Un monumento para las v¨ªctimas del terrorismo
Plantea el autor la conveniencia de erigir un monumento a las v¨ªctimas de ETA, para que
sea un recordatorio permanente de lo sucedido.Al recibir la primera noticia de los dos asesinatos terroristas del
martes en Vitoria, de don Fernando Buesa, que en importantes ocasiones colabor¨® con el Instituto Vasco de Criminolog¨ªa, y de don Jorge D¨ªez Elorza, exalumno de nuestro master en Criminolog¨ªa, muchos docentes y discentes de este centro universitario sentimos, ante todo, un dolor profundo que, durante varias horas, impide y ahoga cualquier otro sentimiento o pensamiento. Despu¨¦s empiezan a asomar otras vivencias. Reaparecen, desde el pozo negro de la noche, unas peque?as luces de esperanza. La muerte no es el final. Aunque han muerto dos amigos queridos -un colega y un disc¨ªpulo-, seguir¨¦ vi¨¦ndolos en todos los actos acad¨¦micos. Me brindar¨¢n ¨¢nimos e ilusi¨®n para encontrar sentido positivo incluso en dar la vida por los derechos a la verdad, la libertad y la igualdad, como ellos.
Posteriormente, al leer y escuchar en los medios de comunicaci¨®n los comentarios de las diversas personas e instituciones acerca de esos dos cr¨ªmenes terroristas, se observa que va surgiendo en la sociedad una nueva cosmovisi¨®n de esta delincuencia organizada, de sus m¨²ltiples responsables (autores principales, ejecutores, c¨®mplices, encubridores, ide¨®logos, etc¨¦tera) y de las respuestas cient¨ªficas que merecen. Se va avanzando en la percepci¨®n axiol¨®gica de lo que implica un asesinato terrorista: es mucho m¨¢s grave que un asesinato, y mucho m¨¢s a¨²n que un homicidio, pues aqu¨¦l (adem¨¢s de causar dos o tres o cuatro v¨ªctimas directas) aterroriza a cientos o miles de v¨ªctimas indirectas, desconocidas, an¨®nimas, pero v¨ªctimas de carne y hueso a las que los victimarios (y, en cierto sentido, subrog¨¢ndose, los ciudadanos) tienen obligaci¨®n de reparar todo el mucho da?o que les han causado. Mientras no lo hagan, no pueden dormir tranquilos, no podemos dormir tranquilos.
Adem¨¢s, se va progresando y rebasando el paradigma tradicional del delito, principalmente vindicativo. Se va creando una innovadora reacci¨®n social centrada en favor de las v¨ªctimas inmediatas y mediatas, m¨¢s que en los autores del terror. Hasta hace algunos decenios las respuestas al crimen giraban alrededor de los delincuentes, de su sanci¨®n privativa de libertad por m¨¢s o menos a?os. Actualmente nos preocupamos principalmente de atender y tener atenciones con las v¨ªctimas, lo cual significa un progreso en la manera de ver la justicia penal (hacer justicia no equivale a castigar) y sus sanciones -reparadoras s¨ª, pero no vindicativas- que miran primero a las v¨ªctimas (para darles satisfacciones reales y eficaces) y despu¨¦s a los criminales, victimarios, para exigirles su deber inexorable e imprescriptible de indemnizar todos los perjuicios que han causado a las v¨ªctimas inocentes y a toda la sociedad.
Esto lo conoc¨ªa y lo viv¨ªa Fernando Buesa. Lo testimoniaba con sus obras y sus palabras. De ¨¦stas perm¨ªtaseme recordar algunas entresacadas de su conferencia en el acto solemne de clausura del coloquio internacional sobre Movimientos de poblaci¨®n, integraci¨®n, cultura y paz, en el Instituto Vasco de Criminolog¨ªa, el d¨ªa 23 de abril de 1994. Puede leerse en Eguzkilore, revista del IVAC-KREI, n¨²mero 7 extra, 1994, p¨¢ginas 261-273.
Habl¨® convencido "de que la integraci¨®n cultural, la paz y el desarrollo efectivo de los derechos humanos necesitan foros como ¨¦ste en el que, desde un punto de vista preferentemente cient¨ªfico, se puede discutir y poner en com¨²n experiencias, logrando abrir v¨ªas de reflexi¨®n y debate". Analiz¨® "el reto que para un pol¨ªtico socialista supone la voluntad de crear una sociedad abierta, solidaria y multicultural..., para hacer imposible un auge de la xenofobia y el racismo en nuestro pa¨ªs, integrando a los inmigrantes, d¨¢ndoles una personalidad legal que les permita contar con un trabajo digno y con los mismos derechos sociales que posee cualquier otro trabajador, y estudiando la posibilidad de apertura en el campo de los derechos pol¨ªticos a quienes deseen ejercerlos como instrumento de integraci¨®n y reconocimiento de su dignidad".
La segunda parte de su exposici¨®n lleva por t¨ªtulo "La educaci¨®n como forma de lograr la integraci¨®n cultural, la superaci¨®n de la discriminaci¨®n y la paz". Seg¨²n ¨¦l, "la educaci¨®n entendida en su sentido m¨¢s amplio, aparece como el medio id¨®neo para lograr instalar en la conciencia de los ciudadanos y ciudadanas ideas s¨®lidas y duraderas de rechazo de toda forma de discriminaci¨®n, y de respeto hacia las diferencias, logrando una verdadera integraci¨®n social que, por definici¨®n, no ser¨¢ permanente m¨¢s que cuando se trate de una verdadera integraci¨®n cultural. Se pretende no s¨®lo respetar al que es distinto procurando hacerle como nosotros, sino respetarle siendo distinto e incluso primando el que pueda mantener sus elementos de diferenciaci¨®n. Es obligaci¨®n de todos, desde la escuela hasta los medios de comunicaci¨®n, influir en nuestros ciudadanos para crear un esp¨ªritu de convivencia frente a la intolerancia".
Al constatar que "las investigaciones realizadas sobre rendimiento escolar y nivel socioecon¨®mico comprueban, en todos los pa¨ªses, una alta correlaci¨®n entre fracaso escolar y pertenencia a clase econ¨®micamente baja", aboga por una "educaci¨®n compensatoria" que equilibre la balanza "mediante unas medidas de discriminaci¨®n positiva: programas espec¨ªficos, recursos did¨¢cticos, ayudas sociales, etc¨¦tera". Termina su ponencia con unas palabras de esperanza que hoy debemos releer con admiraci¨®n y gratitud: "Estas carencias no deben desanimarnos en la lucha diaria por conseguir una sociedad cada vez m¨¢s solidaria, respetuosa con los dem¨¢s, abierta y multicultural".
Quien estos d¨ªas ha tenido los ojos y el coraz¨®n abiertos para ver y o¨ªr c¨®mo han contestado los espa?oles al doble asesinato terrorista de ETA habr¨¢ deducido eficaces conclusiones reparadoras. Una de las m¨¢s elementales: urge levantar en Vitoria un monumento p¨²blico en homenaje a las v¨ªctimas del terrorismo de ETA, como el del Holocausto que se est¨¢ erigiendo en Berl¨ªn, despu¨¦s de 10 a?os de discusi¨®n, desde el 7 de noviembre de 1989 hasta el 25 de junio de 1999. Este d¨ªa, el Parlamento Federal aprob¨® el proyecto antisimb¨®lico de Peter Eisenmann, por 314 votos a favor frente a 209 en contra. Se trata de un ampl¨ªsimo bosque de estelas en el centro de Berl¨ªn. No ofrece un mensaje, sino una experiencia que el visitante proyecta hacia su interior, pierde el terreno firme bajo sus plantas, la posibilidad de la verdad-justicia-paz se encarna en las piedras imponentes que le rodean, se le tornan corp¨®reas y apocal¨ªpticas. Surge la pregunta: ?son pir¨¢mides f¨²nebres, f¨®siles cat¨¢rticos, dioses de la reconciliaci¨®n?
Si de verdad queremos que nuestra respuesta a tanta macrovictimaci¨®n terrorista no quede en mera palabrer¨ªa hueca, urge que inmediatamente se erija en Vitoria un monumento p¨²blico en homenaje a las v¨ªctimas del terrorismo de ETA. S¨®lo as¨ª podemos evitar la desmoralizaci¨®n social que produce el tener que convivir con verdugos disfrazados de pr¨®ceres, como ha escrito el jesuita Jos¨¦ M.Tojeira.
Antonio Beristain, S. J. es director del Instituto Vasco de Criminolog¨ªa de San Sebasti¨¢n.
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