La odisea de crearse un empleo
La sociolog¨ªa nunca ha tenido buena prensa; muchos incluso niegan que pueda calificarse de ciencia. El escritor estadounidense Mark Twain aseguraba que existen tres clases de mentiras: mentiras, condenadas mentiras y estad¨ªsticas. Evidentemente, la sociolog¨ªa no es una ciencia exacta y si a esto le sumamos los escollos que existen para sacar adelante una empresa, cabe imaginar las dificultades a las que se enfrentaron tres alumnos de Sociolog¨ªa de la Universidad del Pa¨ªs Vasco (UPV) cuando decidieron montar un gabinete de investigaci¨®n social, Gestiker.Al principio incluso los mismos responsables de la idea creyeron estar haciendo una locura, pero el paso del tiempo y el crecimiento constante de su cartera de clientes les ha dado finalmente la raz¨®n. Hoy en d¨ªa reciben trabajos por medio de otras empresas, tanto vascas como de Madrid, y tambi¨¦n a trav¨¦s de clientes propios, como Tele 5, el Gobierno vasco, Comisiones Obreras, asociaciones de comerciantes o la propia UPV.
La historia comienza en ese duro trance que supone pasar de la Universidad a la b¨²squeda de empleo. Ante las nulas perspectivas que se avecinaban, Alfonso Pulido, Aitor Urquijo y Ricardo Jim¨¦nez decidieron crear su propia empresa y pidieron las ayudas que la Diputaci¨®n Foral de Bizkaia ofrec¨ªa a trav¨¦s de su proyecto Dema. Antes, acudieron a la facultad a por asesoramiento. "La Universidad est¨¢ alejada de la realidad. Aunque recibimos buenos consejos de algunos profesores, ha sido el d¨ªa a d¨ªa el que nos ha ense?ado a trabajar y a entender la vida real, hasta tal punto que en una ocasi¨®n un profesor al que le hab¨ªan concedido dinero para investigar nos pidi¨® ayuda para sacar adelante su proyecto", comenta Pulido.
En muchas ocasiones son los docentes los que dificultan la inserci¨®n laboral de los reci¨¦n licenciados, como explica el propio Pulido: "Cuando vas buscando empleo te das cuenta de que hay profesores que est¨¢n acaparando varios trabajos, lo que ya de por s¨ª complica la situaci¨®n".
En 1996 consiguieron una peque?a ayuda econ¨®mica y un local dentro del Elkartegi Arana, el vivero de empresas que dicha instituci¨®n posee en la capital vizca¨ªna. El que recibieran poco apoyo en comparaci¨®n con otros proyectos fue, parad¨®jicamente, un elemento positivo: "Las subvenciones vienen bien, pero tienen el peligro de que te relajan y acabas viviendo en una situaci¨®n ficticia que puede conducirte al fracaso, como les est¨¢ pasando a otras empresas de este tipo", asegura Urquijo.
Para empezar a trabajar, tuvieron que replantearse todos los conceptos te¨®ricos que les hab¨ªan ense?ado en la Universidad. "Queremos cargarnos la sociolog¨ªa, desmenuzar los procesos cient¨ªficos que no piensan en las personas", afirma rotundo Pulido. "Esto no significa que no seamos cient¨ªficos, sino que intentamos simplificar nuestro trabajo para satisfacer las necesidades de nuestros clientes", matiza.
Consejos a medida
En seguida comprendieron, por tanto, que la clave resid¨ªa en realizar productos a medida. "Lo que la gente desea al final son unos peque?os consejos y orientaci¨®n comercial para sus negocios, y eso es lo que les ofrecemos", explica Urquijo. Para ello, se especializaron en los estudios cualitativos, algo inusual en una sociedad tan preocupada por los n¨²meros y los porcentajes. Asimismo, tuvieron que luchar con el fuerte intrusismo profesional que existe en este mercado, debido en gran parte a los propios soci¨®logos. "Hemos endiosado tanto la sociolog¨ªa que no hemos querido entrar en el mercado y nos han quitado el puesto los sic¨®logos, gestores, etc¨¦tera. Adem¨¢s, todo el mundo cree que puede ser soci¨®logo", cosa que no se da en otras profesiones, afirma Urquijo.
Otra dificultad fue el concepto de investigaci¨®n social que ten¨ªan sus potenciales clientes. "La gente cree que las investigaciones son enormes y muy costosas, tal vez porque piensan en las encuestas electorales o en los estudios de grandes empresas. Pero por 150.000 pesetas podemos hacer un estudio de mercado igual de ¨²til para un peque?o empresario", explica Pulido. El desconocimiento es tal que "algunas personas llegan a pensar cuando intentamos organizar un grupo de discusi¨®n que les queremos vender enciclopedias", comenta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.