Patinazos franceses
Al querer desmarcarse del presidente franc¨¦s en el coto vedado de la pol¨ªtica exterior, el primer ministro franc¨¦s, Lionel Jospin, se ha equivocado. No por pisarle el terreno a Chirac, sino por el tema y la orientaci¨®n elegida, al condenar "los ataques de Hezbol¨¢ y todas las acciones terroristas unilaterales" en el sur de L¨ªbano ocupado por Israel, criticar a Siria por falta de voluntad negociadora y a los reg¨ªmenes ¨¢rabes por sus carencias democr¨¢ticas, aunque antes y despu¨¦s se desdijera y matizara sus palabras.No s¨®lo ha salido malparada la imagen del primer ministro, aspirante a presidente, apedreado por estudiantes enfurecidos de la Universidad palestina de Bir Zeit, en Ramallah. El patinazo de Jospin puede ser una indicaci¨®n de que la lucha pol¨ªtica entre el socialista Jospin y el conservador Chirac de cara a las presidenciales de 2002 puede repercutir en el conjunto de la pol¨ªtica francesa y europea.
El presidente franc¨¦s siempre ha llevado directamente las riendas de la pol¨ªtica exterior y de la defensa, seg¨²n los usos constitucionales de la V Rep¨²blica, que no causaron problemas mientras el m¨¢s alto ejecutivo y el Gobierno eran de la misma mayor¨ªa pol¨ªtica. El presidente Mitterrand, en su primera cohabitaci¨®n, precisamente con Chirac de primer ministro, asent¨®, no sin tensiones, ese principio, respetado a su vez hasta la fecha por Jospin. Es, sin embargo, una regla dif¨ªcilmente practicable en la era de la globalizaci¨®n, en la que la acci¨®n exterior, y m¨¢s a¨²n la pol¨ªtica europea, se convierten en esenciales para cualquier Gobierno de la UE.
Resulta, pues, comprensible que Jospin quiera afirmarse en este terreno, tanto como que Chirac se defienda. Pero no resulta constructivo, ni para ¨¦l ni para la pol¨ªtica exterior com¨²n europea, que un pa¨ªs con el peso de Francia hable con dos voces y utilice la pol¨ªtica hacia Oriente Pr¨®ximo como elemento de lucha pol¨ªtica interna, incluso personal. Y menos a¨²n que un presidente llegue a llamar a su primer ministro "irresponsable", aunque no le falten razones; como tampoco le faltan a Jospin cuando, como hizo ayer al dar explicaciones de lo ocurrido ante la Asamblea Nacional, conden¨® todo recurso a la violencia. Pero, aunque sea de forma parcial, Jospin ha socavado el dif¨ªcil equilibrio de la pol¨ªtica francesa y europea en relaci¨®n a Oriente Pr¨®ximo, lo que no contribuye precisamente a que la UE gane peso en la regi¨®n. Lo ¨²ltimo que necesita Europa en estos momentos en que construye su pol¨ªtica exterior y de seguridad, aborda una reforma de sus instituciones y se abre al Este, es una pelea interna francesa que afecte gravemente a su funcionamiento.
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