A ver si repito JUAN JOS? MILL?S
No es cierto que no se aprenda nada en los m¨ªtines. Fui al del Partido Popular en C¨®rdoba, para moverme un poco, y cuando el ambiente comenzaba a decaer Aznar acus¨® a los socialistas de no leer a S¨¦neca. El Palacio de Deportes se vino abajo. Hasta ese momento se les hab¨ªa acusado de todas las perversiones que caben en el cuerpo de un pol¨ªtico sin que el p¨²blico vibrara de verdad. Pero la acusaci¨®n de no leer a S¨¦neca puso a siete u ocho mil personas en pie. Fue un momento glorioso. Preguntas que uno se hace: ?aplaud¨ªan a los socialistas por no leer a S¨¦neca? ?Se aplaud¨ªan a s¨ª mismos porque todos los congregados eran lectores voraces de S¨¦neca? ?Aplaud¨ªan a Aznar por poner al descubierto en el enemigo una carencia lectora deshonrosa? Dado lo inveros¨ªmil de las dos primeras hip¨®tesis, no hay m¨¢s remedio que optar por la tercera: Aznar hab¨ªa descubierto que en el PSOE no se lee a S¨¦neca devolviendo a los socialistas, con enormes reflejos culturales, la acusaci¨®n de que Piqu¨¦ no paga impuestos o alza bienes.
Al acabar el mitin, me refugi¨¦ en una cafeter¨ªa cercana, donde hab¨ªan ido a parar numerosos seguidores de Aznar. Logr¨¦ sentarme y al poco sorprend¨ª a las dos parejas de la mesa de al lado no leyendo a S¨¦neca con un descaro y una naturalidad impresionantes. Parec¨ªa que llevaban no ley¨¦ndolo toda la vida, pese a que evidentemente eran del PP. Claro, que se notaba que ya eran pesimistas sin necesidad de S¨¦neca, adem¨¢s de muy mayores. Maldita la falta que les hac¨ªa el fil¨®sofo cordob¨¦s a estas alturas, me dije. Lo importante es que ten¨ªan el valor y la gallard¨ªa de no leerlo a la vista del p¨²blico. No se escond¨ªan, en fin, como hacen otros.
Digo esto porque, ya de vuelta a Madrid, fui a un bar donde se re¨²nen muchos socialistas y me dediqu¨¦ a merodear con las solapas de la gabardina subidas. En esto, uno que estaba en la barra con un par de amigos se disculp¨® un momento para ir al servicio. Fui tras ¨¦l y lo sorprend¨ª en el lavabo no leyendo a S¨¦neca a hurtadillas. Para eso iba al servicio, para no leer a S¨¦neca de forma clandestina. Como lo conoc¨ªa de vista, me atrev¨ª a reproch¨¢rselo:
-Te he pillado. Vienes al servicio a no leer a S¨¦neca.
Se puso rojo como un tomate, pero neg¨® la evidencia.
-A quien no estoy leyendo es a John Dos Passos, balbuce¨®.
Le llam¨¦ mentiroso y volv¨ª al bar, donde en apenas dos horas descubr¨ª a siete u ocho socialistas m¨¢s que con la excusa de ir al lavabo o a llamar por tel¨¦fono permanec¨ªan un rato no leyendo a S¨¦neca en un rinc¨®n.
Debo, pues, al mitin de C¨®rdoba m¨¢s de lo que pod¨ªa imaginar. O sea, que no es que Aznar no diga nada. Es que a veces nosotros no le escuchamos bien. A ver si repito.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
