Todos los p¨¢rvulos vienen de lejos

Esta ma?ana, Najwa y F¨¢tima est¨¢n contentas como nunca. A pesar de tener s¨®lo cuatro a?os, est¨¢n compartiendo clase, y sobre todo juegos, con sus compa?eros de P-5, un a?o mayores que ellas. Gracias a esta experiencia, Najwa, F¨¢tima y los dem¨¢s compa?eros de su curso pueden relacionarse, dentro de la escuela, con ni?os aut¨®ctonos y catalanohablantes. Si no compartieran clases con los ni?os mayores, los alumnos del grupo de P-4 de la escuela La Monjoia de Sant Bartomeu del Grau (Osona) lo tendr¨ªan dif¨ªcil para integrarse en Catalu?a, puesto que todos son hijos de inmigrantes magreb¨ªes.La experiencia de juntar grupos varias horas a la semana es la principal herramienta que han ideado los profesores de la escuela p¨²blica de Sant Bartomeu del Grau para ayudar a la integraci¨®n de los numerosos ni?os magreb¨ªes que all¨ª estudian. Hace ya mucho tiempo que en la escuela hay hijos de inmigrantes, pero hasta este a?o no se hab¨ªa dado el caso de que toda una clase fuera de origen magreb¨ª, concretamente la de cuatro a?os. Para permitir la integraci¨®n de estos alumnos, todo el profesorado de la escuela La Monjoia decidi¨® apostar por la imaginaci¨®n y por "adaptar la escuela a los ni?os y no al rev¨¦s", tal y como asegura la jefa de estudios Teresa Feu.

Entre los cambios introducidos en el funcionamiento de la escuela se encuentra la fusi¨®n de dos grupos durante al menos dos horas diarias. De esta forma, los ni?os de P-4 se relacionan con los de P-5, un grupo en el que hay pocos ni?os magreb¨ªes. Las horas en que los dos grupos trabajan conjuntamente, los maestros organizan actividades que obliguen a los ni?os a estar en contacto permanente y a relacionarse de forma muy estrecha. As¨ª practican el catal¨¢n y llevan a cabo experiencias de intercambio cultural permanente.

Para los ni?os mayores, mayoritariamente catalanohablantes, compartir clase con los m¨¢s peque?os no significa ning¨²n problema. El director de la escuela, Josep Maria Freixenet, asegura que los mayores se sienten con la obligaci¨®n de ense?ar lo que ya han aprendido a los m¨¢s peque?os. "Como saben que tendr¨¢n que ense?ar a los peque?os, los de m¨¢s edad se espabilan en aprender m¨¢s r¨¢pido".

Por el momento la experiencia es todo un ¨¦xito. As¨ª lo demuestra el hecho que, en tan s¨®lo un a?o, muchos de los ni?os del grupo de P-4 han conseguido un nivel ¨®ptimo de catal¨¢n y de comprensi¨®n de las explicaciones de los maestros. "Hace un a?o, muchos de ellos no entend¨ªan absolutamente nada de lo que les explic¨¢bamos", cuenta Teresa Feu mientras ayuda a F¨¢tima, de cuatro a?os de edad, a vestir su disfraz de princesa. Para sentirse m¨¢s elegante, la ni?a no duda en pedir la funara, un elegante pa?uelo ¨¢rabe que desde este curso forma parte del vestuario del taller de disfraces de la escuela.

Aparte de la realizaci¨®n de clases conjuntas, el centro osonense ha trabajado a fondo para vincular a los padres magreb¨ªes con la educaci¨®n de sus hijos. Peri¨®dicamente hay encuentros entre todas las madres, tanto inmigrantes como aut¨®ctonas. Debaten sobre la educaci¨®n de sus hijos y se explican sus problemas. "Para unas es la excusa perfecta para salir de casa, para otras significa poder dedicarse toda una tarde a s¨ª mismas", asegura la jefa de estudios.

El caso de la escuela de Sant Bartomeu es casi ¨²nico en Catalu?a, puesto que, adem¨¢s de contar con toda una clase con ni?os de origen magreb¨ª, este colectivo supone el 35% del total de los alumnos de la escuela. Otras poblaciones de la comarca de Osona tambi¨¦n han visto como en los ¨²ltimos a?os se ha incrementado mucho el n¨²mero de alumnos de origen magreb¨ª y que requieren una atenci¨®n especial por el desconocimiento del idioma vehicular. En el caso de Vic, para el pr¨®ximo curso se prev¨¦ que los alumnos magreb¨ªes supongan el 17% del total de los que empiezan el parvulario. Hace cinco a?os s¨®lo eran el 3,5%. En Manlleu las cifras son similares. Del 11% del actual curso, se pasar¨¢ a un 17,3%.

Una de las escuelas de Vic que mayor n¨²mero de inmigrantes recibe es la Balmes-Andersen. Ramon Sitj¨¤, profesor de este centro, asegura que el hecho de que en una clase haya cuatro o cinco ni?os de origen magreb¨ª no supone ning¨²n problema. "A los tres a?os, todos los ni?os son exactamente iguales y hay que darles las mismas oportunidades", sentencia Sitj¨¤, que as¨ª pretende tranquilizar a los padres que temen que la presencia de inmigrantes en el aula haga bajar el nivel de la educaci¨®n que reciben sus hijos.

Ahora, la comunidad educativa cree que hay que mejorar la educaci¨®n secundaria para que permita seguir trabajando en la integraci¨®n de los inmigrantes. En el caso de Sant Bartomeu, el profesorado se queja de que los ni?os de 12 a?os ya tengan que ir a estudiar al instituto de Vic, lo que les crea algunos problemas para adaptarse al ritmo de la secundaria, dado que el profesorado ya no puede estar tan pendiente de cada alumno como en las escuelas de pueblo. Esto desanima a los profesores de la escuela p¨²blica La Monjoia que no han ahorrado esfuerzos para conseguir la integraci¨®n de los inmigrantes a la escuela, y les ha llevado a pedir a la Generalitat que en el mismo pueblo se pueda impartir, por lo menos, la primera parte de la ESO. De momento no ha habido respuesta.