V¨ªctimas de Hassan II
Fatma y Mamia Salek Abdessamed cometieron el delito de haber nacido en una familia saharaui que se opuso a la invasi¨®n de Marruecos. Con 19 y 14 a?os respectivamente, la condena que les impuso el r¨¦gimen que entonces dirig¨ªa Hassan II fue recluirlas en dos de las c¨¢rceles m¨¢s l¨²gubres del pa¨ªs -cuya existencia ha ocultado el reino alauita- en las que han permanecido durante 16 a?os. Estas dos hermanas vieron c¨®mo su juventud se consumi¨® detr¨¢s de los muros de los centros de reclusi¨®n de Agdez, donde pasaron cinco a?os y Kalaat Maguna, situados ambos en plena cordillera del Atlas, al sudeste de la tur¨ªstica Marraquech. En la primera c¨¢rcel muri¨® su madre, Batul, en junio de 1977, y seis a?os m¨¢s tarde, perdieron a su padre, Salek. No fueron los ¨²nicos. Otros cuarenta compa?eros de celda se dejaron la vida entre las rejas de los penales marroqu¨ªes fruto de las paup¨¦rrimas condiciones en las que les manten¨ªan sus cuidadores. A las repetidas violaciones, descargas el¨¦ctricas o la convivencia con sus compa?eros muertos, se un¨ªa el ¨²nico alimento que recib¨ªan: sopa aguada con algo de pasta, lo que les hac¨ªa encadenar las enfermedades en el caso de que lograran escapar de la muerte. Pero ni tras expirar se libraban los recluso de las delicadezas de los guardas marroqu¨ªes. F¨¢tima no olvida c¨®mo les romp¨ªan la columna para asegurarse de su fallecimiento y encajarlos de esta forma mejor en las fosas comunes. "Nuestros muertos ni siquiera constan en registro alguno", se?ala, "est¨¢n desaparecidos, como si nunca hubieran nacido". Comisiones Obreras, con motivo de la cercan¨ªa del d¨ªa de la mujer trabajadora ofreci¨® ayer un acto de homenaje a las mujeres saharauis, fundiendo, de esta forma, la reivindicaci¨®s de la igualdad de sexos con la relacionada con la libertad del pueblo saharaui. Junto a Fatma y Mamia se dieron cita en la sede del sindicato en Valencia, adem¨¢s de representantes de CC OO, el delegado del Frente Polisario en la Comunidad, Mohamed Al¨ª, y Santiago Do?ate, dirigente de la asosciaci¨®n Salam, Santiago Do?ate, quien destac¨® la desaparici¨®n de un millar de saharauis desde1976 pot motivos pol¨ªticos de una poblaci¨®n de medio mill¨®n de personas.
Todo parec¨ªa indicar que las hermanas Salek Abdessamed engrosar¨ªan esta lista de v¨ªctimas, pero la desesperaci¨®n les salv¨®. En 1986, una huelga de hambre iniciada por las mujeres del penal de Kalaat, a la que se sumaron luego los hombres, logr¨® que recibieran asistencia hospitalaria los reclusos enfermos. Mamia logr¨® que le operaran la ves¨ªcula, lo que no le evito ser esposada por los tobillos tras la intervenci¨®n. En 1991, gracias a una campa?a internacional de denuncia sobre las condiciones de los presos saharauis en Marruecos emprendida por Amnist¨ªa Internacional y otras organizaciones no gubernamentales fueron confinadas a "otra carcel m¨¢s amplia y cruel": su liberaci¨®n en la ciudad "ocupada" de El Aai¨²n. All¨ª, fueron "perseguidas sistem¨¢ticamente" por las autoridades marroqu¨ªes, la polic¨ªa y los agentes que se encuentran en el Sahara, el Departamento de Defensa de los Territorios. Una patera rumbo a Canarias, junto a tres sobrinos, sac¨® a Fatma y Mamia de la pesadilla que comenz¨® en 1976. Sus esperanzas se centran ahora en obtener el reconociemiento de asiliadas pol¨ªticas.
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