La OCDE acuerda crear un organismo internacional para controlar los transg¨¦nicos

El concepto de seguridad alimentaria se impuso ayer en la conferencia sobre productos transg¨¦nicos organizada en Edimburgo (Escocia) por la OCDE, que concluy¨® con el acuerdo de crear un organismo internacional que mantenga al d¨ªa a los Gobiernos acerca de los avances y supuestos riesgos de los alimentos modificados. En ese organismo, las naciones pobres -probables consumidoras mayoritarias de las nuevas semillas- deber¨¢n estar representadas. La propuesta acordada ser¨¢ elevada en julio a los pa¨ªses del grupo G-8, que se dar¨¢n cita en Jap¨®n.

Los expertos reunidos en Escocia han reconocido que los alimentos transg¨¦nicos no han producido hasta la fecha efectos nocivos para la salud humana, pero ning¨²n investigador puede garantizar lo que ocurrir¨¢ a largo plazo. Ello, unido al hecho de que los consumidores no se f¨ªan de unos productos a¨²n en periodo experimental, "ha globalizado el debate acerca de su futuro en todos sus aspectos, tanto ¨¦ticos como econ¨®micos, medioambientales y tecnol¨®gicos", en palabras de John Krebs, presidente de la conferencia y futuro encargado del nuevo servicio brit¨¢nico de vigilancia alimentaria a punto de formarse.Si bien todos los presentes, unos 400 delegados de una treintena de pa¨ªses, admitieron que la biotecnolog¨ªa alimentaria atraviesa una crisis de credibilidad, "que tanto las empresas como los gobiernos deben solventar", los grupos ecologistas decidieron disociarse de las conclusiones del foro. En opini¨®n de Greenpeace y Amigos de la Tierra, la ¨²nica forma de evaluar los verdaderos efectos de los transg¨¦nicos es prohibi¨¦ndolos hasta que no se demuestre que son inocuos. Para sus representantes, situaciones como la de Estados Unidos -donde el 35% del ma¨ªz y el 55% de la soja son transg¨¦nicos- y Argentina, que no diferencian entre las semillas naturales y las tratadas en sus exportaciones, merecen cuando menos una revisi¨®n.

Para John Krebs, sin embargo, las urgentes necesidades alimentarias de pa¨ªses como China e India, adem¨¢s de ?frica, que espera poder plantar cosechas en terrenos completamente secos, cuentan tanto o m¨¢s que las peticiones ecologistas. "Hay que ponerse de acuerdo de una vez, pero siempre atentos a los posibles riesgos sanitarios". En el mundo en v¨ªas de desarrollo, los arroces con vitamina A o cualquier otro tipo de grano reforzado con hierro, pueden salvar la vida de millones de personas. Y tambi¨¦n evitar la muerte de mujeres en edad f¨¦rtil.

Revoluci¨®n imparable

A pesar de la polvareda levantada por la aparici¨®n de las semillas tratadas en el mercado, la biotecnolog¨ªa es todav¨ªa una disciplina naciente. Muy pocos granos comerciales, aparte del ma¨ªz y la soja, han sido modificados. Tampoco existen a¨²n animales transg¨¦nicos listos para el consumo humano. Los cient¨ªficos partidarios de seguir adelante con estas investigaciones alertan, de todos modos, de lo imparable que ser¨¢ la revoluci¨®n biotecnol¨®gica en este siglo. En la conferencia escocesa, los "bioingenieros" recordaron que estos alimentos no se alteran s¨®lo para mejorar su sabor o evitar que se pudran demasiado pronto, como el caso de los tomates. Con el 40% de la producci¨®n agr¨ªcola mundial perdido por culpa de las plagas y malas hierbas, la demanda de semillas capaces de producir una cosecha entera a tiempo ser¨¢, seg¨²n ellos, imparable.

Los peligros del monopolio del mercado por parte de unas pocas multinacionales no fueron evitados en la cita de la OCDE, pero s¨ª tratados con cierto truco. Robert May, principal asesor cient¨ªfico del Gobierno brit¨¢nico, dijo, por ejemplo, que el consenso cient¨ªfico "sobre lo que es seguro y aceptable para el consumidor despejar¨¢ las dudas de todos acerca de los transg¨¦nicos". Si el nuevo organismo supervisor propuesto en Escocia consigue sus objetivos, pa¨ªses como Brasil, hoy libres de cosechas alteradas, podr¨¢n decidir por su cuenta y sin presiones empresariales si plantan dichas semillas en sus tierras.

En Europa, el debate es por fuerza distinto. Se trata aqu¨ª de averiguar si las cosechas modificadas da?an los terrenos agr¨ªcolas tradicionales; si aumentan la explotaci¨®n intensiva de las tierras de labor, o si la fauna aut¨®ctona desaparece por falta de alimentos como las malas hierbas o los insectos propios de la labranza. "Todos ellos son aspectos propios del debate, sin hambrunas, en pa¨ªses desarrollados", seg¨²n May. Para el mundo en desarrollo, por el contrario, la obtenci¨®n de un cacahuete nutritivo y libre de las prote¨ªnas que causan a veces alergias mortales, ser¨ªa un fruto muy valioso.

Un etiquetado m¨¢s preciso

La Conferencia de Montreal, en la que Europa y EEUU dirimieron sus diferencias sobre transg¨¦nicos, apenas fue mencionada en la reuni¨®n de la OCDE. El pasado mes de enero, 130 pa¨ªses acordaron en Montreal (Canad¨¢) el Protocolo de Bioseguridad, un texto que impone ciertas restricciones al comercio de organismos gen¨¦ticamente modificados. En esencia, ese protocolo permite a los pa¨ªses rechazar las importaciones de organismos transg¨¦nicos si existen dudas razonables sobre su seguridad para el medio ambiente o la salud. Este acuerdo es el primero que plasma el llamado "principio de precauci¨®n", ya que los pa¨ªses no precisan de evidencias cient¨ªficas s¨®lidas para vetar una importaci¨®n: basta con las dudas, o con la mera falta de informaci¨®n. El protocolo, no obstante, dej¨® sin definir si su contenido prevalece o no sobre los acuerdos de libre circulaci¨®n de mercanc¨ªas alcanzados previamente en el seno de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio.

Un aspecto que tampoco se resolvi¨® en la Conferencia de Montreal fue el etiquetado. Ayer, en Edimburgo se insisti¨®, sobre todo por parte de los europeos, en la necesidad de un etiquetado preciso. Esta petici¨®n fue apoyada por los representantes internacionales de los consumidores. En este sentido, los expertos se?alaron que en pa¨ªses como el Reino Unido, este etiquetado preciso no supera el 10% de los productos hoy a la venta. Asimismo, la Comisi¨®n Europea espera proponer mayor claridad en este terreno para los piensos animales antes de septiembre pr¨®ximo.

Otro aspecto tratado en la reuni¨®n de Edimburgo fue el de los avances asociados a la tecnolog¨ªa gen¨¦tica. Para cient¨ªficos como el estaodunidense Marc Weksler, de la Universidad Cornell, junto al desarrollo de los alimentos transg¨¦nicos, la biotecnolog¨ªa aportar¨¢ nuevas y definitivas vacunas. "Vacunas desarrolladas por ingenier¨ªa gen¨¦tica, como la del sarampi¨®n, que mata un mill¨®n de ni?os al a?o, o bien medicamentos que prevengan la malnutrici¨®n o ciertas enfermedades infecciosas, est¨¢n a la vuelta de la esquina", se?al¨®. En estos momentos, alrededor de un centenar de vacunas se deben a esta tecnolog¨ªa y, seg¨²n Gordon Conway, presidente de la Fundaci¨®n Rockefeller, "no hay duda de que si se llega a conseguir una contra el sida ser¨¢ con ingenier¨ªa gen¨¦tica".