Un homenaje al arte culinario
El Museo Vasco de la Gastronom¨ªa, en Llodio, ofrece un paseo por la historia de la cocina y sus maestros
Entre las m¨²ltiples posibilidades tem¨¢ticas que ofrece la museolog¨ªa no pod¨ªa quedar fuera la gastronom¨ªa, una de las muestras m¨¢s expresivas de la civilizaci¨®n humana y fiel reflejo de su evoluci¨®n y, tambi¨¦n, de su decadencia. Y si hay que buscar un lugar para ubicar un centro dedicado a las artes culinarias, el olfato del gourmet peninsular le llevar¨¢ sin ninguna duda hasta el Pa¨ªs Vasco, cuna de algunos de los mejores cocineros mundiales y tierra donde la degustaci¨®n del guiso bien hecho est¨¢ considerada como una eucarist¨ªa imprescindible. De ah¨ª que no extra?e que el Museo de Gastronom¨ªa de Llodio est¨¦ considerado en la red de museos vascos no c¨®mo una excepci¨®n, sino como algo que es lo m¨¢s natural.Y, sin embargo, es una excepci¨®n. En toda Espa?a no hay otro centro ensalzador de la cocina por encima de todas las dem¨¢s estancias del hogar, y en Europa s¨®lo est¨¢n reconocidos otros dos: en Par¨ªs y en la localidad suiza de Vevey.
DATOS PR?CTICOS
Direcci¨®n: Zubiko Etxea. c/ Maestro Elorza, 11. Llodio. Tel¨¦fono: 94 6724330.Entrada: gratuita. Horario: viernes y s¨¢bado, de 17.30 a 20.30. Domingos y festivos, de 11.00 a 14.00. Visitas concertadas: jueves y viernes, de 10.00 a 14.00. Fecha de inauguraci¨®n: El Museo Vasco de Gastronom¨ªa abri¨® sus puertas el 26 de abril de 1994, cuando era diputado de Cultura Pedro Ramos, uno de los principales impulsores del proyecto. LO QUE HAY QUE VER Hay detalles en el Museo Vasco de Gastronom¨ªa que pueden resultar extra?os para alguien que desconozca los intr¨ªngulis de las cocinas de un restaurante. A los citados desaladores autom¨¢ticos de bacalao y el fuego especial para cazuelas que elaboran ese mismo pescado al pil-pil habr¨ªa que a?adir las extraordinarias cazuelas para cocinar los pescados al vapor, cada cual con la forma adecuada para cada pieza: una para aquellos que tienen la forma del rodaballo o el rape, la otra, para los pescados como la merluza. Son instrumentos sin duda familiares para los cocineros cuyas cartas se exponen en la planta primera del edificio. Donadas por Jos¨¦ Mar¨ªa Pagazaurtundua y Patxi Ant¨®n, entre ellas se pueden encontrar la del restaurante Le Saint Honor¨¦, firmada por Paul Bocuse, el gran pope de la nueva cocina francesa, o la que certifica el encuentro con C¨¢ndido, el celeb¨¦rrimo asador de cochinillos de Segovia. No faltan, por supuesto, las de restauradores vascos reconocidos como Juan Mari Arzak, Karlos Argi?ano o Currito, el popular asador de Santurtzi. Pero los vecinos de Llodio de lo que estar¨¢n m¨¢s orgullosos, seguramente, es de la representaci¨®n privilegiada que tiene en el museo la Cofrad¨ªa de San Roque -de origen religioso, pero vinculada, como no pod¨ªa ser de otra forma, a la gastronom¨ªa-, una de las instituciones m¨¢s queridas de la localidad alavesa. Recientemente se ha celebrado su cuarto centenario, lo que ha llevado al Museo de la Gastronom¨ªa a organizar una exposici¨®n temporal complementaria. En ella, el visitante puede ver reproducida la mesa en la que cada ¨²ltimo domingo del mes de agosto los cofrades celebran a su patr¨®n, siempre del mismo modo: un plato para cada cuatro comensales que han de compartir tambi¨¦n la preceptiva jarra de dos azumbres (cuatro litros) de vino. Y para comer, un men¨² verdaderamente pantagru¨¦lico: sopa de pan de pistola con el caldo de los garbanzos, cocido de garbanzos con berza, vainas, tocino y tomate, zancarr¨®n con tomate, pollo con pimientos, pera, pan y una guindilla, caf¨¦ y licor. Un men¨² de altura para una cofrad¨ªa que cuenta con un total de 400 miembros.
Por supuesto, el lugar para establecer este Museo de la Gastronom¨ªa est¨¢ a la altura de la consideraci¨®n que tiene este arte que muchas veces alcanza el grado de ciencia: un caser¨®n decimon¨®nico, de tres plantas, y que tiene por nombre Zubiko Etxea. Ah¨ª el visitante podr¨¢ disfrutar de un recorrido por los m¨¢s m¨ªnimos detalles relacionados con el placer de la comida, que tiene sus principales hitos en algunos artilugios utilizados en la cocina industrial y en el paseo por las cofrad¨ªas gastron¨®micas vascas.
La primera planta est¨¢ dedicada a la cocina dom¨¦stica y profesional, desde aquel fuego bajo que todav¨ªa se mantiene en algunos caser¨ªos hasta la m¨¢s moderna vitrocer¨¢mica. ?stas ¨²ltimas son, por cierto, las que se utilizan en los distintos cursos que se imparten a lo largo del a?o en el museo. Tambi¨¦n hay una cocina econ¨®mica, la popular chapa, ligada a la alimentaci¨®n de la posguerra. Sobre todas estas cocinas, y a su alrededor, figuran dispuestos los utensilios (cazuelas, pucheros, platos, jarras y dem¨¢s recipientes), fieles compa?eros del fuego y de los alimentos.
?sta es una de las caracter¨ªsticas del museo: el cuidado con el que se presentan las cocinas. En una sala adyacente se encuentra la habitual en un restaurante. Ah¨ª tiene el visitante la oportunidad de descubrir ingenios como una m¨¢quina desaladora de bacalao que cuenta con un equipo que mantiene el agua a ocho grados y la cambia cada ocho horas autom¨¢ticamente. Y junto a ¨¦sta, una cocina para guisar el popular bacalao al pil-pil que ahorra al oficiante el esfuerzo de menear la cazuela, ya que un dispositivo sobre el que ¨¦sta reposa se mueve a un medido ritmo que logra las mejores salsas.
Esta sala est¨¢ decorada con unas placas cer¨¢micas del artista vitoriano Obdulio L¨®pez de Uralde que los m¨¢s veteranos gastr¨®nomos recordar¨¢n haber visto en los muros del restaurante Casa Antonia, regentado por Antonia Fern¨¢ndez de Gamera desde 1915 hasta 1941. Son unos simp¨¢ticos retratos de personajes relacionados con el buen yantar y emparejados con gracia: Heliog¨¢balo y Falstaff, Pepe Botella y Sancho Panza, Gargant¨²a y Pantagruel; y ya por separado -se desconoce el porqu¨¦- No¨¦ y Celed¨®n.
En la primera planta, se atiende a las consecuencias de lo que se ha vivido en la segunda. Est¨¢ dedicada a todo el entramado socioecon¨®mico que rodea al comer, sobre todo en el Pa¨ªs Vasco: para abrir boca, un recuerdo a los pinchos, obras de arte que salpican las barras de los bares y restaurantes de todo el pa¨ªs. Le siguen las sociedades gastron¨®micas, aut¨¦ntica instituci¨®n establecida alrededor de la buena mesa, que tambi¨¦n cuentan con un recuerdo en el centro, como lo tienen los mejores cocineros de la comunidad, los que han hecho de la visita a sus restaurantes cita ineludible para los viajeros que llegan al Pa¨ªs Vasco y, por supuesto, para quienes viven en ¨¦l.
Pero quiz¨¢s lo m¨¢s curioso del recinto se encuentre en la sala adyacente: ah¨ª est¨¢n representadas las principales cofrad¨ªas gastron¨®micas de Euskal Herria, una especie de sectas surgidas para defender alg¨²n producto natural en concreto o la despensa tradicional en general. Las primeras surgieron en el territorio vascofranc¨¦s, pero luego se extendieron por Navarra y el Pa¨ªs Vasco hasta conformar aut¨¦nticas legiones de adeptos a la patata de ?lava, la alubia de Tolosa o el pimiento de Ezpeleta. Las hay de t¨ªtulos con a?oranzas medievales como la Cofrad¨ªa de los Caballeros del Percebe, fundada en Biarritz en 1951, o la Orden del Cuto Divino que desde Tafalla reivindica todos los productos surgidos del cerdo, que tienen su expresi¨®n espec¨ªfica en la Cofrad¨ªa de la Txistorra de Sakana o la de la Morcilla de Beasain.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.