De la R¨²a declara la guerra a la corrupci¨®n y anuncia reformas
El presidente argentino, Fernando de la R¨²a, replic¨® ayer a quienes le acusan de "dormir la siesta" y, en el discurso inaugural del periodo de sesiones del Congreso de la Naci¨®n, se present¨® como un l¨ªder firme y resolutivo. Un l¨ªder que anunci¨® una serie de logros en los 80 d¨ªas que lleva en el cargo, entre los que cit¨® el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la reactivaci¨®n econ¨®mica, el plan nacional de infraestructuras y la reestructuraci¨®n de los servicios secretos. Tambi¨¦n adelant¨® reformas para "recuperar la autoridad moral del Estado".
Ante el cuerpo de legisladores y las m¨¢ximas autoridades argentinas y extranjeras compareci¨® un De la R¨²a desconocido, por la agresividad de sus palabras. Lejos de su tono monocorde habitual y de su imagen de hombre aburrido, el presidente lanz¨® serias advertencias, amenazas casi, a los "enemigos de la patria". En esta categor¨ªa incluy¨® a los grandes evasores: "Les voy a tratar como delincuentes. Por eso, se?ores, ser¨¢ mejor que avisen a sus provincias que este Gobierno tiene voluntad pol¨ªtica para tomar medidas de fondo y muy duras contra la evasi¨®n. La impunidad se termin¨®". A los contrabandistas dirigi¨® el siguiente mensaje: "Tienen en m¨ª un ac¨¦rrimo enemigo. Quiero el dinero que nos roban y defender nuestra producci¨®n y nuestro comercio". A los narcotraficantes: "Les declaro la guerra y tiendo mi mano a los adictos. La droga est¨¢ partiendo nuestro pa¨ªs al medio, est¨¢ corrompiendo la estructura que debe combatirla. ?Maldita coca¨ªna!, ?malditos traficantes!" A los delincuentes: "El que empu?e un arma para robar se va a arrepentir. La seguridad es una cuesti¨®n de Estado".
"Quiero recuperar la autoridad moral del Estado para ejercer la autoridad real", dijo De la R¨²a, que se refiri¨® a la herencia dejada por Carlos Menem en los 10 a?os del ¨²ltimo Gobierno peronista. En primer lugar, "un Estado in¨²til, endeudado y sin recursos". Se refiri¨® al d¨¦ficit de 11.500 millones de d¨®lares (1,95 billones de pesetas) proyectado para el 2000, y reiter¨® su voluntad de terminar con "la corrupci¨®n estructural del Estado y la burocracia".
El discurso presidencial tambi¨¦n coincidi¨® con la entrada en vigor del llamado impuestazo (aumento del impuesto sobre la renta) que tendr¨¢ un efecto empobrecedor sobre las clases medias. De la R¨²a lo justific¨® con estas palabras: "Lo que se deber¨ªa haber hecho, y no se hizo, era aumentar los impuestos de los que m¨¢s pueden, porque el resto no puede m¨¢s. Nadie lo hizo porque tiene un alto coste pol¨ªtico. Yo tuve que hacerlo para salvar la quiebra del Estado. No me gust¨® hacerlo, pero no estoy aqu¨ª para hacer las cosas que me gustan, sino las necesarias".
La peor flexibilizaci¨®n
Tambi¨¦n habl¨® de la reforma laboral, aprobada en la C¨¢mara de Diputados y que ha provocado la primera protesta sindical contra el nuevo Gobierno. "El empleo est¨¢ destruido en Argentina. Nunca los trabajadores estuvieron tan mal como ahora. D¨ªganme si miento. El 14% no consigue trabajo y el 47% de los que trabajan lo hace en negro [sector informal]". Y habl¨® de flexibilizaci¨®n, la palabra que repiten los cr¨ªticos de la ley. "Sin recibo, sin obra social ni jubilaci¨®n, ni cr¨¦dito, sin dignidad, sin nada. ?sta es la peor flexibilizaci¨®n que hemos conocido en la historia y a la que nadie le ha hecho un paro".
La imagen de austeridad que trata de proyectar De la R¨²a y su equipo qued¨® algo empa?ada horas despu¨¦s del discurso, cuando se comprob¨® que en el avi¨®n presidencial que vol¨® a Montevideo para la toma de posesi¨®n del presidente electo Jorge Batlle, viajaban, adem¨¢s de De la R¨²a, los expresidentes Ra¨²l Alfons¨ªn y Carlos Menem, y la hija de ¨¦ste y su ex secretario general de Gobierno, Alberto Kohan.
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