Los andalucistas se vuelcan en la carrera interna por el control del partido y abandonan al candidato Las disputas internas se superponen a la lucha por el voto, que queda difuminada y sin fuerza
Los andalucistas no han esperado al 13 de marzo para hacer ostentaci¨®n de sus desavenencias. Los cuadros del PA han aprovechado la campa?a electoral para la carrera interna del congreso que se celebrar¨¢ a finales de a?o, en el que est¨¢ en juego el control del partido. Y esa carrera por el poder org¨¢nico incluye el abandono indisimulado de su candidato a la Junta, Pedro Paheco, que recorre Andaluc¨ªa sin m¨¢s apoyo que un grupo de amigos de Jerez que le siguen como a un torero su cuadrilla. La imagen de un partido cautivo por las guerillas familiares se ha superpuesto a la lucha por el voto.
Pasado el ecuador de la campa?a, la abulia inicial del aparato para respaldar a su candidato se ha transmutado en una suerte de desamparo oficializado, sin tapujos ni fingimientos. Sirva como ejemplo las palabras del secretario general, Antonio Ortega, ante unos perplejos periodistas. Requerida su opini¨®n sobre la actuaci¨®n de Pacheco en el debate en Canal Sur TV, sin mover un m¨²sculo espet¨®: "No lo vi porque estaba trabajando".Las trabas con las que se top¨® Pedro Pacheco para que se proclamara su nominaci¨®n (se lleg¨® a suspender hasta en tres ocasiones) y el extra?o dise?o de la precampa?a, en la que se antepuso la marca del PA a la imagen del candidato, han resultado ser s¨®lo la punta del iceberg de desprop¨®sitos que ha salido a flote en la recta final.
Empezando por la propaganda y pasquines: las fotograf¨ªas de Antonio Ortega, que es cabeza de lista de Sevilla al Parlamento, y Jos¨¦ N¨²?ez, el n¨²mero uno de C¨¢diz para el Congreso, se muestran en Almer¨ªa, Ja¨¦n o Granada en una paridad milim¨¦trica a la del aspirante a la presidencia de la Junta. Y adem¨¢s, junto a los tres candidatos locales, hasta sumar seis caras en un folleto acorde¨®n en el que Pacheco no recibe ning¨²n distingo.
El escaso soporte log¨ªstico que ha prestado la direcci¨®n se visualiza tambi¨¦n en la parca coincidencia con los dirigentes publicitados. Cuando el jerezano est¨¢ en Almer¨ªa, Ortega decide celebrar un acto en Ja¨¦n, o N¨²?ez en Algeciras, de manera que el espacio del PA en los medios de comunicaci¨®n se fracciona en varios apartados. El desorden de los m¨ªtines es otro reflejo del descuido del partido: el jueves, en Almer¨ªa, a Pacheco le precedieron cinco parlanchines teloneros, con el a?adido del grupo de sevillanas Salmarina. Al subir al atril, hab¨ªa transcurrido una larga hora y media. S¨®lo al ¨²ltimo de los participantes se le ocurri¨® mencionar al candidato, y porque iba a darle el paso para que tomara la palabra y cerrara el acto.
Pedro Pacheco viaja desasistido del abrigo org¨¢nico, en su coche particular, con un conductor, un asesor de la alcald¨ªa de Jerez y otros cuatro amigos personales que le siguen en un monovolumen con la intendencia de carteler¨ªa y el panel de las conferencias de prensa, encargada y pagada en Jerez. Antes de llegar a las ciudades donde va intervenir, ellos mismos se encargan de repartir pegatinas, chapas y mecheros con el rostro de Pacheco.
La desapasionada campa?a del PA en torno a su candidato ¨²nicamente se comprende en clave interna. Las tensiones por hacerse con el control del partido en el congreso que se celebrar¨¢ a finales de a?o es el verdadero motor de los encuentros, reuniones y declaraciones de cada uno. Varios grupos, de distinta procedencia y naturaleza -ninguno tiene por ahora la mayor¨ªa-, buscan alianzas y acuerdos, con la cobertura de la movilidad provincial consustancial a cualquier campa?a. Las consignas y orientaci¨®n del discurso no son precisamente los temas de conversaci¨®n entre los dirigentes.
Disparidad de criterios
De ah¨ª, contradicciones como las que se han visto estos d¨ªas entre el presidente andalucista, Alejandro Rojas-Marcos, Ortega y Pacheco. Mientras el primero dijo que se apoyar¨¢ a la lista m¨¢s votada tanto en el Congreso como en el Parlamento andaluz, el segundo asegura que en Madrid formar¨¢n un grupo con otros nacionalistas y no con los populares. Pacheco puso la guinda al calificar de "imposible" un gobierno mixto con el PP en Andaluc¨ªa.
En este clima de desconfianza m¨²ltiple, la proyecci¨®n p¨²blica de partido fracturado y cautivo de las guerrillas familiares se ha superpuesto a la lucha por el voto, difuminada y sin fuerza. No hay proclama o propuesta electoral que pueda resistir a declaraciones como las del alcalde andalucista de Algeciras, Patricio Gonz¨¢lez, quien pronostic¨® un "batacazo" a Pedro Pacheco, o a la sorprendente salida de Antonio Ortega al ser preguntado sobre c¨®mo vio a su candidato en el debate televisivo.
Pacheco, quien en un principio no quiso bajar a las disputas cainitas para no empa?ar su campa?a, solt¨® ayer, en San Fernado, una carga de profundidad sobre N¨²?ez. Tild¨® de "bastante complicado, pero no imposible" que ¨¦ste obtenga un esca?o en Madrid, "pese al apoyo que est¨¢ recibiendo del partido", informa Javier Ben¨ªtez.
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