La casa que habla en lat¨ªn
Las palabras de la antig¨¹edad han llegado hasta nosotros de las maneras m¨¢s insospechadas, pero posiblemente no haya historia m¨¢s extraordinaria que la de la Torre Eres, un edificio en la localidad de Vid, en Croacia, que literalmente habla en lat¨ªn.La casa, que data de 1825, est¨¢ construida toda ella con materiales arqueol¨®gicos y recubierta de inscripciones romanas, lo que la convierte en un documento valios¨ªsimo para el estudio de la antig¨¹edad cl¨¢sica. Un equipo internacional compuesto por arque¨®logos y epigrafistas croatas, italianos y catalanes ha analizado y traducido todas las inscripciones, y ahora acaba de publicar un libro sobre la Torre Eres.
La casa fue levantada por un personaje ins¨®lito, Barisa Eres (1783-1851), p¨¢rroco de Vid, hombre enamorado de la antig¨¹edad y bastante extravagante: se vanagloriaba de tener poderes taumat¨²rgicos, ten¨ªa fama de conjurar tempestades y explicaba que hab¨ªa hecho poner el dintel de su casa muy bajo "para humillar a los cornudos".
El edificio se construy¨® sobre los fundamentos de una torre romana, parte de las fortificaciones de la antigua Narona (siglos I al IV), cuyos restos se extienden junto a Vid. Precisamente de la vieja urbe, un riqu¨ªsimo yacimiento en el que se desenterr¨® recientemente (1996) una impresionante colecci¨®n de estatuas de m¨¢rmol de la familia Julio-Claudia, proceden las inscripciones y los otros materiales que Eres recog¨ªa en sus excursiones. El p¨¢rroco colocaba los restos antiguos en su casa, incrustando las grandes placas y l¨¢pidas con inscripciones en los muros, insertando un torso de estatua en una esquina o empleando como apoyo de la cocina un altar paleocristiano. Ya los viajeros del siglo XIX que pasaron por su casa valoraron la actividad arqueol¨®gica de Eres. El escritor de viajes Gardner Wilkinson, tras se?alar que "la principal curiosidad de Vid es la casa del p¨¢rroco, o quiz¨¢ el p¨¢rroco mismo", reconoce que la labor del hombre "ha servido m¨¢s para preservar que para destruir, pues las inscripciones han quedado a salvo y pueden examinarse".
Los textos de la Torre Eres, han sido estudiados desde el siglo pasado, pero s¨®lo a ra¨ªz del trabajo del equipo internacional -Museo Arqueol¨®gico de Split, Universidad de Barcelona y Universit¨¤ degli Studi di Macerata-, han sido debidamente le¨ªdos y catalogados. "Un trabajo a?adido que nos ha obligado a una labor casi detectivesca", explica el epigrafista catal¨¢n Marc Mayer, "es que el p¨¢rroco falsific¨® algunas inscripciones y reh¨ªzo otras con cierto esp¨ªritu malicioso". Una joya el p¨¢rroco. "La nuestra ha sido una labor muy minuciosa, que sirve de aperitivo de la que comenzamos a realizar en Narona". El medio centenar de inscripciones de la Torre Eres incluye todo tipo de textos romanos, desde una dedicatoria a la diosa Diana Nemorense -tan querida por Frazer- a inscripciones militares, pasando por la ins¨®lita inscripci¨®n funeraria m¨¦trica de una joven liberta, Fortunata. Hay tambi¨¦n la inscripci¨®n de unas termas de la ciudad, en la que el funcionario imperial que las restaura las dedica, quiz¨¢ con cierta sorna, "a los que se lavan" (ai fruitori di esse). Las inscripciones constituyen una radiograf¨ªa de la vida en una gran ciudad romana: la actividad legislativa, las creencias, la promoci¨®n social, el ¨¦xito militar, la muerte.
No es dif¨ªcil imaginar al p¨¢rroco Eres, en su casa, enloquecido por las voces que surg¨ªan de las paredes, maravillosa verborrea de m¨¢rmol de la antig¨¹edad.
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