La visita de Juan Pablo II al Sina¨ª pone de manifiesto que el ecumenismo no avanza
Los monjes grecoortodoxos de Santa Catalina no asistieron a la ceremonia religiosa
, ENVIADA ESPECIAL El Papa volvi¨® a predicar ayer la unidad entre las iglesias y a invitar al di¨¢logo "a los disc¨ªpulos de las grandes religiones monote¨ªstas" desde el Sina¨ª, el monte sagrado de cristianos y jud¨ªos. Pero la realidad de las divisiones qued¨® patente hasta en el acto religioso que celebr¨® el Pont¨ªfice en el monasterio grecoortodoxo de Santa Catalina, ubicado al pie del monte. Fue acogido con afecto por la peque?a comunidad de monjes que lo habitan, pero ninguno de ellos particip¨®, sin embargo, en la ceremonia que celebr¨® el Papa, "por impedimentos eclesi¨¢sticos".
Tampoco pudo celebrarse el acto religioso dentro del recinto donde Juan Pablo II visit¨® la capilla que, seg¨²n la leyenda, conserva las ra¨ªces de la zarza ardiente desde la que Dios revel¨® su nombre a Mois¨¦s.La visita al monte Sina¨ª era la parte esencial de este peregrinaje jubilar a Egipto de Karol Wojtyla "tras los pasos de Dios", una vez fracasado el proyectado viaje a Ur de los caldeos en Irak. El Papa apareci¨® ayer visiblemente satisfecho, en mejor forma f¨ªsica que de costumbre, y ley¨® su homil¨ªa con m¨¢s br¨ªo que las pronunciadas estos d¨ªas en El Cairo. Para Juan Pablo II, la visita al Sina¨ª estaba cargada de significado. Se trataba de que el Papa contemplara con sus propios ojos este paisaje sagrado, casi m¨ªstico, y de hacer un nuevo esfuerzo por estrechar lazos con la Iglesia ortodoxa griega, una de las m¨¢s reticentes en cuestiones de ecumenismo. Este ¨²ltimo objetivo pareci¨® esquivar de nuevo al pont¨ªfice.
"Cerca, pero no juntos"
La acogida del abad Damianos fue impecable, y en un momento dado, despu¨¦s del intercambio de regalos, ambos l¨ªderes religiosos se abrazaron para satisfacci¨®n de los pocos centenares de fieles cat¨®licos que acompa?aron ayer al Papa hasta el Sina¨ª. Pero Damianos abandon¨® el peque?o estrado colocado en el jard¨ªn del monasterio apenas el Papa se dispuso a impartir las bendiciones. "Estamos cerca, pero no juntos", coment¨® el abad a los periodistas.
En su intervenci¨®n, repleta de citas b¨ªblicas, Wojtyla resalt¨® la validez de los 10 mandamientos entregados tambi¨¦n en este monte a Mois¨¦s. El tiempo no marchitaba su importancia ya que "suministran las ¨²nicas bases verdaderas para la vida de las personas", dijo el Papa, y "constituyen el ¨²nico futuro para la familia humana". Hasta el remoto monasterio de Santa Catalina, fundado en el sigloVI en un paraje asc¨¦tico, que invita a la meditaci¨®n y al culto de lo esencial, situado a los pies del Sina¨ª a unos 1.400 metros de altitud, se desplazaron ayer unos pocos centenares de cat¨®licos. La mayor¨ªa eran egipcios, pero hab¨ªa tambi¨¦n un grupo de magreb¨ªes y otro de incondicionales polacos. A todos ellos les record¨® Wojtyla que los 10 mandamientos "son la ley de la libertad, no la libertad de seguir las ciegas pasiones, sino la libertad de amar, de elegir el bien en cada situaci¨®n por costoso que esto resulte".
El Papa visit¨®, antes de regresar a Roma v¨ªa El Cairo, las dependencias del monasterio, un lugar ¨²nico donde se conservan importantes iconos del siglo VIII y donde existe una mezquita, edificada el siglo anterior para satisfacer los deseos de los invasores isl¨¢micos. Juan Pablo II subray¨® la importancia del monasterio como cruce de culturas.
"Durante siglos", dijo, "los monjes de todas las tradiciones cristianas han vivido y rezado juntos en este monasterio, escuchando la Palabra en la que reside la plenitud de la sabidur¨ªa y el amor al Padre". El pont¨ªfice expres¨® sus deseos de que Santa Catalina siga siendo un foco de concordia. "Rezo porque en el nuevo milenio el monasterio de Santa Catalina sea un faro luminoso que llame a todas las iglesias a conocerse mejor las unas a las otras y a redescubrir aqu¨ª lo que a los ojos de Dios nos une en Cristo".
El Vaticano, a trav¨¦s de su portavoz, Joaqu¨ªn Navarro Valls, hizo ayer una valoraci¨®n muy positiva de la visita del Papa a Egipto, antesala del complicado viaje a Oriente Pr¨®ximo, prevista para el mes de marzo. Navarro Valls subray¨® la importancia de este peregrinaje al Sina¨ª no s¨®lo en el aspecto personal, "por la extraordinaria carga emotiva que ha tenido para el pont¨ªfice", sino en el plano religioso y pol¨ªtico. "Tanto el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, como el l¨ªder musulm¨¢n Tantawi han considerado muy positivo sobre todo el acuerdo firmado recientemente por el Vaticano con la Autoridad Palestina".
Desplante ortodoxo
M¨¢s dif¨ªcil de juzgar ser¨¢ la aproximaci¨®n que se ha producido realmente con la Iglesia copta ortodoxa. A nadie le ha pasado inadvertido el peque?o desplante del Papa copto Shenouda III a su hom¨®logo de Roma. El pasado jueves, el patriarca de Alejandr¨ªa fue el ¨²nico representante de la jerarqu¨ªa religiosa que no acudi¨® a recibir a Wojtyla al aeropuerto de El Cairo. Shenouda III ha comentado, al parecer, que tampoco fue recibido ¨¦l en el aeropuerto de Roma por Pablo VI cuando acudi¨® a visitarlo a Roma en mayo de 1973.
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