no quiero regresar de ning¨²n modo a ese libro", a?adi¨®. No se hab¨ªa ca¨ªdo, pues, sino que se hab¨ªa arrojado de cabeza huyendo de los n¨²meros o quiz¨¢ de la teolog¨ªa. Me pidi¨® que lo abandonara dentro de una novela cualquiera con tal de que no fuera de terror, pues ese g¨¦nero lo conoc¨ªa suficientemente a trav¨¦s de la contabilidad.
Ese d¨ªa, a la hora de comer, me acerqu¨¦ a una librer¨ªa y hoje¨¦ las novedades. Como se trataba de un personaje joven, me pareci¨® que estar¨ªa bien abandonarlo dentro una novela larga, con mucho argumento y un final feliz. As¨ª lo hice, comprobando en sucesivas visitas que se hab¨ªa integrado en la historia perfectamente. Ayer volv¨ª a tropezar con la chica en el metro. Llevaba otro libro, tambi¨¦n forrado, del que en un descuido se arrojaron al suelo cuatro personajes espantados. Pero esta vez hice como que no los ve¨ªa. Bastante problemas de colocaci¨®n tiene uno consigo mismo.
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