Juan Perro pone rock a la Espa?a profunda en su disco 'Mr. Hambre'
El cantante se desmarca de los ritmos latinos
Juan Perro, alter ego del cantante Santiago Auser¨®n (Zaragoza, 1954), se desmarca de los ritmos latinos en su nuevo disco, Mr. Hambre (Dro). El tercer disco como Juan Perro del que fuera cantante de Radio Futura recupera el rock hispano. Nacionalismos, lavanderas y hasta bandoleros moriscos pueblan las diez canciones que componen el ¨¢lbum, que se pone a la venta el pr¨®ximo lunes. "He recurrido a mis paisajes de infancia para explotar musicalmente la Espa?a profunda", asegur¨® ayer el cantante.
Camiseta gris ce?ida, pantal¨®n negro de pinzas y botas de punta. Juan Perro s¨®lo se mantiene fiel a su imagen de rockero depurado; tras a?os dedicado a los ritmos latinos, el cantante ha decidido dar una vuelta de tuerca m¨¢s en su carrera. "Necesitaba acercarme al son cubano para captar la informac¨ª¨®n original en la mata, pero una vez que se ha convertido en moda he decidido alejarme y encontrar un lenguaje propio", afirm¨® ayer el cantante. Su opini¨®n es que se ha abusado tanto del mestizaje que m¨¢s que un hecho social se ha convertido en una propuesta de despacho. "Los Grammy marcan un punto de inflexi¨®n", recalca el m¨²sico, para el que mezclar colores de manera artificial no es bueno.La m¨²sica de Duke Ellington y las canciones de Elvis Presley poblaron la infancia del ni?o que fue Juan Perro. Su padre, empleado de la base americana de Zaragoza, llevaba a casa los discos reci¨¦n salidos en el mercado norteamericano. Esos ritmos mezclados con las im¨¢genes de las pel¨ªculas de Berlanga, la falta de electrodom¨¦sticos y las leyendas sobre bandoleros moriscos enfrentados a Felipe II forman parte ahora de las canciones de Mr. Hambre.
"El mundo del rock trata de copiar el lenguaje r¨¢pido de los coches, el dinero y las urbes y eso al ingl¨¦s le va muy bien, pero no tanto al espa?ol. Cuando el castellano intenta reproducir im¨¢genes que vienen del ingl¨¦s para cantar en un formato electr¨®nico, el lenguaje suena falso e indeciso. Creo que se puede llegar a una mayor depuraci¨®n haciendo rock y recurriendo a im¨¢genes de la tradici¨®n l¨ªrica, suena m¨¢s contundente", sostiene el compositor, que se muestra profundamente satisfecho de recuperar palabras, como "candela", que parecen estar fuera del tiempo y que tienen significados distintos seg¨²n donde se utilicen. "En el norte significa vela, en el sur fuego y en Cuba es una interjecci¨®n para resaltar la intensidad que tienen las cosas".
Largo aprendizaje
No hay variaciones, sin embargo, en su m¨¦todo de trabajo. Las canciones que ahora se publican y que ser¨¢n presentadas en una gira por Espa?a, a partir del pr¨®ximo abril, son fruto de un periodo de aprendizaje largo. Algunas se iniciaron hace siete a?os. "Hago esbozos muy r¨¢pidos mezclando notas de viaje con fragmentos de lecturas que no encajan de pronto sino que necesitan mucho tiempo para asentarse y pasar del cuaderno al ordenador", aclara.
Parte del disco ha sido grabado en su propia casa. Esta es la primera vez que aborda la grabaci¨®n de un ¨¢lbum desde el centro de trabajo donde elabora las canciones. "Con una guitarra y un walkman trato de sujetar r¨ªtmicamente el tema, luego estudio las bases (bater¨ªa y bajo) en el ordenador", explica el cantante, que dispone en su casa de las afueras de Madrid de un equipo que permite la grabaci¨®n digital con buena resoluci¨®n.
El compositor e int¨¦rprete reconoce que ha contado con una ayuda t¨¦cnica muy importante. "He incorporado al t¨¦cnico de sonido de Radio Futura, Virgilio Fern¨¢ndez, y a un especialista en grabaci¨®n digital, Sergio Delgado, y finalmente todo el material ha sido mezclado por un t¨¦cnico ingl¨¦s en un estudio". Los arreglos de cuerda se grabaron en Praga -"una ciudad muy receptiva a la m¨²sica"- con m¨²sicos cl¨¢sicos.
El m¨²sico reconoce tambi¨¦n que Mr. Hambre es su trabajo m¨¢s austero. "Me plante¨¦ realizarlo con un m¨ªnimo de elementos y que ese m¨ªnimo toque tambi¨¦n al m¨ªnimo de acordes que garantice la fortaleza de las canciones".
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