MIS LABORES Los puntitos negros MARUJA TORRES
A veces creo que soy una especie de precursora, una profeta, una vidente. Mucho antes de que lo hiciera Joaqu¨ªn Almunia en un mitin, esta servidora, el pasado domingo, conforme iba leyendo los peri¨®dicos (no uno: todos los peri¨®dicos), se dedic¨® a arrojar a la papelera el dichoso impreso sobre la grandiosa declaraci¨®n de renta que nos aguarda. Quiz¨¢ lo hice porque lo ¨²nico que tales papelitos no explican a alguien que se rasca cada a?o la cartera a conciencia (y no me quejo: democracia es tambi¨¦n que cada cual pague lo de todos con lo que puede), es a d¨®nde y c¨®mo van a ir a parar sus impuestos (miren, un folleto explic¨¢ndolo s¨ª que agradecer¨ªa que lo encartaran en los dominicales).Pero qu¨¦ digo: no soy una profeta, ni una visionaria, por anticiparme al gesto de Almunia. Estoy tan pose¨ªda por la ira como el propio candidato del PSOE. Lo ha dicho Aznar, y seguro que tiene raz¨®n, porque si algo ha conseguido Aznar en lo que lleva de campa?a es demostrar que ¨¦l no es iracundo, sino que es la Ira Misma (contenida con gesto de estre?imiento). Y cuando habla la Ira es como si hablara Jehov¨¢: acaba por convencerte de que pierdes el tiempo adorando a ¨ªdolos falsos.
Aunque lo que son las cosas: aqu¨ª el ¨²nico que adora el vellocino de oro es el candidato popular. Qu¨¦ pesadez, con la pela. Qu¨¦ visi¨®n tan miserable del electorado: cada vez que abre la boca va al pu?etero bolsillo del elector. ?D¨®nde est¨¢n los proyectos solidarios, las iniciativas para la convivencia, cierta amabilidad para esa parte de nosotros que no sabe de d¨¦ficit ni de super¨¢vit pero no ignora que ni se compra ni se vende el cari?o verdadero? Aznar reduce la campa?a a su propia imagen, a la esencia de su propio ser, y hay que sobrepasar los alaridos tel¨²ricos del presidente, cuando apela a lo m¨¢s prosaico que hay en nosotros, para llegar ligeramente enteros a cierta soledad con nosotros mismos en la que podamos entender que somos algo m¨¢s que una calculadora viscosa. A ver si se entera, candidato: en lo que a m¨ª respecta, prefiero pagar tantos impuestos como los que ahora estoy pagando, incluso m¨¢s, pero bien redistribuidos; eso, antes que aguantar a un presidente que s¨®lo es capaz de comunicarse con los ciudadanos usando la calidez humana de los cajeros autom¨¢ticos.
Parece que la pel¨ªcula preferida del l¨ªder del PP es El tercer hombre. Lo cual le acredita como excelente cin¨¦filo o habla bien, al menos, de sus asesores. Tal vez no estamos ante una cuesti¨®n de cine sino de pragmatismo, y lo que a Aznar le gusta es ese momento en que Orson Welles, desde lo alto de la noria del Prater vien¨¦s en ruinas, le dice a Joseph Cotten, se?alando a los transe¨²ntes: "Mira ah¨ª abajo. ?Sentir¨ªas compasi¨®n por alguno de esos puntitos negros si dejara de moverse? Si te ofreciera 20.000 d¨®lares por cada puntito que se parara, ?me dir¨ªas que me guardase mi dinero o empezar¨ªas a calcular los puntitos que ser¨ªas capaz de parar? ?Libres de impuestos, amigo, libres de impuestos!". Las cursivas son m¨ªas.
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